María Beatriz Parilli Ultima Hora Digital
Formar a una
nueva generación de especialistas en el manejo del cultivo de arroz, fue el
objetivo del curso internacional en el que participaron técnicos de Fundarroz,
quienes creen firmemente que Venezuela puede ser autosuficiente en la
producción de este cereal, siempre que eleve en casi un 20% su actual
superficie de siembra y aumente una pequeña proporción de los rendimientos
obtenidos en el campo.
Desde el 27 de enero al 21 de febrero, se llevó a cabo el curso en Ibagué, Colombia, que fue promovido por el Fondo Latinoamericano de Arroz de Riego (FLAR), el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), la Alianza Global para la Ciencia del Arroz (Grisp) y la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz).
Alrededor de 30 profesionales de 12 países, fueron capacitados en cuanto al manejo agronómico del cultivo, partiendo de distintas técnicas de las cuales el técnico extensionista de Fundarroz, Daniel Brito, destacó que la más importante es la fecha de inicio de la siembra, como factor determinante en una cosecha exitosa, en la que los rendimientos sean mejores que los obtenidos en períodos de cultivo inadecuados.
Brito sostuvo que el objetivo es aumentar las brechas existentes entre los rendimientos obtenidos y el potencial de productividad de las variedades que son sembradas en Latinoamérica y el Caribe.
Desde el 27 de enero al 21 de febrero, se llevó a cabo el curso en Ibagué, Colombia, que fue promovido por el Fondo Latinoamericano de Arroz de Riego (FLAR), el Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), la Alianza Global para la Ciencia del Arroz (Grisp) y la Federación Nacional de Arroceros (Fedearroz).
Alrededor de 30 profesionales de 12 países, fueron capacitados en cuanto al manejo agronómico del cultivo, partiendo de distintas técnicas de las cuales el técnico extensionista de Fundarroz, Daniel Brito, destacó que la más importante es la fecha de inicio de la siembra, como factor determinante en una cosecha exitosa, en la que los rendimientos sean mejores que los obtenidos en períodos de cultivo inadecuados.
Brito sostuvo que el objetivo es aumentar las brechas existentes entre los rendimientos obtenidos y el potencial de productividad de las variedades que son sembradas en Latinoamérica y el Caribe.
Dijo que países
como Brasil, Uruguay y Argentina tienen una diferencia bastante corta, mientras
que Bolivia es el caso más crítico al estar muy por debajo de la cantidad de
granos por hectárea que debería producir en el campo.
Venezuela ocuparía un lugar intermedio. “Las variedades que utilizamos tienen una capacidad de más de 10 toneladas por hectárea, pero en promedio recogemos 5 tons. por ha. Tenemos la ventaja de que en el país, más del 90% del arroz se maneja bajo riego y de que hay gremios de productores, investigadores y agroindustria que están bastante consolidados y tienen buenas experiencias en la producción”, apuntó.
Aunque en el país están establecidas las fechas idóneas para la siembra -que es entre noviembre y diciembre del ciclo norte-verano-, hay factores indispensables que se tienen que garantizar para no alterar el período de cultivo, que también debe ser acompañado de otras técnicas de manejo agronómico.
Necesidad
En Venezuela, según Daniel Brito, podría ser posible disminuir las brechas entre los rendimientos cosechados y las capacidades de las variedades, en un lapso de cuatro a cinco años. Sin embargo, en un período menor equivalente a dos años, se pudiese elevar de 5 a 6 toneladas la productividad promedio, lo que sumado a un incremento de 20% en el área de siembra permitiría que el país se autoabasteciese.
De acuerdo con el especialista, en el 2013 se sembraron casi 200 mil hectáreas de arroz, las cuales se pudiesen aumentar a 230 mil has., cantidad que en el 2008 se llegó a sembrar en Venezuela. Destacó la necesidad de producir un rubro de calidad y en suficientes cantidades para cubrir el consumo interno, a fin de evitar que el mercado nacional sea inundado de importaciones del rubro, como pudiese ocurrir dentro de 3 a 4 años en Colombia, con el tratado de libre comercio pactado con Estados Unidos.
Venezuela ocuparía un lugar intermedio. “Las variedades que utilizamos tienen una capacidad de más de 10 toneladas por hectárea, pero en promedio recogemos 5 tons. por ha. Tenemos la ventaja de que en el país, más del 90% del arroz se maneja bajo riego y de que hay gremios de productores, investigadores y agroindustria que están bastante consolidados y tienen buenas experiencias en la producción”, apuntó.
Aunque en el país están establecidas las fechas idóneas para la siembra -que es entre noviembre y diciembre del ciclo norte-verano-, hay factores indispensables que se tienen que garantizar para no alterar el período de cultivo, que también debe ser acompañado de otras técnicas de manejo agronómico.
Necesidad
En Venezuela, según Daniel Brito, podría ser posible disminuir las brechas entre los rendimientos cosechados y las capacidades de las variedades, en un lapso de cuatro a cinco años. Sin embargo, en un período menor equivalente a dos años, se pudiese elevar de 5 a 6 toneladas la productividad promedio, lo que sumado a un incremento de 20% en el área de siembra permitiría que el país se autoabasteciese.
De acuerdo con el especialista, en el 2013 se sembraron casi 200 mil hectáreas de arroz, las cuales se pudiesen aumentar a 230 mil has., cantidad que en el 2008 se llegó a sembrar en Venezuela. Destacó la necesidad de producir un rubro de calidad y en suficientes cantidades para cubrir el consumo interno, a fin de evitar que el mercado nacional sea inundado de importaciones del rubro, como pudiese ocurrir dentro de 3 a 4 años en Colombia, con el tratado de libre comercio pactado con Estados Unidos.
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