Cazahuellas administran la escasez
El
sistema biométrico moderniza peligrosamente la tarjeta de
racionamiento que se aplica en Cuba. Analistas opinan
que el uso de captahuellas para poder comprar alimentos
exhibe similitudes con la tarjeta que limita tales adquisiciones en la isla.
Yasmín Ojeda La Verdad
"Será un sistema perfecto", dijo el presidente Nicolás Maduro al anunciar la implementación del sistema biométrico en las cadenas de comercios públicas y privadas del país. En Zulia hay negocios en los que se inició con el ejercicio piloto que se extenderá a todas las redes, por orden oficial.
Los usuarios de esos establecimientos deberán presentar cédula y verificar su identidad en el captahuellas. Los cuestionamientos de un plan de racionamiento suenan en la opinión pública. Se critica la aplicación del mecanismo cubano con la tarjeta de racionamiento que cumplió 51 años en el gobierno comunista.
La Verdad consultó a Alejandro Gutiérrez, economista y analista de circuitos agroproductivos y de políticas agroalimentaria, sobre las semejanzas con el sistema cubano. Afirmó que “sí hay similitudes con la tarjeta cubana”, aunque es “más moderno”. En definitiva, “en ambos casos se trata de administrar la escasez. No se trata de eliminarla”.
Cuántos productos regulados por persona se venden y la frecuencia de compras, se define en la política dirigida a los supermercados locales a través de Asuza. Con el sistema biométrico se añade verificar la huella de cada comprador, revela la campaña informativa en los establecimientos.
Incógnitas surgen en la activación, lanzó Gutiérrez. “No hay detalles sobre cómo se instrumentará el control. Controlarán a bodegas de barrios, mercados municipales y buhoneros. Qué productos serán controlados. ¿Funciona CANTV tan bien como para garantizar que la plataforma tecnológica funcionará? Y por último, se resignará la población y no se rebelará ante esta nueva humillación”.
Camino errado
Si se pretende “reducir” la escasez de alimentos, el medio es “estimular la producción nacional”. Emma Segovia, ingeniera en agronomía y analista de distribución de alimentos, sentenció en entrevista con este rotativo que ese es el camino y “no el control”. Coincidió que se persigue controlar la falta de productos.
“El Gobierno no está contribuyendo con eso a un estímulo a la reactivación del proceso productivo. Están con mayor desestímulo. Es más de lo mismo. No está haciendo nada diferente”, cuestionó Segovia.
Para Gutiérrez “no se ataca las causas de la escasez” de alimentos, que se originaron por políticas económicas de controles de precios, del tipo de cambio, en los desestímulos para producir y en la creación inorgánica de dinero”. La aplicación del sistema biométrico “ataca el síntoma”.
Ahora se pretende controlar las compras y “está fallando”, resaltó Segovia. “El Estado quiso controlar todos los elementos y no está dando respuestas, porque su política agrícola no está respondiendo”. Invocó “producir más” antes de que la “anarquía” en aumento apunte a los mercados populares y comercio informal, a las bodegas, porque “ahí no hay sistema biométrico”.
Gutiérrez lamentó la “medida humillante para la población”. Y que el “Gobierno decidió seguir en sus errores en materia de política económica”: No auguró cambios. “Viene es más inflación, más pobreza, más corrupción, más escasez y represión”.
¿A buhoneros?
Andrés Eloy Méndez, superintendente de Precios, informó que en los próximos días fiscalizarán precios a mercados informales.
Verificarán la oferta de productos. El funcionario instó a evitar sanciones, de acuerdo a las penalizaciones de la Ley de Precios.
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