Ingenieros Agrónomos, nuestro compromiso con Venezuela
Werner Gutiérrez Ferrer Versión Final
Un 7 de mayo del año 1944 se crea la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos (SVIA).
Por esta razón cada 7 de mayo celebramos el “Día Nacional del Ingeniero Agrónomo”.
Nunca como hoy existió un momento tan propicio para revisar el indispensable aporte que estamos en capacidad de ofrecerle al país quienes hemos sido formados en el manejo de las herramientas para, a través del aprovechamiento racional del ambiente, producir alimentos su cientes y de calidad dentro de nuestras fronteras.
También es obligante dentro de esta profunda crisis del sector agroalimentario venezolano que los profesionales de la agronomía nos detengamos en un instante de re exión y autocrítica, analizando el porqué hemos cedido tantos espacios en el quehacer nacional, dejando que personas sin la capacidad ni la cualidad, dicten y dirijan las políticas públicas en las áreas de nuestra competencia.
Debemos evaluar igualmente cómo con nuestro silencio hemos permitido que la SVIA esté sumergida en un profundo estado de postración impulsado por intereses políticos particulares, que pretenden con nuevos rostros y viejas costumbres, seguir manteniendo posturas egoístas que en nada conducen a mejorar ni nuestro desempeño como profesionales, ni la conquista de beneficios laborales y gremiales de nuestros colegas.
Venezuela dispone de una superficie de tierras aptas para la producción agropecuaria solo superada por dos países en Latinoamérica, sin embargo, somos una nación netamente importadora de alimentos.
El 75 % del maíz amarillo, 50 % del maíz blanco, 70 % de la azúcar, 80 % del café, 50 % del arroz, 60 % de la carne de res, 70 % de la leche, 90 % de las grasas y 90 % de las caraotas que consumimos ingresan a través de nuestros puertos.
El país nos reclama no solo explicaciones del por qué no disponen de alimentos en sus hogares.
Exige de nosotros también las soluciones para salir de esta penosa situación.
Nuestro deber es hablarle con la verdad, dejando de lado posiciones acomodaticias como las que están mostrando en estos momentos las facultades y escuelas que nos formaron.
Igualmente, no es menos obligante el asumir nuestra responsabilidad para relanzar la Sociedad Venezolana de Ingenieros Agrónomos.
Debemos juntos, proponernos el devolverle sus momentos de gloria, que en otrora nos permitió vivir grandes satisfacciones.
Mi invitación es a celebrar nuestro día rede niendo nuestro papel como profesionales, mirando el horizonte con el compromiso ineludible de colocarnos frente al país para orientarlo en el camino hacia la construcción y consolidación de una nueva Venezuela agrícola, capaz garantizarle alimentos a su pueblo, cosechados por productores venezolanos, en tierras venezolanas, asesorados por Ingenieros Agrónomos venezolanos.
¡Sí se puede!
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