María Beatriz Parilli Ultima Hora Digital
El
Sistema Digitalizado de Abastecimiento Seguro que el Gobierno nacional
inicialmente implementará en su red de mercado estatal para “controlar el
acaparamiento y la especulación”, es una medida sobre la cual Carlos Albornoz,
vicepresidente de la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios
(Fedeagro), alertó que alejará aún más al país de su soberanía y seguridad
agroalimentaria.
“Se raciona el alimento de los venezolanos porque no hay comida ni dólares para importar. Esto nos lleva a un camino inexorable de la dependencia absoluta para poder hacernos de los alimentos”, aseveró el dirigente gremial, al señalar que inicialmente la tarjeta de abastecimiento será probada en la red estatal, pero luego se extenderá hacia el resto de los sectores, a medida que el país tenga menos dólares y desaparezca la liquidez para controlar la inflación.
Trasladar este tipo de mecanismos al resto de la cadena agroalimentaria, es “injustificable” en un país que posee 34 millones de hectáreas con vocación agropecuaria, según afirmó el agricultor. “Vamos por el camino equivocado y que tiene como único fin ‘atornillar’ en el poder a un pequeño grupo de personas que son los que manejan los dólares”.
El vicepresidente de Fedeagro sostuvo que los venezolanos no tendrán la libertad para alimentar a sus familias como crean conveniente, porque van a depender de las mismas personas que han generado el “caos” en materia agrícola y económica, al seguir un modelo fracasado y divorciado del resto de países latinoamericanos que hoy día tienen perspectivas de producir buena parte de los alimentos a escala mundial.
Pese a que en otros países como Paraguay, el sector agrícola representa el 12% del Producto Interno Bruto, el dirigente gremial señaló que Venezuela ocupa el último lugar en producción de alimentos, mostrando niveles cada vez más “dramáticos” ya que “en los últimos cuatro años tenemos 13 trimestres en negativo, según cifras del propio Banco Central de Venezuela”.
Retórica
Sobre las reuniones que, en el marco de la llamada Conferencia de Paz, ha convocado el Gobierno, Albornoz señaló que -a título personal- no participará en el diálogo, hasta que se aborden los problemas estructurales que aquejan al sector, como son la revisión del precio de la naranja, caña de azúcar, carne y leche, el girasol cosechado en 2012 y que aún no ha sido procesado, los ataques de roya que afectan la producción de café, la falta de maquinaria por la burocracia existente en el proceso de importación y el acopio de insumos de manera correcta.
“No se trata de condicionar el diálogo, sino de exigir que se haga justicia para las cientos de miles de familias agricultoras que son vejadas, humilladas y engañadas vilmente para tratar de someter a un pueblo a la hora de acceder a los alimentos, bienes y servicios”, dijo el directivo, al enfatizar que no avalará situaciones que vayan en contra el agro venezolano.
Albornoz precisó que, lamentablemente, lo que ha habido son largas horas de retórica que no han arrojado resultado alguno, sobre los temas en materia de desabastecimiento que fueron alertados con antelación por los directivos gremiales, a quienes no se les prestó atención pero ahora son llamados a participar en las reuniones porque “tanto Fedeagro como Fedenaga son los que más alimentos han producido para los venezolanos”.
Campeona
Carlos Albornoz destacó que no se puede dejar de reconocer que si hay una “campeona en diálogo” es Fedeagro, que en los últimos ocho años no ha dejado de reunirse con el Ejecutivo nacional bajo todo tipo de circunstancias, incluyendo momentos difíciles y duros, con el fin de encontrar puntos de convergencia que promuevan políticas agrícolas para el bien del sector y los consumidores.
No obstante, “si bien hemos tenido algunos resultados no ha sido así en temas estructurales como la propiedad privada, la seguridad de los agricultores, el justo reconocimiento a la rentabilidad, infraestructura, dotación de equipos y maquinaria”, recalcó el vicepresidente del gremio.
“Se raciona el alimento de los venezolanos porque no hay comida ni dólares para importar. Esto nos lleva a un camino inexorable de la dependencia absoluta para poder hacernos de los alimentos”, aseveró el dirigente gremial, al señalar que inicialmente la tarjeta de abastecimiento será probada en la red estatal, pero luego se extenderá hacia el resto de los sectores, a medida que el país tenga menos dólares y desaparezca la liquidez para controlar la inflación.
Trasladar este tipo de mecanismos al resto de la cadena agroalimentaria, es “injustificable” en un país que posee 34 millones de hectáreas con vocación agropecuaria, según afirmó el agricultor. “Vamos por el camino equivocado y que tiene como único fin ‘atornillar’ en el poder a un pequeño grupo de personas que son los que manejan los dólares”.
El vicepresidente de Fedeagro sostuvo que los venezolanos no tendrán la libertad para alimentar a sus familias como crean conveniente, porque van a depender de las mismas personas que han generado el “caos” en materia agrícola y económica, al seguir un modelo fracasado y divorciado del resto de países latinoamericanos que hoy día tienen perspectivas de producir buena parte de los alimentos a escala mundial.
Pese a que en otros países como Paraguay, el sector agrícola representa el 12% del Producto Interno Bruto, el dirigente gremial señaló que Venezuela ocupa el último lugar en producción de alimentos, mostrando niveles cada vez más “dramáticos” ya que “en los últimos cuatro años tenemos 13 trimestres en negativo, según cifras del propio Banco Central de Venezuela”.
Retórica
Sobre las reuniones que, en el marco de la llamada Conferencia de Paz, ha convocado el Gobierno, Albornoz señaló que -a título personal- no participará en el diálogo, hasta que se aborden los problemas estructurales que aquejan al sector, como son la revisión del precio de la naranja, caña de azúcar, carne y leche, el girasol cosechado en 2012 y que aún no ha sido procesado, los ataques de roya que afectan la producción de café, la falta de maquinaria por la burocracia existente en el proceso de importación y el acopio de insumos de manera correcta.
“No se trata de condicionar el diálogo, sino de exigir que se haga justicia para las cientos de miles de familias agricultoras que son vejadas, humilladas y engañadas vilmente para tratar de someter a un pueblo a la hora de acceder a los alimentos, bienes y servicios”, dijo el directivo, al enfatizar que no avalará situaciones que vayan en contra el agro venezolano.
Albornoz precisó que, lamentablemente, lo que ha habido son largas horas de retórica que no han arrojado resultado alguno, sobre los temas en materia de desabastecimiento que fueron alertados con antelación por los directivos gremiales, a quienes no se les prestó atención pero ahora son llamados a participar en las reuniones porque “tanto Fedeagro como Fedenaga son los que más alimentos han producido para los venezolanos”.
Campeona
Carlos Albornoz destacó que no se puede dejar de reconocer que si hay una “campeona en diálogo” es Fedeagro, que en los últimos ocho años no ha dejado de reunirse con el Ejecutivo nacional bajo todo tipo de circunstancias, incluyendo momentos difíciles y duros, con el fin de encontrar puntos de convergencia que promuevan políticas agrícolas para el bien del sector y los consumidores.
No obstante, “si bien hemos tenido algunos resultados no ha sido así en temas estructurales como la propiedad privada, la seguridad de los agricultores, el justo reconocimiento a la rentabilidad, infraestructura, dotación de equipos y maquinaria”, recalcó el vicepresidente del gremio.
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