La felicidad del Pueblo
En el primer eslabón está el productor y en el último el consumidor.
Pedro Piñate
En defensa y promoción de nuestra agricultura como fuente segura de la alimentación de los venezolanos, escribimos sin cortapisas en estas páginas de El Universal.
Esta inquieta pluma aboga por el campo y los del campo, pero también por los consumidores que somos todos.
Así hemos dicho: "La agricultura es una cadena.
En el primer eslabón está el productor y en el último el consumidor.
A los del medio a veces se les olvida".
En pos de la equidad perseveramos exigiendo una verdadera política agrícola todavía inexistente y haciendo eso, rechazamos sin ambages las políticas de puertos, de controles y de terror agrario, que nos hambrean y arruinan.
En ese objetivo advertimos siempre que la agricultura es una actividad riesgosa, porque la naturaleza incide sobre ella todo el tiempo.
Además, el entorno externo a las fincas que incluye desde las políticas que aplican hasta la marcha de los mercados globales, escapa del control de los productores, pero influye en su gestión y control de los factores de producción.
En el caso de la tierra, su uso eficaz parte de las garantías existentes al derecho de propiedad y posesión, que posibilita la inversión privada y el empleo de la mano de obra disponible en el medio rural.
Por eso en Venezuela donde el derecho de propiedad es a veces vulnerado por el Estado, la inversión privada del campo se espanta y con ella el trabajo y la producción.
Entonces sin propiedad y posesión seguras, aquí la producción agroalimentaria es cada año más incierta.
En Venezuela sin comida y con tanta gente que alimentar, procede es dejar producir al campo.
Para ello hay que hacer y dejar hacer, lo que tiene que ver con ese entorno favorable a la agricultura que debe generarse pues no es espontáneo.
Comenzando por garantizar la propiedad y la inversión privada, estimulando los negocios agrícolas en general, protegiendo lo necesario, controlando los puertos, desmantelando los controles de precios y cambiario, y restituyendo la seguridad rural.
Y es que tal como escribió Sun Tzu: "Los habitantes constituyen la base de un país, los alimentos son la felicidad del pueblo.
El príncipe debe respetar este hecho y ser sobrio y austero en sus gastos públicos".
No siendo feliz hoy el pueblo venezolano sin alimentos, debe dejarse al campo libre producir. ¿Qué más se espera?
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