EL CAMPO VENEZOLANO



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5 abr 2016

Matan a ganadera de un tiro en la pierna

Dixa Urdaneta Prieto se desangró en la hacienda Don Fermín, en Colón. El proyectil le perforó la arteria femoral. Los delincuentes ingresaron al predio y sometieron a los trabajadores y a los dueños.
Sergio Villasmil   La Verdad

Los delincuentes armados irrumpieron en la hacienda Don Fermín. Sometieron a los trabajadores y a los dueños del predio, entre ellos, Dixa Urdaneta Prieto de González (62). Para obligarlos a entregarles dinero y todo lo de valor le dispararon a la anciana en la pierna, el proyectil le perforó la arteria femoral y se desangró antes de llegar al hospital.
La Policía interrogó a los sobrevivientes, estos no dieron detalles de quiénes ni cuántos eran, pero detallaron que para las 8.30 de la noche del pasado viernes ya habían tomado la finca, en el kilómetro 5 de la parroquia Santa Cruz de Zulia, en el municipio Colón.
La anciana se opuso a complacer a los atracadores y le dispararon. Ninguno pudo auxiliarla hasta que los delincuentes huyeron con su botín. 
Los obreros llevaron a Urdaneta hasta el Ambulatorio de Santa Cruz de Zulia, pero ingresó sin signos vitales. Según los médicos, perdió mucha sangre.  
"Conocí a Dixa desde que éramos muchachas. Era una mujer muy honesta y trabajadora. No merecía morir así", detalló Mercy Barrios, amiga de la víctima. Pidió justicia y mayor vigilancia.
Los funcionarios de la División de Homicidios de la Policía científica trasladaron el cadáver hasta la morgue del Hospital Santa Bárbara e iniciaron las investigaciones. Hasta ahora no hay sospechosos ni detenidos.
Desprotegidos                 
Las últimas semanas se incrementaron los robos. Generalmente, llegan entre tres y cinco delincuentes en motocicletas con armas de fuego, someten a los obreros y roban las bombas de agua eléctricas, flotadores de los tanques para regar las tierras, herramientas de trabajo, motosierras y otros enseres. Los gremios denuncian que casi siete mil fincas son blancos del hampa.  
A los trabajadores los golpean, les disparan y en ocasiones hasta violan a sus esposas e hijas frente a ellos. Ningún organismo policial se responsabiliza ni protege a quienes residen en el campo.

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