En supermercados las cajas operan a media máquina
En Bicentenario controlan venta de alimentos por persona.
ANGIE CONTRERAS C. | EL UNIVERSAL
Las colas para comprar alimentos y productos básicos no han disminuido. Si no se hacen para entrar al establecimiento deben hacerla al momento de pagar, para revisar la factura, la cartera o si no el carrito para comprobar que no excedan las cuotas de productos permitidas por persona.
En el interior de los locales las colas serpentean. El volumen de compradores supera la capacidad operativa de los supermercados, cuyas cajas registradoras son insuficientes para atender la demanda.
En un recorrido realizado por El Universal se evidenció que tanto en las cadenas privadas como en las públicas operan la mitad de las cajas registradoras.
Si bien es cierto que la ausencia de personal retrasa la atención al público dentro de estos establecimientos, también es cierto que en estos comercios existe una elevada demanda para comprar los productos de la cesta básica que están escasos, y que sólo se consiguen al precio regulado dentro de los supermercados.
Encargados de locales, que prefirieron reservar su nombre por no estar autorizados para declarar a la prensa, informaron que no cuentan con el personal suficiente para mantener todas las cajas operativas, por una razón: no todos los empleados acuden con regularidad a trabajar.
Expresaron que la inamovilidad laboral les impide sustituir al personal que falta de manera reiterada, y por incapacidad financiera las empresas no pueden aumentar la nómina.
Expresaron su preocupación por las sanciones que está colocando la Sundde por no tener todas las cajas operativas.
En el recorrido realizado por este diario se evidenció que en un supermercado situado en Chacaíto estaban operativas nueve de las 10 cajas registradoras. En otro situado en la Castellana cinco de diez,; mientras que en un conocido supermercados de Santa Eduvigis operaban la mitad de la cajas.
En el Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela de 52 cajas disponibles sólo 26 estaban atendiendo al público. En el establecimiento de la misma red ubicado en las Mercedes operaban cinco de diez.
A ese supermercado las personas llegaron a la cola desde las cinco de la madrugada. Denis Carreño llegó a las seis de la mañana y salió con sus bolsas a las 11:30. Tras cinco horas de cola compro dos kilos de azúcar, leche, arroz, pasta, harina, café y dos litros de aceite.
A esa hora entraban en grupos de 20 personas quienes llegaron a la cola a las 8 am.
En el Abasto Bicentenario de Plaza Venezuela se hace cola para ingresar al establecimiento y la venta de alimentos es controlada y racionada.
"Sólo pueden llevar lo de ustedes. Nada de llevar para la tía, la hermana o la prima. Cuatro de cada cosa y listo", gritaba un empleado dentro del local mientras los usuarios esperaban en cola para recibir los productos. Luego a los clientes les toca hacer la fila para pagar sus productos.
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