Piden políticas con censo agropecuario ante cierre de frontera

Confagan y Fegalago coinciden en que es momento para garantizar un plan de aseguramiento de la actividad en el campo.

Yasmin Ojeda   La Verdad

Revisar qué hay, qué se produce y quiénes producen, se propone con un catastro rural. Con ese informe se adelanta diagnosticar las necesidades que rodean la producción de alimentos en las fincas de la frontera del Zulia con Colombia. 

Y a partir de las emergencias aplicar una política de Estado para mejorar los servicios públicos, seguridad jurídica y condiciones que garanticen a la población una fuente de empleo que signifique la recuperación de la producción agropecuaria.

Así claman los productores sea el resultado de la intervención del Gobierno con el decreto de estado de excepción en los municipios zulianos. Jorge Prado, vicepresidente de Confagan, hace votos por consecuencias positivas, “pero con medida de control” que permita desarrollar la actividad agropecuaria en la costa oeste de la cuenca del Lago de Maracaibo.  

Asegura que “no es posible seguir en la frontera como lo veníamos haciendo”.

En Fegalago se analiza que si la recuperación de la producción era con “el estado de excepción por qué no se había tomado antes la medida”, reflexiona Armando Chacín, presidente de la federación. 

No se atreve a dar un balance porque cuestiona que los mismos responsables de custodiar la zona limítrofe en el pasado son los mismos que están al frente de la medida. Invoca a tender puentes de entendimiento para no “atropellar” a los colombianos que trabajan en las fincas produciendo alimentos.

Hacer un censo para garantizar su estadía en el campo, con permisos para legalizar su actividad en los predios, sugiere Confagan. 

Y es que más de 70 por ciento de la mano de obra en las unidades del Zulia es extranjera, agrega Fegalago. 

Es “importante” saber “cuántos colombianos hay en el país, dónde están y qué hacen”, precisa Jorge Prado, insistiendo que es momento de ordenar la frontera, “para producir más y que se exporte para obtener divisas” recalca Armando Chacín.

Los representantes coinciden, al igual que la Asociación de Ganaderos de Machiques de Perijá, que desde la semana pasada disminuyeron las colas en las estaciones de servicio. 

“De cinco a siete horas que están en las estaciones, ahora es más fluida, hay pocas”, recuerda Jorge Núñez, presidente de Gadema.

Pero, la escasez y altos precios de la comida se mantienen. 

Armando Chacín critica que un bulto de arroz, necesario para la semana de comida de los trabajadores, cueste 12 mil bolívares en Perijá. 

El abasto para los comedores del personal está “en las mismas condiciones: difícil”. Señala que conseguir harina de maíz, pasta y pollo encarece los costos.