La escasez venezolana se agrava a menos de una semana para las elecciones generales
Ninguno de los esfuerzos del Gobierno fue suficiente para lograr tener alimentos suficientes los días cercanos a las elecciones.
Lecheria Latina
Ninguno de los esfuerzos del Gobierno fue suficiente para lograr tener alimentos suficientes los días cercanos a las elecciones.
Y no solo lo evidencia el fracaso de los megamercales el fin de semana pasado, sino una vistazo al más avanzado Sistema de Seguimiento de Buques, que permite ver a Puerto Cabello desolado, donde no hay ni un solo buque esperando descargar, visión que contrasta con las más de 30 embarcaciones que esperan frente a las costas de oriente, cargados de petróleo y productos químicos.
De nada sirvieron los viajes de Diosdado Cabello ni Elías Jaua. Los negocios que realizaron con las grandes empresas capitalistas, como JBS en Brasil o los productores lecheros privados en Uruguay: la comida que compraron para surtir al país los días preelectorales pareciera que no alcanzó, calcularon mal o se perdió en el camino de la corrupción.
Lo que se suponía iba a ser el gran evento caza votos el fin de semana pasado -el despliegue de megamercales en todo el país-, se les convirtió en un fracaso estruendoso que generó protestas en varios sitios del país, violentas en algunos casos.
Tan rotundo fue el fracaso, que Freddy Bernal y Elías Jaua publicaron en sus cuentas de Twitter que el anuncio de los mega mercales había sido una estrategia de la oposición para ridiculizar al gobierno.
“Alerta: (Henrique) Capriles y sus candidatos amanecieron haciendo el mal.
Difunden falsas convocatoria a Megamercales para generar malestar”, escribió en @JauaMiranda.
“No caigamos en provocaciones con la campaña sucia de la derecha, que ‘informan’ por vías alternas de supuestos Mercales para desestabilizar”, señaló Freddy Bernal, también vía Twitter.
Pero a los pocos minutos el ministro Carlos Osorio, con su habitual gesto de fastidio, los desmintió reconociendo que la comida no había alcanzado para cumplir con lo prometido el fin de semana: “Sabemos que hay zonas donde hoy no estamos llegando con el operativo, pero vamos a llegar el miércoles de está semana y el próximo sábado”, casualmente un día antes de las parlamentarias, a pesar de que había declarado que estos mercados populares no tenían ningún fin electoral.
Lo cierto es que si los alimentos represados en el país no alcanzan para el sábado 5 de diciembre, el esfuerzo se les puede revertir en su contra.
Porque la peor noticia para el Gobierno es que ya no hay esperanza ninguna de que la comida aparezca en varias semanas.
Un sofisticado Sistema de Seguimiento de Buques permite avizorar todas y cada una de las embarcaciones que transitan a escala planetaria, país por país.
Y en un acercamiento a Venezuela, se ve fácilmente la desolación de Puerto Cabello – por donde desembarcaron toda la comida proveniente del exterior-, contrastando con las casi 30 embarcaciones que se aglutinan frente al puerto de Jose o Guanta, todos cargados de petróleo o productos químicos para la industria petrolera.
Tan sofisticado es el sistema, que basta con hacerle click a cada puntico que corresponde a cada embarcación, para obtener la foto, el nombre y ruta de cada una.
Y los 30 punticos anaranjados y amarillos que se ven agrupados en las costas del Oriente, indican que se trata de cargueros de petróleo esperando por dejar su mercancía en los puertos de Jose o Guanta.
Lo otro a considerar es si la estrategia del gobierno, de abrir megamercales a escasos días de las elecciones, les funcionará.
Porque cabe imaginar que si el gobierno mantiene la comida represada para venderla a pocos días de las elecciones, frente al fracaso de los megamercales del fin de semana pasado, la gente se lanzará miércoles y sábado a hacer colas infinitas para poder adquirir los últimos cerdos o huevos baratos.
O lo que sea, porque la posibilidad del evento electoral siempre genera dudas sobre si habrá o no tranquilidad en el país luego de los resultados, lo que multiplicará las colas por comida en todo el territorio nacional.
Y, como sabemos, las colas para comprar comida son un hormiguero de rabia, frustración y desesperación.
¿Llevarán esos sentimientos a votar por el gobierno que las produce?
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