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En una delgada y sucia colchoneta, tirada en el monte, en un cambuche, pasó 69 días en cautiverio, Romer Enrique Gutiérrez Contreras. De pies y brazos amarrados con mecate, y en ocasiones con cadenas, el ganadero, de 40 años, soportó el sol de las tardes y el frío de las noches, en “el calvario” al que fue sometido.
El viernes la pesadilla culminó. A las 9:35 de la noche, una comisión de 15 funcionarios del Grupo Antiextorsión y Secuestro (Gaes) irrumpieron en el escondite de los captores, ubicado cerca del río Tarra, del sector El Cují, parroquia Barí del municipio Jesús María Semprum, en el Sur del Lago, y rescataron a Gutiérrez. Los secuestradores al ver la presencia de los uniformados huyeron hacia los matorrales.
Con una poblada barba y veinte kilos menos, Gutiérrez contó a la prensa el infierno que le tocó vivir desde el momento en que cuatro de sus propios obreros se lo llevaran a la fuerza, el pasado 12 de enero, de su hacienda La Garcita, en el sector El Guayabo, del municipio Catatumbo.
“El día del secuestro, cuatro de mis obreros, que tenían 23 días trabajando en la hacienda, me llamaron y me dijeron que fuera a las tierras porque había un problema, cuando llegué me emboscaron y a la fuerza me llevaron con ellos en una lancha. Yo me resistí, pero dispararon para asustarme (...) en ese momento me sentí traicionado”.
El teniente coronel, Julio Bermúdez, comandate del Gaes-Zulia, aseguró que los captores pertenecen a una banda de hampa común, que opera en el municipio Catatumbo y se moviliza por la frontera colombo-venezolana. “Están identificados y los estamos buscando para dar con su captura”.
“Seis hombres fueron los que me mantuvieron secuestrado. Me ocultaron en un lugar inhóspito donde no llegan los carros. Seis veces me movieron de sitio, cuando eso ocurría me vendaban los ojos”, contó el productor. Sobre su alimentación dijo que nunca comió tres veces al día. “Me daban carne frita, arroz y atún, siempre con agua”. En un pequeño riachuelo se bañaba y hacía sus necesidades.
“Nunca me golpearon, pero cada minuto me decían que si mi familia no pagaba el rescate, me matarían, cuando los captores salían del lugar, me amarraban a un árbol para que no me moviera”, relató.
Durante los 69 días de cautiverio habló una vez con su familia. “El primer día que me secuestraron dejaron que mi familia escuchara mi voz por unos segundos y colgaron la llamada”.
Soportó la lluvia de la zona montañosa sin un refugio seguro. Dormía entre los zancudos, los insectos y serpientes que pasaban por el lugar. Para poder llegar hasta el lugar del cambuche debió caminar durante largas horas por zonas rocosas y llenas de árboles. “Contaba los días para sentirme orientado”, comentó admirando la libertad.
“Sentí mucho miedo por mi vida. En el día lo único que hacía era pensar en mi familia, jamás perdía la esperanza de volver a estar con mis seres queridos. Gracias a Dios estoy bien”, relató Gutiérrez, quien dijo estar en condiciones estables de salud.
“Mi tío colaboró con el Gaes en el proceso de rescate, él recibía las llamadas telefónicas de los captores y simularon una negociación”, detalló.
En el Zulia en el 2014 han sido secuestradas cuatro personas.
“Hemos desmantelado a una banda, capturado a ocho hampones y abatidos a otros cinco, por este delito en el primer trimestre del año”.
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