Campo es Comida
Deben actualizarse y liberarse los precios controlados, estimulando la producción nacional.
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
Es un hecho que la economía y finanzas de Venezuela están muy comprometidas por ingresos petroleros a menos de la mitad, muy bajo nivel de reservas internacionales y no aplicar un plan de ajustes.
Mientras está importando menos alimentos y como no se producen suficientes, disminuye la oferta total al consumo y presiona al alza sus precios. Entre otros alimentos están la carne, el pollo, la leche y sus derivados, cuya menor oferta importada y total recuerdan nuestra urgencia agroproductiva.
La política de agricultura de puertos que da prioridad a la importación de alimentos en detrimento de la producción nacional, no es sustentable. Por eso siempre ha sido, es y será contraria al interés nacional, habiendo ya demostrado no proveer seguridad alimentaria.
Sobre la carne y el pollo importados, durante el primer trimestre de 2015, las estadísticas oficiales de exportación desde Brasil a Venezuela, confirman que disminuyeron, y por tanto también la oferta disponible de carne y pollo a los consumidores venezolanos.
Esto explica los problemas de abastecimiento y la presión inflacionaria actual por su demanda insatisfecha. Problemas que son más marcados en carne de res por su mucha menor producción nacional que la de pollo.
En el caso de la leche y sus derivados, el déficit de producción anual al consumo normativo, estimado sobre 2.000 millones de litros, no lo cubren las importaciones.
Allí están las compras venezolanas de queso desde Uruguay que según estadísticas de Inale (abril 2015) y cálculos propios, cayeron 63,64% durante el 1er. trimestre 2015 con respecto al promedio trimestral 2014.
Así en el 1er. trimestre 2015, Venezuela importó 2.052,88 TM o 24,41% del total exportado de 8.410 TM por Uruguay en ese período. En 2014 Venezuela importó queso uruguayo por la cantidad de 22.583,79 TM para un promedio de 5.645,95 TM trimestrales.
Como vemos, la caída de las importaciones de alimentos y sin contraparte nacional, confirman la necesidad y oportunidad de producir aquí más y mejores alimentos.
Para ello deben actualizarse y mejor liberarse los precios controlados, estimulando la producción nacional mediante una política agrícola sustentable, costo-eficiente y competitiva. Ciertamente, la comida segura está en el campo no en los puertos.
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