La voluntad Nacional

El nuevo siglo XXI es de la biotecnología, la ingeniería genética...

PEDRO E. PIÑATE B. |  EL UNIVERSAL

En el Viejo Mundo la vida sedentaria se había desarrollado desde Irán hasta Anatolia donde se ubica hoy la moderna Turquía, y en China, pero las primeras civilizaciones que lograron productivos desarrollos agrícolas lo hicieron a orillas de los ríos Tigris y Éufrates en la Mesopotamia, y del Nilo en Egipto. 

Así tres mil años antes de Cristo, los antiguos Sumerios criaban ganado menor -caprinos y ovinos-, en sus predios ganaderos de Ur, mientras labraban la tierra con yuntas de bueyes. A orillas del Nilo durante la Cuarta Dinastía, los egipcios utilizaban también arados de madera tirados por bueyes o asnos, como testimonian los frescos de Tebas.

Mucho más tarde en la Historia, en la Europa Medieval (siglo X), se usaron los arados de hierro con ruedas tirados por caballos, que labraron los campos hasta llegado el siglo XIX y comienzos del siglo XX. 

Gracias al desarrollo del motor de combustión interna y del tractor agrícola, como de los más modernos arados, cultivadoras, sembradoras y cosechadoras, se posibilitó así la agricultura científica que alimenta a la humanidad hasta nuestros días. 

Más recientemente, la Revolución Verde, aumentó la producción y productividad cerealera en los países en desarrollo, creciendo la oferta y consumo de alimentos y aumentando los ingresos agrícolas.

El nuevo siglo XXI es de la biotecnología, la ingeniería genética, los cultivos genéticamente modificados, y la agricultura de precisión, pero también del cambio climático. 

La aldea y el mercado global se consolidan, posibilitando el progreso y bienestar del que ningún país debe quedar a la zaga. En el caso de Venezuela, urgidos de desarrollar el agro para poder comer, solo falta la voluntad nacional. ¿Dónde está?