El tiempo apremia y enfocarse con resolución es vital para toda la población.
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
Ahora que las elecciones legislativas del 6 de diciembre se han realizado, el país que ha hablado exige que el nuevo liderazgo político asuma su reto y se dedique a resolver junto al sector productor el grave problema de la falta de comida.
El tiempo perdido por el Gobierno en la solución ya lo está, pero no debería perderse más.
El costo del hambre es demasiado alto para que los venezolanos tengamos que pagarlo.
La nueva diputación a la Asamblea Nacional tendrá que trabajar de lleno en resolverla.
El país debe reabastecerse y producir alimentos a niveles normativos que puedan sostenerse y renovarse, por no menos de tres (3) meses, además de hacer reservas.
Para ello, el tiempo apremia y enfocarse con resolución es vital para toda la población.
Solo así podrá salir el país adelante porque con hambre lo que sigue es miseria y atraso, que pueden y deben evitarse.
De cómo solucionar la severa escasez y desabastecimiento que continuará al inicio de 2016, la respuesta comienza por reconocer que la política de puertos y el Estado convertido en principal importador de alimentos, no resuelven ni resolverán.
Tanto por lo complicado de la logística importadora de alimentos para los enormes volúmenes necesarios de compras, como por lo costoso en dólares que aún subsidiados a Bs. 6,30, son muy limitados con las arcas del Tesoro semivacías como están.
Luego sigue es atender al campo, porque sin su concurso solucionar la escasez de alimentos es una quimera.
Aún afectado por las políticas de puertos y los controles, tiene el sector productor el conocimiento, la experiencia, la infraestructura y parte del capital necesarios para producir más e importar menos a corto, mediano y largo plazo.
Al mismo tiempo es necesario atender a los consumidores.
La escasez e inflación de alimentos causan malnutrición y agravan el conflicto social.
También la venta con restricciones de cédula, huellas, racionamiento, etc., que niegan y violan el derecho a la alimentación.
Por su parte los operativos efectistas ocasionales no garantizan el acceso estable a los alimentos mientras la inflación avanza imparable porque no hay oferta.
A todas luces evitar el costo del hambre exige decisiones y medidas.
De todas ellas, liberar la economía, focalizar sin proselitismo la asistencia social, y atender al campo, son de urgencia tomar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario