María Beatriz Parilli Ultima Hora Digital
Con
la caída de más de un 50% que se registró en la siembra de girasol en el estado
Portuguesa -donde se genera casi el 90% del rubro que se produce en todo el
país-, los agricultores temen que desaparezca la cosecha de esta oleaginosa que
es convertida en aceite y grasas para el consumo humano.
Luego de que en el ciclo norte-verano 2012-13 se sembraran alrededor de 56 mil hectáreas, el área de cultivo descendió a unas 25 mil has. en el período 2013-14, según estimaciones de la Unidad Estadal del Ministerio de Agricultura y Tierras (Uemppat), organismo que reconoce que el precio marcó la diferencia, ya que al mejorarse el valor del ajonjolí los agricultores abandonaron el girasol para producir ese otro rubro oleaginoso.
Aunque aún el girasol representa una pequeña parte de las 400 mil ton. de aceites y grasas que importa el país para cubrir sus necesidades, la caída de la siembra y la posterior disminución de la producción, es lamentada por especialistas en el tema como Osman Quero, director de finanzas de la Asociación de Productores Agrícolas Independientes (PAI), cuyo presidente, Ramón Elías Bolotín, ha estado a la cabeza del impulso de este rubro declarado “estratégico” por el gobierno de Hugo Chávez.
El precio ha sido uno de los factores que, según Quero, incidió en la reducción del área cultivable, sumado a los problemas de procesamiento, ya que aún hay alrededor de 25 mil toneladas del girasol producido en el período 2012-13, lo que ha “deprimido” a esta oleaginosa que “va en retroceso”.
El directivo de PAI lamentó que se esté perdiendo una excelente opción para el período de verano, tal como sucedió con el sorgo que prácticamente “desapareció” por las mismas circunstancias.
Luego de que en el ciclo norte-verano 2012-13 se sembraran alrededor de 56 mil hectáreas, el área de cultivo descendió a unas 25 mil has. en el período 2013-14, según estimaciones de la Unidad Estadal del Ministerio de Agricultura y Tierras (Uemppat), organismo que reconoce que el precio marcó la diferencia, ya que al mejorarse el valor del ajonjolí los agricultores abandonaron el girasol para producir ese otro rubro oleaginoso.
Aunque aún el girasol representa una pequeña parte de las 400 mil ton. de aceites y grasas que importa el país para cubrir sus necesidades, la caída de la siembra y la posterior disminución de la producción, es lamentada por especialistas en el tema como Osman Quero, director de finanzas de la Asociación de Productores Agrícolas Independientes (PAI), cuyo presidente, Ramón Elías Bolotín, ha estado a la cabeza del impulso de este rubro declarado “estratégico” por el gobierno de Hugo Chávez.
El precio ha sido uno de los factores que, según Quero, incidió en la reducción del área cultivable, sumado a los problemas de procesamiento, ya que aún hay alrededor de 25 mil toneladas del girasol producido en el período 2012-13, lo que ha “deprimido” a esta oleaginosa que “va en retroceso”.
El directivo de PAI lamentó que se esté perdiendo una excelente opción para el período de verano, tal como sucedió con el sorgo que prácticamente “desapareció” por las mismas circunstancias.
“Las posibilidades para esta época, recaerían única y
exclusivamente en el ajonjolí, rubro que también tiene sus complicaciones, ya
que por lo menos en este último ciclo tuvimos problemas para la adquisición de
las cabuyas necesarias para la cosecha, ya que las empresas que nos las
suministraban pasaron a ser del Gobierno”, dijo.
De no ponerse un freno a la caída de la producción del girasol a futuro, se estaría repitiendo lo que sucedió en la década de los 90, a raíz de las malas políticas implementadas por el entonces ministro de Agricultura y Cría, Jonathan Cole, y que condenaron al rubro a su desaparición, según recordó el agricultor y directivo de PAI.
“No puede ser posible que el girasol vaya perdiendo terreno por segunda vez (…) nosotros llegamos a sembrar 100 mil hectáreas de girasol y en el segundo impulso que tuvo el girasol no hemos pasado de las 50 mil has., como resultado de la falta de decisiones oportunas y políticas agrícolas acertadas, además de la capacidad de procesamiento que nunca se desarrolló”, precisó.
La “extinción” de este rubro, limitaría la gama de productos producidos en el campo en la época de sequía. Quero señaló que el arroz es posible sembrarlo en este período sólo si se cuenta con sistemas de riego, mientras que el sorgo está en peores circunstancias y el frijol es casi inexistente porque su compra no está garantizada. “Nos quedaría el ajonjolí y tomando en cuenta que las empresas que lo comercializan son exportadoras, eso nos coloca en un piso de cristal”, apuntó.
Contraposición
Consultado por la recién creada Comisión Presidencial Agroalimentaria, el director de finanzas de PAI aseguró que esta iniciativa es positiva, pero no es la primera vez que se lleva a cabo, por lo que espera que su accionar no se limite a entregar documentos y cifras, sino a solventar problemas de fondo como la rentabilidad, insumos, comercialización, vías de penetración, seguridad, entre otras áreas que ameritan políticas agrícolas a tiempo.
Quero refirió que aunque el año pasado la cosecha de maíz y arroz fue exitosa en comparación a años anteriores, se deben analizar los factores que incidieron en que fuera posible.
De no ponerse un freno a la caída de la producción del girasol a futuro, se estaría repitiendo lo que sucedió en la década de los 90, a raíz de las malas políticas implementadas por el entonces ministro de Agricultura y Cría, Jonathan Cole, y que condenaron al rubro a su desaparición, según recordó el agricultor y directivo de PAI.
“No puede ser posible que el girasol vaya perdiendo terreno por segunda vez (…) nosotros llegamos a sembrar 100 mil hectáreas de girasol y en el segundo impulso que tuvo el girasol no hemos pasado de las 50 mil has., como resultado de la falta de decisiones oportunas y políticas agrícolas acertadas, además de la capacidad de procesamiento que nunca se desarrolló”, precisó.
La “extinción” de este rubro, limitaría la gama de productos producidos en el campo en la época de sequía. Quero señaló que el arroz es posible sembrarlo en este período sólo si se cuenta con sistemas de riego, mientras que el sorgo está en peores circunstancias y el frijol es casi inexistente porque su compra no está garantizada. “Nos quedaría el ajonjolí y tomando en cuenta que las empresas que lo comercializan son exportadoras, eso nos coloca en un piso de cristal”, apuntó.
Contraposición
Consultado por la recién creada Comisión Presidencial Agroalimentaria, el director de finanzas de PAI aseguró que esta iniciativa es positiva, pero no es la primera vez que se lleva a cabo, por lo que espera que su accionar no se limite a entregar documentos y cifras, sino a solventar problemas de fondo como la rentabilidad, insumos, comercialización, vías de penetración, seguridad, entre otras áreas que ameritan políticas agrícolas a tiempo.
Quero refirió que aunque el año pasado la cosecha de maíz y arroz fue exitosa en comparación a años anteriores, se deben analizar los factores que incidieron en que fuera posible.
Aseguró que el productor necesita rentabilidad, pero el actual modelo económico
que aplica el Estado, “está en contraposición al progreso y la productividad,
lo que se está viendo en la disminución de algunas siembras y en más escasez”.
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