Reestructuración Ineludible
Desde el sector productor reiteramos que en la agricultura está la solución permanente.
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
Por el camino equivocado sigue rumbo Venezuela en materia económica y alimentaria. Como resultado, la devaluación y la inflación no paran porque no se hace nada efectivo para detenerlas. Mientras la escasez y el desabastecimiento de alimentos nos obliga a los venezolanos a dietas de supervivencia.
Esto es comer cada quien lo que consiga y pueda adquirir con el dinero que le sea disponible. Además faltan todo tipo de bienes esenciales, desde el jabón de baño hasta el repuesto del carro y el tractor.
En estas circunstancias crece la tensión social junto al descontento pues el Gobierno no resuelve, ni cambia para mejorar el mal estado de cosas.
La crisis económica y alimentaria afecta muy severamente hoy a los venezolanos, como para que el Gobierno pueda escurrir el bulto de su responsabilidad. Hasta ahora en los dos años que lleva, todos los indicadores son negativos y la perspectiva por delante no luce nada distinta.
Por eso el cambio o profunda reestructuración gubernamental es urgente. Así los ciudadanos tendríamos al menos una esperanza de vivir mejor y no seguir para peor. Como estamos y vamos, la crisis económica y alimentaria no puede solucionarse sino agravarse.
Ante la crisis alimentaria desde el sector productor reiteramos que en la agricultura está la solución permanente.
Las importaciones de hoy no resuelven el mañana y por eso nuestra agricultura debe reactivarse.
El año agrícola en curso ya a mediados de julio es un fracaso con siembra cerealera apenas al 50 -60 % de las metas. Por falta de maquinaria operativa, repuestos y agroinsumos, no se sembró el hectareaje planeado. Al no atender bien los cultivos, las cosechas no rendirán como podrían.
Tampoco en la ganadería se puede sin insumos producir más sino menos. Por su parte los controles de precios siguen descapitalizando a los productores al tiempo que los requerimientos operativos crecen y el agrocrédito se dificulta.
El estatismo es contrario a la libertad económica y sin ésta, la economía en Venezuela o cualquier otro país es un fracaso.
Con casi 300 empresas estatales de alimentos que nada producen excepto pérdidas, su privatización es ineludible.
Esta es la única forma que produzcan alimentos y contribuyan a nuestra economía y alimentación.
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