Precios Justos para Los Alimentos
TOMÁS SOCÍAS | EL UNIVERSAL
Precios justos. Estas palabras las estamos escuchando desde hace años, desde distintos sectores, tanto del gubernamental, como del productivo y han servido hasta para hacer una ley que el Ejecutivo se ha encargado de aplicar, de manera férrea, e incluso, despiadada, si hablamos de los procedimientos que se han aplicado en los distintos establecimientos comerciales.
Es más, hasta una Superintendencia de Precios Justos ha sido creada, para garantizar que los productos lleguen al consumidor, cumpliendo esa última premisa.
Pero, ¿qué es un "precio justo"? ¿Se aplica ese concepto a todos los rubros, principalmente los alimenticios? ¿Qué determina el "precio justo" de un alimento? ¿Cuál es el criterio que se aplica para determinar el monto en bolívares que el consumidor final debe pagar por determinado producto? Son muchas interrogantes que se deben responder en este sentido.
Desde hace años, a través de esta columna, venimos promoviendo que el "precio" de los productos debe "ajustarse", paulatinamente, para que no haya el desfase que actualmente se está presentando en distintos rubros, principalmente en el caso de los alimentos.
Para citar un ejemplo, hay alimentos cuyos precios "ajustados" llevan un rezago de dos años y a estas alturas, hay materias primas que cuestan más que el producto final.
Poco a poco, el Ejecutivo ha venido publicando los "precios justos" de productos como carne, pollo, azúcar, leche, entre otros.
Los gremios correspondientes han denunciado que esos ajustes son insuficientes, pues no se corresponde con la estructura de costos, debido a que con el control de precios que ya lleva más de 10 años, cuesta más producir un rubro que, al final, el precio que se decide que se debe pagar, resulta irreal.
Otra consecuencia que estamos viendo con relación al control de precios, es que los rubros controlados no se encuentran en los anaqueles. En este sentido, lo que pasa con la carne de res y el pollo regulados, es un buen ejemplo.
El Ejecutivo determinó aumentar el precio de ambos productos, pero, los gremios correspondientes han afirmado que no es suficiente, mientras, por otro lado, a la hora de buscarlos en el mercado, no se consiguen, sino hasta dos y tres veces ese precio.
En las últimas semanas, un kilo de carne de res ha llegado a costar 600 bolívares, mientras que el Ejecutivo fijó ese precio en 200 bolívares. En las carnicerías y diversos expendios afirman que no consiguen la carne al mayor a ese precio, sino más caro y deben aplicar el costo al consumidor final, lo que termina perjudicando el bolsillo del ciudadano.
Hay infinidad de ejemplos similares y no podemos mencionarlos todos. Pero, lo que sí podemos decir es que la extensión del control de precios es la principal causa de estas distorsiones.
En los encuentros que el Ejecutivo ha sostenido con los diversos sectores productivos, se han hecho los planteamientos y propuesto las soluciones.
Lo ideal sería que el control de precios deje de estar vigencia, medida que podría tomarse junto con políticas que estimulen al sector productivo por un lado y que sigan ayudando a los sectores vulnerables por el otro.
Facilitar el acceso a los dólares y la disminución de los lapsos en los trámites para la importación de materias primas puede aportar soluciones.
Con la vigencia del nuevo sistema cambiario y la resolución del Ejecutivo de acelerar los trámites se espera que mejore la situación y se comiencen a ver los anaqueles llenos. No obstante, no es suficiente.
El "precio justo" de los alimentos y productos de primera necesidad deberían ser determinados por las reglas claras de la economía, no por imposición. Por el bien del país.
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