El País Rural
En el campo está la solución alimentaria y también gran parte de la ambiental y la social.
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
Ubicado entre la ciudad y la frontera e incluyéndola, el país rural sigue tan ignorado como incomprendido. Tanto así que en medio de la más peligrosa escasez que es la de alimentos, todavía se da la espalda al campo en favor de los puertos y las importaciones.
En estas condiciones se forza el atraso del país rural y la falta de visión y las ideas retrógradas que prevalecen, lo alejan como a toda Venezuela del progreso y la modernidad.
Mientras en el país rural aún marginados, productores y agrotécnicos mantenemos viva la esperanza en una Venezuela mejor. Junto a los demás trabajadores rurales, ratificamos la disposición a producir los alimentos que se requieren.
Para ello no tenemos mayores exigencias que las normales de cualquier productor agropecuario en el mundo entero: 1. Política agrícola sustentable que estimule y desarrolle el campo en base a eficiencia y competitividad en armonía con el ambiente. 2. Seguridad jurídica y respeto a la propiedad e inversión privada. 3. Libertad económica, de mercado y precios. 4. Seguridad rural. 5. Transparencia y control aduanero de las importaciones agrícolas. 6. Mejora de la infraestructura pública y desarrollo rural. 7. Sanidad agropecuaria. 8. Crédito agrícola de largo plazo. 9. Investigación y extensión agrícola. 10. Incorporación de agrotécnicos al campo.
Siendo la crisis alimentaria que vive Venezuela consecuencia directa de la falta de desarrollo agrícola y rural, gobiernos y gobernantes de hoy y de mañana, deben mirar y pensar en el país rural.
En el campo está la solución alimentaria del país y también gran parte de la ambiental y la social. Con agricultura y desarrollo rural sustentables, la vida y trabajo en el campo es una alternativa a las congestionadas ciudades.
En 1826 lo visualizó Andrés Bello en su poema Silva a la agricultura de la zona tórrida: "El campo es vuestra herencia; en él gozaos. ¿Amáis la libertad? El campo habita" (...) "Oh jóvenes naciones, que ceñida alzáis sobre el atónito occidente de tempranos laureles la cabeza. Honrad el campo, honrad la simple vida del labrador, y su frugal llaneza. Así tendrán en vos perpetuamente la libertad morada y freno la ambición, y la ley templo".
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