Alberto Adriani: Su Visión Internacional
JESÚS E. MAZZEI ALFONZO | EL UNIVERSAL
El próximo 14 de junio, se cumplirá un año más de su nacimiento, para los conocedores de las finanzas públicas, es el más brillante ministro de Hacienda que ha tenido la nación.
Fundador del Ministerio de Agricultura y Cría, fue un hombre que se adelantó a su tiempo; percibió y comprendió adecuadamente los principales problemas de la Venezuela de los años veinte y treinta.
Con clara lucidez prospectiva e intelectual visualizó los primeros problemas que podía tener la estructura económica nacional con la irrupción del petróleo en el sistema productivo, si no se tomaban medidas apropiadas.
Complementó sus conocimientos con una experiencia organizacional, en diversos organismos internacionales y en la Cancillería venezolana en particular, lo que le permitió tener una amplia visión de las cuestiones políticas y económicas de esos años a nivel nacional e internacional.
Su experiencia en el mundo diplomático es realmente interesante, porque como secretario de la Delegación en Ginebra redactó muchos de los informes o memorandas que transmitía a Venezuela.
En este artículo, deseo centrarme en su experiencia internacional, que fue un complemento de su formación profesional, primero ejerció roles como Cónsul de Venezuela en Ginebra en 1921, entre mayo de ese año y noviembre.
Allí ingresa a la Universidad de Ginebra, paralelamente el Canciller de entonces le propone al presidente Gómez, nombrarlo como secretario de la Representación venezolana a la Segunda Asamblea de la Sociedad de Naciones, institución fundada a raíz de la finalización de la Primera Guerra Mundial.
Adriani, asistirá a la tercera, cuarta, quinta y sexta Asamblea entre los años 1922 y 1924, respectivamente. Adriani, tuvo como contemporáneos a venezolanos de la talla de Diógenes Escalante, Santiago Key Ayala, Caracciolo Parra Pérez, José Gil Fortoul, César Zumeta, José Antonio Tagliaferro, eso lo enriqueció intelectualmente.
Conoció y tuvo la posibilidad de empaparse del trabajo global del organismo, adquirió los conocimientos indispensables para manejarse no sólo en el trabajo diario en una organización multilateral, sino aprender a negociar y a través de sus comisiones que integraban el trabajo de la delegación venezolana en Ginebra es probable que Adriani, centrará su trabajo en la primera comisión la que se dedicaba al estudio de cuestiones jurídicas y constitucionales del organismo y la estaba dedicada a las cuestiones económicas y financieras de la Sociedad de Naciones.
Por otra parte, Adriani aquí seguirá colaborando con la prensa de su país y elaborará alguno de sus mejores trabajos intelectuales.
Creyó en los objetivos y se identificó con los ideales de la Sociedad de Naciones, tuvo si se quiere una gran influencia del pensamiento idealista tanto desde todas sus vertientes (Hegel moldeará su pensamiento intelectual, fundamentalmente, aunque leerá además, a Kant, Fichte, Schelling, Croce y Gentile) predominantes de la época.
Todavía el realismo no había hecho su irrupción a través del libro de E. H. Carr,Veinte años de Crisis, que será editado tres años después de la muerte del ilustre merideño en 1936.
Aunque no se hacia muchas ilusiones sobre el ideal wilsoniano y sobre la eficacia ejecutiva de la organización, sin embargo, ve una incesante ventana de creación de un orden internacional. Adriani en general, seguirá el resto de su vida las actividades del la Sociedad de Naciones.
Vive sus años de crecimiento que van del 1921 al 23, los inicios de la estabilidad del organismo del año 1924 hasta 1931 y los conflictivos que marcarán la vida de la organización entre 1932 hasta el 36 y los acontecimientos que años después llevarán a su desaparición en 1939.
Es probable que a pesar de la crisis de existencia del organismo que le toca presenciar a Adriani, vaya ser un defensor importante de la creación de una organización internacional que moldee la paz y el orden del mundo.
Su pasantía por Londres, será fundamental; conoce a Keynes y se nutre de toda la discusión intelectual de finales de los años 20, es un ávido ratón de bibliotecas estudia el marxismo del cual fue un critico fundamental, en sus fundamentos teóricos y prácticos viendo los primeros años del revolución rusa.
Su última experiencia internacional que será la Unión Panamericana antes de regresar a Venezuela. Creía en el papel articulador y civilizatorio del estado, fue un crítico del estado liberal, esto también impregno su visión del papel del Estado dentro del funcionamiento de la economía internacional.
Adriani, como se ve se dedicó a formarse y a estudiar, en aquel entonces ya valoraba lo importante de la formación y adquisición de conocimientos, en una Venezuela de pocas oportunidades.
Por ello, para los jóvenes es un ejemplo a seguir.
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