En Lara denuncian ausentismo laboral por las colas
Comerciantes y empresarios han empezado a quejarse por el aumento del ausentismo laboral, el retraso en la llegada al trabajo, porque los trabajadores han pasado la noche en una cola, o porque se encuentran en una cola para buscar pañales para los niños.
MARLA PRATO | EL UNIVERSAL
"No se consigue nada, este gobierno no sirve, como es posible que tengamos que pelearnos por un desodorante, tres jaboncitos o un paquete de compotas y además hacer cola de tres y cuatro horas", la gente en las colas protesta pero sigue parada en el sitio porque no le toca de otra, dice María Gutiérrez, que trabaja en una casa de familia y no ha ido en toda una semana por estar de cola en cola tratando de conseguir cosas para la casa.
"Mi esposa esta en cama con la chikungunya, así está mi suegra y mi papá, yo trabajo como albañil en una obra pequeña desde hace unos días, pero he tenido que faltar para conseguir pañales, compotas, papel higiénico, café harina pan, porque hay que saltar de supermercado en supermercado para conseguir las cosas, Ud. cree que esto es justo? Y el gobierno se burla del pueblo y dice que las colas son porque hay de todo, no es justo", dice Julio Galavis que lleva desde el viernes haciendo cola en diferentes sitios en donde pasa 3, 4 y hasta 5 horas y lo peor es que en algunos sitios la gente llega y luego de pasar toda la mañana y se acabó el producto- dice Maribel Riera.
La semana pasada hubo conatos de saqueo en la avenida 20, las colas en el supermercado Kleo s son triples y le dan vuelta a la manzana, la gente se queja, muchos dicen que el dinero no les alcanza porque ahora tienen que comprar todo lo que consiguen y eso les desestabiliza el salario pobre que reciben.
Barquisimeto se ha convertido en una cola gigante, por todas las calles y avenidas hay colas interminables, los abastos chinos están atiborrados de gente, los supermercados grandes también, y hay que pasarse los días visitando porque en cada uno hay cosas distintas.
Jacinto González tiene 45 años y dice que está cansado de estar parado, para que después te den un ticket y te entreguen un jabón de manos y un desodorante que además debe ser el que ellos quieran porque ni se puede escoger. "¿Y esto es democracia? Por favor!".
En los hipermercados los efectivos militares dicen a viva voz "no hay pañales, ni jabón de lavar para que sepan, y señores péguense a la pared, fila ordenada, no se desesperen hay que tener paciencia", mientras recorren de largo a largo las colas.
En las cajas registradoras los empleados le advierten a la gente, si ya compró este producto no puede volver a hacerlo sino hasta dentro de ocho días porque si trata la maquina se lo anula automáticamente". ¿Y cómo hago con mis niñas tengo tres de doce trece y catorce años, necesito desodorante y toallas higiénicas para cada una y solo me dejan comprar dos, protesta tímidamente Josefina Camacho.
"No hay pollo, ni café, ni papel higiénico, tengo 70 años y primera vez que pasa esto, me llamo Heriberto Peñaloza, y ningún funcionario me va a engañar, esto es indigno, pobres de nosotros y de nuestros hijos venezolanos", reclama mientras se le aguaron los ojos a este hombre fornido de campo que bajó de Humocaro a buscar " algo para la familia".
Por su parte, comerciantes y empresarios han empezado a quejarse por el aumento del ausentismo laboral, el retraso en la llegada al trabajo, porque los trabajadores han pasado la noche en una cola, o porque se encuentran en una cola para buscar pañales para los niños.
Todo un comercio alrededor de las colas ha empezado a crearse, hay unos que llegan y amenazan a los que están en los primeros puestos de la cola, denuncian las personas, les exigen mil bolívares "si quieres quedarte en ese puesto".
Otros negocian con empelados por los productos, les pasan dinero y éstos les consiguen la leche, el café, el papel, pero ahora todo tiene un precio.
Según el Gobierno nacional, las colas demuestran la existencia de productos; para los ciudadanos, esta versión es falsa, pues aseguran que las largas filas de personas delatan las escasez. Este domingo, día que comúnmente es destinado al descanso, los ciudadanos salieron de sus hogares tras la pista de los bienes de primera necesidad.
La hilera de personas más larga se concentró en las inmediaciones del Hipermercado Bicentenario, donde la existencia de aceite, leche en polvo, pollo, pasta y café a precios regulados llamó la atención de usuarios. Dos colas se formaron en la entrada del reconocido centro comercial donde opera la cadena estatal, la primera de ellas medía 150 metros y estaba destinada para jóvenes y adultos; mientras que la segunda, más corta, aguardaban personas de la tercera edad.
"Actualmente el venezolano no descansa. Trabaja en la semana para obtener ingresos y trabaja los fines de semana de cola en cola para poder abastecer el hogar. Es injusto estar pasando por esta situación, nuestro país no se merece esta tragedia", confesó la señora Josefa Camacho.
Según quienes se encontraban en el sitio, la cola se empezó a formar desde las 4:00 de la madrugada. En otro reconocido hipermercado, ubicado en el este de la ciudad, nuevamente se formó una fila de personas. Papel higiénico, harina de maíz, pasta regulada y café se vendió hasta tempranas horas de la tarde.
Espera por productos de aseo personal
En distintas sedes de una reconocida cadena de farmacias se evidenció gran congestionamiento de personas. En la avenida Morán, cerca de 80 personas esperaban por adquirir suavizante, desodorante, jabón de baño y toallas sanitarias.
También, en la avenida 20 con calle 8, donde madres y padres esperaban por la llegada de pañales desechables
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