Petróleo y Alimentos

PEDRO E. PIÑATE B. |  EL UNIVERSAL

Un estudio reciente de 76 países incluidos en la Evaluación Anual Internacional de Seguridad Alimentaria del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos-USDA, recuerda que "otro de los productos básicos de importancia para muchos de estos países y su situación de seguridad alimentaria es el petróleo". 

Hasta su reciente baja, los índices de precios de petróleo y alimentos se mantenían altos relativos a sus niveles históricos.

De la fuerte caída de los precios del petróleo da cuenta este mayo 2015 el reporte mensual OPEP. En abril 2015 la cesta OPEP fue 50% más baja en 52,03 US$/barril desde 104,63 US$/b de abril 2014. Guardando relación, los alimentos han seguido la baja petrolera. 

Esto ofrece ventajas tanto a los países exportadores como a los  importadores de alimentos. El menor costo de la energía se traduce en menores costos de producción y de precios de alimentos tanto para los mercados internos como de exportación. 

Para los países importadores de alimentos la reducción del monto de la factura no se hace esperar, pero añade presión competitiva a sus producciones agrícolas.  Al final es mediante la productividad agrícola y los menores costos resultantes, que los agricultores pueden superar los menores precios del mercado y todavía lograr rentabilidad.

En el caso de Venezuela el tema de petróleo y alimentos tiene especial connotación. No solo por la caída del precio del petróleo, sino porque cientos de miles de barriles diarios están comprometidos como pago de deuda externa o en ayuda energética subvencionada  a otros países.  

Así la reducción del ingreso petrolero y lo inadecuado de las reservas internacionales, explican la sensible disminución de las importaciones agroalimentarias que se observa desde mediados de 2014 y en el primer cuatrimestre 2015, afectando la oferta total de alimentos al consumo.

Como vemos la falta de divisas no permite aprovechar los menores precios globales de alimentos. Por eso Venezuela debe priorizar el gasto e inversión pública en agricultura y asegurar las compras de agroinsumos por los productores privados. 

Además de la rápida capitalización, solo el incremento de la producción y productividad agrícola pueden disminuir la dependencia y la fuga de divisas por importaciones de alimentos.