El Estado de La Inseguridad Alimentaria en El Mundo.
Las múltiples dimensiones de la seguridad alimentaria
En El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo 2013 se presentan estimaciones actualizadas de la subalimentación y los progresos realizados hacia las metas relativas al hambre fijadas en el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM 1) y en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA). La evaluación más reciente muestra que se han hecho nuevos progresos hacia la meta del ODM 1 para 2015, que sigue estando al alcance de las regiones en desarrollo en su conjunto, a pesar de que persisten notables diferencias entre las regiones y son precisos grandes esfuerzos adicionales de manera inmediata.
El informe de 2013 trasciende la medición de la privación de alimentos, ya que en él se presenta un conjunto más amplio de indicadores que intentan reflejar el carácter multidimensional de la inseguridad alimentaria, los factores determinantes de esta y sus efectos. Este conjunto de indicadores, compilado en relación con cada país, permite obtener una imagen más matizada de la situación por lo que hace a la seguridad alimentaria, así como orientar a los responsables de la formulación de políticas en la elaboración y aplicación de medidas claramente orientadas y eficaces que puedan contribuir a la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición.
Sobre la base de ese conjunto de indicadores, en el informe también se examinan en más detalle las experiencias diversas de seis países; dicho examen proporciona una imagen mixta de avances y retrocesos.
En conjunto, las experiencias de estos países demuestran la importancia de la protección social y las iniciativas dirigidas a mejorar la nutrición; de políticas para incrementar la productividad agrícola y potenciar el desarrollo rural; de fuentes diversas de ingresos; y de un compromiso a largo plazo para incorporar de forma general la seguridad alimentaria y la nutrición en las políticas y los programas públicos.
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Acerca de la colección
El objetivo de El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo es sensibilizar acerca de los problemas globales relacionados con el hambre, examinar las causas fundamentales del hambre y la malnutrición y seguir los progresos hacia la consecución de los objetivos relativos a la reducción del hambre establecidos en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996 y la Cumbre del Milenio. La publicación está dirigida a una amplia audiencia, que incluye a los responsables de la formulación de políticas, las organizaciones internacionales, las instituciones académicas y el público general interesado en los vínculos entre la seguridad alimentaria y el desarrollo humano y económico.
Mensajes Clave
- Se calcula que durante el período 2011-13 había un total de 842 millones de personas ―alrededor de una de cada ocho personas en el mundo― aquejadas de hambre crónica, es decir, que habitualmente no comen lo suficiente para llevar una vida activa. Esta cifra es inferior a los 868 millones registrados en el período 2010-12. El número total de personas subalimentadas ha disminuido en un 17 % desde 1990-92.
- En las regiones en desarrollo en conjunto se han realizado avances significativos hacia la consecución de la meta del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM 1) relativa al hambre. Si la tasa de disminución anual media registrada durante los últimos 21 años se mantiene hasta 2015, la prevalencia de la subalimentación se situará en un nivel cercano a la meta. Para alcanzarla sería necesario realizar grandes esfuerzos adicionales de manera inmediata.
- El crecimiento puede permitir aumentar los ingresos y reducir el hambre, pero un mayor crecimiento económico puede no llegar a todos. Además, puede que no desemboque tampoco en más y mejores puestos de trabajo para todos, a menos que las políticas se dirijan específicamente a los pobres, sobre todo los de las zonas rurales. En los países pobres, la reducción del hambre y de la pobreza se logrará únicamente si el crecimiento es no solo sostenido, sino también ampliamente compartido.
- Pese a los progresos globales, persisten marcadas diferencias entre las regiones. El África subsahariana sigue siendo la región con mayor prevalencia de la subalimentación, con avances modestos en los últimos años. Asia occidental no muestra progresos, mientras que Asia meridional y el África del Norte muestran progresos lentos. En la mayoría de los países de Asia oriental y sudoriental, así como en América Latina, se han producido reducciones significativas tanto de la prevalencia de la subalimentación como del número estimado de personas afectadas.
- La seguridad alimentaria es una condición compleja. Sus dimensiones ―disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad― se entienden mejor si se presentan a través de un conjunto de indicadores.
- La subalimentación y la desnutrición pueden coexistir. Sin embargo, en algunos países las tasas de desnutrición, según indica la proporción de niños con retraso del crecimiento, son considerablemente más altas que la prevalencia de la subalimentación, según indica la insuficiencia del suministro de energía alimentaria. En estos países, son cruciales intervenciones de fomento de la nutrición para mejorar los aspectos nutricionales de la seguridad alimentaria. Las mejoras exigen una serie de intervenciones de fomento de la seguridad alimentaria y de la nutrición en los ámbitos de la agricultura, la salud, la higiene, el abastecimiento de agua y la educación, con especial atención a las mujeres.
- Las políticas encaminadas a aumentar la productividad agrícola y la disponibilidad de alimentos, especialmente cuando van dirigidas a los pequeños agricultores, pueden permitir reducir el hambre incluso allí donde la pobreza es generalizada.Cuando se combinan con medidas de protección social y de otro tipo que incrementan los ingresos de las familias pobres disponibles para la compra de alimentos, pueden tener un efecto incluso más positivo y estimular el desarrollo rural, mediante la creación de mercados florecientes y de oportunidades de empleo, haciendo posible un crecimiento económico equitativo.
- Las remesas, que han alcanzado un volumen a escala mundial tres veces superior a la asistencia oficial para el desarrollo, han tenido repercusiones significativas en la pobreza y la seguridad alimentaria. Este informe sugiere que las remesas pueden contribuir a reducir la pobreza y, por ende, a la reducción del hambre, a la mejora de las dietas y, si se establecen políticas adecuadas, al aumento de las inversiones en las explotaciones agrarias.
- Para reducir el hambre es clave un compromiso a largo plazo con la integración de la seguridad alimentaria y de la nutrición en las políticas y programas públicos en general. Mantener la agricultura y la seguridad alimentaria en lugar destacado del programa de desarrollo, mediante reformas amplias y mejoras en el clima de inversión apoyadas por medidas de protección social sostenidas, es crucial para el logro de reducciones importantes de la pobreza y de la subalimentación.
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