EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

8 dic 2015

La Oferta Alimentaria

La seguridad alimentaria no está en los puertos sino en nuestro campo.


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PEDRO E. PIÑATE B. |  EL UNIVERSAL


Porque no se producen y no se importan suficiente y oportunamente, no hay alimentos en Venezuela para el consumo al nivel normativo de la población. 

La severa escasez y desabastecimiento, sin resolverse van en escalada. 

La oferta alimentaria no alcanza ya en cantidad ni calidad adecuadas para prevenir la subnutrición y desnutrición, aumentando la presdisposición a las enfermedades. 

Siendo la causa principal de nuestra inseguridad alimentaria, algunas políticas equivocadas que todavía se aplican, la solución comenzaría por detenerlas, mientras se reabastece el país de alimentos mediante un puente aéreo, y se apoya al sector productor y agroindustrial con lo necesario para producirlos más aquí.

Al contrario de las crisis alimentarias que resultan por conflictos bélicos o desastres naturales, la privación de alimentos (y bienes básicos) que sufrimos los venezolanos es de origen netamente político-económico, y como tal debe resolverse. 

Por eso es esencial que entre el liderazgo de la nación asuma cada quien su responsabilidad. 

Al liderazgo político toca detener y revertir las políticas equivocadas y al liderazgo empresarial aprestarse a asumir en pleno la produccción, importación, transporte y distribución de alimentos actividades donde el monopolio del Estado ha fallado.

Caso contrario, conviene conocer que el hambre es mucho más que estómagos vacíos. 

La gente desnutrida y sin alimentos disminuye sus actividades, y decae la producción y productividad laboral. 

Con hambre se pierde la concentración en el trabajo, en el estudio, en fin en el diario quehacer. 

Por todo esto, recordamos al país que la solución alimentaria permanente es conocida y se llama agricultura. 

Desarrollarla requiere seguridades a la inversión, a la propiedad, a los productores, sus familias y trabajadores. 

Con agricultura, los estómagos vacíos hoy de los venezolanos nunca más lo estarán. 

La seguridad alimentaria no está en los puertos sino en nuestro campo. 

La Ley de Tierras debe derogarse y las fincas y tierras despojadas hoy ociosas en manos del Estado, devolverse a sus propietarios, privatizarse.

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