Se nos ha expropiado el exquisito aroma del café venezolano
Mundo Agropecuario se complace en incorporar a su biblioteca el artículo del Ing. Agr. M. Sc Werner Gutiérrez sobre la realidad de la situación de la producción del café en Venezuela. Es por esto que lo re-publicamos esta vez de forma completa.
Werner Gutiérrez Ferrer Mundo Agropecuario
Al hablar de la economía venezolana de los siglos XIX y buena parte del XX, es obligatorio referirnos al cultivo del cafeto.
En principio junto al cacao, y luego como rubro principal, el cultivo y exportación del café fue capaz durante muchos años de dinamizar la economía venezolana, aproximadamente el 70% de las explotaciones agrícolas cultivaban café.
Durante casi un siglo de nuestra historia, la producción y la comercialización del café venezolano en el mercado internacional se constituyó en la base de la economía nacional.
El bienestar y prosperidad de los pueblos andinos y el desarrollo de ciudades, como Maracaibo, está indisolublemente unido a la riqueza que ingreso al país por la exportación del verdadero “oro negro”, que nunca como nación, debimos abandonar.
Fue durante el año 1784, en el cual se estableció la primera plantación de este cultivo a escala comercial, en los jardines de la aldea de Chacao, Hacienda La Floresta.
De ahí comenzó a extenderse por diferentes regiones del país, para los primeros años del siglo XIX ya se consideraba importante la superficie establecida en Mérida y Táchira, y en menor escala en Trujillo, pero ya su presencia es registrada igualmente en las provincias de Carabobo, Barcelona, y Cumana entre otras.
El alza de los precios del café en el mercado internacional fue el impulso que llevo a algunos hacendados dedicados al cultivo del cacao a establecer el café en las aéreas de sus fincas no acordes para la siembra del cacao.
En la historia del país queda registrado que ya para el año 1830, definitivamente el cacao es sustituido por el café como principal rubro de exportación en la economía nacional.
El café se convierte entonces en el motor que impulsa el desarrollo de vías de comunicación fluvial y terrestre, nueva infraestructura y el desarrollo de comercios y banca pujante que lleva bienestar a los pueblos del interior del país, principalmente de los estados Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia.
Para esa época, la ciudad de Maracaibo es la principal beneficiaria del comercio internacional del café ya que es a través de su puerto donde el producto es llevado a Europa y Norteamérica.
Es así que ya para 1895 nuestro país llego a ocupar el tercer lugar entre los países con mayor producción.
Sin embargo, luego de esa fase de crecimiento y esplendor del cultivo del café en Venezuela, vendría una fase de estancamiento y más adelante de decadencia.
A partir de 1925 comienza de manera significativa el descenso en el volumen y calidad del grano exportado, estando ya para 1933 en el octavo lugar entre los exportadores del grano a nivel mundial.
Sin duda que la entrada en escena de la explotación petrolera fue uno de los principales causantes que la actividad económica del café se viera disminuida en nuestro país, entrando en un proceso caracterizado por la sobrevivencia, ante una realidad en la cual era muy poco probable que pudiese llegar a ser competitivo con el petróleo.
Este escenario de decadencia del rubro agrícola más importante de toda la historia venezolana, llega a su mayor punto de declive durante los últimos 15 años cuando Venezuela deja de ser un país exportador de café.
Según informaciones de algunas organizaciones, específicamente desde el año 2004 nuestro país no lleva café al mercado internacional, no obstante, según la OIC hasta el 2007 aparecemos entre los exportadores de café, mientras que el Gobierno nacional hizo anuncios de exportación en el año 2010 en el convenio con Bielorrusia, el cual sorprendió al país agrícola, ya que no era explicable que mientras aparecíamos entre los principales compradores del café nicaragüense, estuviésemos exportando café a otros países.
Ha sido de tal magnitud el daño causado que Venezuela para el presente año importará el 82 % de del café consumido en su mercado interno.
Superficie de siembra y producción de café en la Venezuela actual.
Lastimosamente los errores cometidos y la falta de visión de los distintos gobiernos que no lograron entender la frase de nuestro ilustre escritor y político Arturo Uslar Pietri de “sembrar el petróleo” nos llevaron a convertirnos en un país importador del espirituoso grano, y más grave aún, de continuar bajo el modelo económico y agrícola actual, el sector caficultor venezolano, podemos presagiar camina aceleradamente hacia su desaparición.
Para que mis lectores dimensionen el verdadero nivel de decadencia al que nos han llevado en el sector caficultor, tenemos que en la lista de productos alimenticios que anunció el gobierno nacional el pasado 11 de agosto de 2014 dentro del “Plan de lucha contra el contrabando” con prohibición de ser “exportados o extraídos fuera del país” aparece un ítem denominado “Alimentos materias primas y sus insumos”, en el cual está incluido increíblemente el “Café en grano, molido y tostado”.
Es decir el país que llego a ocupar el tercer lugar como mayor exportador de café, hoy tiene prohibición expresa de su gobierno, de continuar llevando su exquisito grano, al resto del mundo.
Para el año de 1999, al iniciar el Gobierno de Hugo Chávez Frías, se cosecharon en el país, 220.258 hectáreas de café. Para la cosecha 2014/2015, según las estimaciones presentadas por Fedeagro en su página web, la superficie cosechada solo alcanzo 168.426 hectáreas, representando una caída de “solo” 6.1 %, sin embargo, si lo comparamos con las 327 mil hectáreas cosechadas en Venezuela en 1950, equivale a una caída del 48.5 %, es decir, que en 65 años de historia, nuestro país perdió casi el 50 % de la superficie sembrada del grano que llego a ser considerado “uno de los mejores cafés del mundo, y el mejor café suave a nivel internacional”.
El manejo de nuestros cafetales en las ultimas décadas, lejos de permitir el incremento de los rendimientos por unidad de superficie como lo logro nuestro país vecino Brasil, que en diez años alcanzo a incrementar en 50 % su producción de café sin recurrir a la expansión del área sembrada, ha originado que en estos 17 años de gobierno Chávez – Maduro registremos disminuciones en la productividad, y por ende en el volumen total de café producido, al mezclarse dos peligrosos ingredientes, menor superficie cosechada y menor cantidad de granos colectados por unidad de superficie.
De cumplirse las proyecciones que se han presentado sobre los resultados de la cosecha 2015 – 2016, la caída en la producción de café en Venezuela desde 1999 al presente año estaría alrededor del 71 %, pasando de 79.854 toneladas del aromático grano (1.735.956 quintales de 46 kilogramos) a sólo 20.700 toneladas (450.000 quintales)
Caracterización del sistema cafetalero venezolano actual
El cultivo del cafeto se extiende en casi toda la geografía venezolana, siendo los principales productores los estados Portuguesa, Lara, Mérida Táchira, Trujillo, Sucre, Monagas y Yaracuy. Diversos estudios estiman que durante la historia contemporánea venezolana, previo al gobierno Hugo Chávez Frías – Nicolás Maduro, aproximadamente 40.000 familias, es decir, alrededor de 200.000 personas, su sustento, llego a depender directamente del cultivo, procesamiento y comercialización del café.
Un aspecto socioeconómico importante de resaltar es que alrededor del 80% de las fincas cafetaleras a nivel nacional poseen una superficie inferior a las 5 hectáreas, con predominancia de unidades de producción de 1 a 2 hectáreas de superficie, las cuales, más de un 90 % de las veces, son atendidas por sus propietarios y núcleo familiar.
Es importante acotar que un grupo significativo de estas explotaciones están localizadas en tierras marginales no idóneas para el cultivo del café.
Nuestra caficultura se caracteriza por presentar plantaciones viejas, se estima que el 90 % de ellas posee más de 20 años de establecidas, con unidades de producción con escaso o ineficiente apoyo financiero tanto público como privado.
Con respecto al manejo tecnológico que se le da a los cafetales encontramos que se sigue trabajando con las variedades tradicionales, aplicando en su mayoría solo las prácticas agronómicas básicas (manejo de la sombra, poda, fertilización y control de plagas, malezas y enfermedades) de manera rudimentaria cuando los productores logran conseguir los agroinsumos en el mercado.
Las deficiencias en cuanto a la utilización de nuevas tecnologías hacen poco eficiente el sistema, con un rendimiento promedio nacional de alrededor de los 6 quintales, muy por debajo de los rendimientos mostrados por países vecinos como Brasil 23, Colombia 15 o Costa Rica 19, sin embargo, esta situación no es imputable al caficultor venezolano si consideramos el escenario desfavorable que el gobierno ha establecido para el sector, con escasa a nula presencia de programas eficientes de transferencia de tecnologías por parte del estado, así como la falta de rentabilidad del sistema por los precios que le son arbitrariamente asignados a sus cosechas por parte del gobierno y la inexistencia de agroinsumos en el mercado.
El actual modelo nos ha expropiado el exquisito aroma del café venezolano
El presidente Hugo Chávez Frías liquida vía decreto de fecha 25 de octubre de 1999, al Fondo Nacional del Café (FONCAFE) dejando al sector cafetalero desprotegido de las funciones propias de este fondo, el cual había sido creado en 1975, generándose su nacimiento a partir del Fondo Nacional del Café y Cacao fundado en el año 1959.
Más tarde, en el año 2004, desde el estado Táchira, el presidente Chávez anuncia el “Plan Café” para ser desarrollado en el lapso 2004 al 2007. Según el anuncio presidencial este plan dispondría de suficiente apoyo institucional y financiero para garantizar “toda una revolución cafetalera nacional”.
Los representantes gubernamentales ofrecían una cosecha de 5.000.000 de quintales de café para el año 2010, evidentemente este plan fue todo un fracaso.
Para ese momento existían diseminadas por todas las regiones cafetaleras diversas organizaciones privadas de productores de naturaleza económica, bajo la figura de Cooperativas o de Paccas.
Un total de 36 Paccas se contabilizaron en un momento de la historia reciente del país las cuales nacieron con el propósito de eliminar la presencia de los intermediarios en la comercialización del café, y dar condiciones más favorables a los caficultores, a la vez de garantizarles financiamiento, insumos y asesoría a sus agremiados.
En lo personal fui testigo permanente del excelente trabajo que desarrollaba Pacca Sanare en el estado Lara, era un modelo exitoso con amplios beneficios para el productor y el sector caficultor del país.
Lastimosamente este modelo no era el común en el resto de estas organizaciones privada de productores en ese momento de la historia.
En ese intento controlador del gobierno de Hugo Chávez Frías crea a través del Decreto número 7.497, de fecha 22 de junio de 2010 la Corporación Venezolana del Café, S.A. (CVC) con el objeto de administrar, desarrollar, coordinar y supervisar las actividades de la nación en el sector cafetalero, teniendo dentro de su estructura tres empresas filiales Café Venezuela, Empresa Nacional del Café y Fama de América.
Hoy el gobierno tiene la exclusividad de la importación de café de países como Nicaragua y Brasil, y tiene bajo su control el 80 % de la capacidad instalada de las torrefactoras a nivel nacional, no obstante, la escasez de este producto en abastos y supermercados a nivel nacional supera el 70 %.
Con la desaparición de Foncafe, de las organizaciones privadas de productores, y la intervención del gobierno creando un “estado omnipresente y controlador” en todas las fases del proceso de producción, compra de cosecha, importación, transformación, procesamiento, empaque y comercialización del café, sin contar el sector con políticas claras que realmente favorezcan al agricultor y agroindustrial privado, se condena al sector caficultor venezolano a su fase de decadencia absoluta, y terminamos así de enterrar cualquier esperanza “por ahora” de recuperar el sitial de honor que tuvo el café venezolano en el contexto mundial.
La actual política de control de precios impide rentabilidad del cultivo
Para la primera semana del mes de octubre pasado, el para ese entonces ministro para la Agricultura y Tierras, Yván Gil, anunció que el precio del café verde categoría lavado fino quedaba establecido en 15.120 bolívares por quintal, el lavado superior a 11.340 Bs, el lavado a 9.072 Bs y el natural a 6.804 Bs.
El gobierno nacional, incluye en este anuncio, sin previa consulta con el sector caficultor, una nueva categoría del café (lavado fino), que desde agosto del 2013 se mantenía en tres tipos: lavado superior, lavado y natural corriente.
Las reacciones en contra de esta medida de parte de los gremios de agricultores no se hicieron esperar calificándola como absurda por no cubrir ni en un 50 % los costos de producción. Para ese momento el producir un quintal de café lavado tenía un costo de entre 15 mil a 18 mil bolívares, siendo fijado el precio de venta en la resolución del Ministerio de Agricultura en Bs. 9.072.
Similar situación es denunciada para el quintal de café natural cuyo costo de producción era para ese momento de 12.000 Bs, pero se determinó que el precio de venta fuera Bs. 6.804 el quintal.
Adicionalmente los productores llaman la atención acerca de la medida de establecer la nueva categoría de “lavado fino” considerando que el asignarle el mayor precio de venta a un producto que es de muy escasa producción en el país y que para obtenerlo es necesario la utilización de máquinas seleccionadoras que los caficultores no poseen, fue simplemente “un espejismo” y dejo al desnudo la ignorancia que los funcionarios del gobierno mantienen respecto al sector agricultor nacional.
Finalmente el gobierno nacional escucha parcialmente el reclamo de los agricultores y en nuevo anuncio elimina la categoría de lavado fino, y fija nuevos precios quedando de la siguiente manera: el café lavado superior a 15.120 bolívares el quintal, el lavado a Bs.15.000, el natural en Bs.13.000 y el natural corriente en 9.000 bolívares el quintal.
Los mismos satisfacen parcialmente el requerimiento del sector para octubre del pasado año, aun cuando algunas voces de los productores han aclarado que para el presente producir un quintal de café podría alcanzar hasta los 50.000 Bs.
Esta medida de control de precios de la cosecha del café, sin que los mismos sean revisados periódicamente en una economía con una inflación por sobre el 200 %, mantiene al sector sin poder cubrir los costos de producción y en otros casos con muy bajo margen de rentabilidad, que no les permite aplicar mejoras en el sistema productivo, ni refundar las plantaciones existentes afectadas por la enfermedad de la roya, por lo cual luce imposible “bajo el modelo agrícola y económico actual” el recuperar el sector ni en el mediano, ni en el largo plazo
Gracias a errores continuos durante muchos años, hoy Venezuela debe importar alrededor de 1.800.000 quintales de café, aproximadamente el 82 % de su consumo.
Según el profesor Carlos Machado Allison ya para el año 2012 las compras foráneas de este grano se traducían en “55.734,52 hectáreas de cafetales sembradas en otros países”, las cuales se estaban dejando de sembrar dentro de nuestras fronteras y alejando el bienestar y progreso de nuestras zonas rurales.
Finalmente algo para la reflexión, en 1998 al momento de ser electo presidente Hugo Chávez Frías para ocupar el cargo de presidente de todos los venezolanos nuestro país producía 3,3 kg de café por habitante, aun para ese momento, éramos un país exportador de este grano.
Hoy, 17 años después solo se produce 0,70 kg por habitante, y disminuyendo esta cantidad año a año.
El verdadero daño a nuestra caficultura no lo causa la roya, para su control existen suficiente adelantos tecnológicos a la mano, la destrucción de nuestra caficultura la sentenciamos desde el mismo momento que apareció un estado monopolizador y controlador.
En un periodo de 4 a 6 años podremos revertir por completo esta situación, para ello disponemos de tierras, conocimientos, tradición y compromiso, solo es necesario decidirnos a cambiar y escoger un nuevo modelo eficiente. Si Se Puede!
No hay comentarios:
Publicar un comentario