Fedecamaras
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En Venezuela somos 30 millones de personas que
queremos un mejor futuro.
Queremos un país con
fuentes de empleo y salarios decentes, tierras
productivas, anaqueles llenos y donde ahorrar
sea posible.
Un país donde el bienestar de las familias
esté fundado en el esfuerzo de los venezolanos, la
fortaleza de su aparato productivo, el emprendimiento y
la innovación, un país donde los jóvenes vean futuro.
Después
de la mayor bonanza petrolera de nuestra historia,
ese país que soñamos y queremos, debería ser nuestra
realidad.
Venezuela es hoy un país muy distinto al que queremos.
La economía nacional se ha deteriorado con cada terreno
expropiado que dejó de producir, con cada obra de
infraestructura que se dejó inconclusa, con cada trámite
burocrático innecesario, con cada divisa que se adjudicó
a empresas de maletín pero se le negó la adquisición de
materia prima al sector formal constituido y también con
cada amenaza hecha a la iniciativa privada.
La dirección
que siguió la política económica en estos años impuso
incertidumbre, obstáculos y conflictos, cuando lo que necesitamos
para crecer es un marco que premie y promueva
el esfuerzo y la cooperación.
Tenemos una economía
débil porque se perdió la confianza que es indispensable
para la inversión y el emprendimiento, y no puede haber
bienestar sin crecimiento, ni crecimiento sin inversión.
Los empresarios creemos en el futuro de los venezolanos
y de Venezuela.
Estamos convencidos de que trabajando
juntos podemos generar trabajo decente, producir
los bienes y servicios que necesita la población, y
sustentar el aumento permanente de la calidad de vida
de todos.
Ahora, más que nunca, en medio de grandes
dificultades, asumimos la responsabilidad de ofrecerle
al país una propuesta para salir adelante.
En nuestro
documento “Compromiso con Venezuela”, aprobado en
nuestra 70° Asamblea realizada en Paraguaná en junio de
2014, propusimos una completa agenda de desarrollo basada
en el diálogo y el reconocimiento de nuestra realidad
social.
Ahora, un año después, seguimos avanzando
en esta agenda y presentamos una serie de principios,
acciones concretas en un plan integral y sistémico de transformación de nuestro marco regulatorio para recuperar
la confianza, apoyar la producción y evitar un
mayor deterioro de la economía y del bienestar de las
familias venezolanas.
Nos enfrentamos a problemas económicos profundos y
complejos.
No podemos responder a esa realidad con
medidas parciales y, especialmente, no podemos responder
con medidas que vayan en la misma dirección que las
que nos trajeron a esta crisis.
Tenemos que cambiar el
rumbo, y eso no es sencillo, pero es posible.
Necesitamos
que nuestro marco regulatorio busque una actuación
balanceada, justa y predecible de la ley; reduzca los obstáculos
burocráticos a la producción y proteja el bienestar
de los más vulnerables porque el crecimiento solo será
sostenible si va de la mano con la justicia y la equidad.
El que cada acción se realice con base en estos claros objetivos
de lograr la recuperación y transformación positiva
de nuestra economía es un elemento clave de esta propuesta.
Una propuesta sistémica que va más allá de una
colección de medidas aisladas que deben ser entendidas
como el conjunto de transformación que requiere
nuestro marco regulatorio y nuestra economía.
No
basta con corregir el sistema cambiario si los recursos no
se manejan en un esquema libre y con certidumbre.
Poco
ayuda tener un mejor esquema cambiario si no se realizan
cambios sustantivos en los esquemas de intervención directa
en las actividades productivas.
Solo mediante la aplicación
global y sistemática de estas medidas se podrán
obtener los beneficios de los cambios propuestos.
La experiencia internacional es evidencia de que el desarrollo
se persigue con pragmatismo, sabiendo que una
buena medida es la que logra convertirse realmente en
bienestar, y lo que no ha funcionado debe modificarse.
Debemos comprometernos a trabajar desde ya para implementar
medidas acertadas, con la vista puesta en el
largo plazo, sin trabas ideológicas.
Trabajando juntos podemos
hacer mucho más que sobrevivir.
Con el esfuerzo
de todos podemos construir la economía fuerte y de
oportunidades que todos los venezolanos queremos.
Es momento de empezar.
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