Supermercados venden solo 2 litros de leche líquida por persona
Los inventarios reducidos del lácteo en los anaqueles de los supermercados del estado Zulia obligaron a limitar la venta a dos litros por persona. "Está pelado y te obligan a comprar 500 bolívares para llevar un producto regulado”, lamentan los consumidores.
Yasmin Ojeda La Verdad
La leche líquida pasteurizada a precio regulado llegó a los supermercados de Maracaibo. Los inventarios reducidos obligaron a limitar la venta a dos litros por persona. En la lista de “nuevas restricciones” emitida por la Gobernación en coordinación con la Asociación Zuliana de Supermercados y Afines (Azusa) se omite la presentación. Sí se ordena un kilo de leche en polvo semana, y cuatro litros para el caso de la presentación en UHT.
Pedro López, comprador, cargó con dos cartones de leche. “Esto es lo que hay. Hay que salir a buscar más”, afirmó ante las imitaciones para hacer el abasto de la semana. Aprovechó que al momento de ingresar al supermercado ubicado en Bella Vista colocaban el lácteo en las neveras exhibidoras. Poco duraría; fuera del establecimiento la cola de compradores esperaba por obtener los dos litros.
María Márquez, ama de casa, no buscaba leche y decidió “llevar porque no se consigue”. Deseaba abastecerse de mantequilla y azúcar, “pero no hay”, relató acompañada de su hija, que sostenía las bolsas, en las que se veían paquetes de galletas de soda y un empaque de tres unidades de jabón de baño.
La colocación de tres productos de los más buscados por las familias no significó la normalización del abastecimiento para Elizabeth Astudillo, compradora. “No hay nada. Está pelado y te obligan a comprar 500 bolívares para llevar un producto regulado”. Cuestionó la condición obligada porque “la quincena es muy chiquita, y si cada vez hay que pagar 500 bolívares, no alcanza el dinero”.
“Feliz” porque pasó sin contratiempos por ser de la “tercera edad” en el supermercado estaba Irene Sánchez. Evitó el sol, el calor y el tiempo de espera de pie en la cola que rodeaba a otra cadena de tiendas de alimentos en Bella Vista. Aseguró que siempre ha “conseguido todo”, aunque en las bolsas solo cargaba papel higiénico y servilletas.
María Briceño, ama de casa, salió casi al mismo tiempo que Sánchez. No tardó en comprar. Con informe médico evadió la multitud que deseaba papel y compotas. Tenía un mes sin visitar las tiendas de alimentos. Suspiró al reconocer que por ser tercera edad y enferma accedió rápido al negocio.
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