Esthela Tamy La Prensa de Barinas
A pesar que las autoridades competentes ha establecido una serie de mecanismos, así como sistemas para asegurar que las personas compren los alimentos de primera necesidad, muchos barineses viven una odisea y hasta humillación el día que le corresponde comprar de acuerdo a la terminación de su cédula de identidad.
Bajo el inclemente sol o el aguacero que sorprende ahora con la llegada del período de invierno, el integrante de la familia que le corresponde comprar según el número de su cédula de identidad en muchas ocasiones decide salir de su casa a las tres de la madrugada o cuatro de la mañana, para lograr los primeros números para comenzar su travesía por los distintos comercios para comprar los productos que amerita.
Por ejemplo las personas que les tocó el pasado viernes salieron bajo el palo de agua que estaba cayendo para apostarse en el Supermercado Bicentenario, Farmatodo, El Garzón u otro punto de venta como los mercales para comprar los productos.
Desde ese momento comienza su odisea al llegar al Bicentenario ya hay una persona colocando los números en el brazo para mantener el control de la llegada, le sorprende que ya a las seis de la mañana tiene 200 personas por delante, por eso se va a Farmatodo para también lograr número y así adquirir los rubros que se ofrecen.
Algunas personas aprovechan que en Farmatodo abren primero y se arriesgan a quedarse allí para comprar, el viernes comenzaron vendiendo harina pan, cuatro rollos de papel higiénico, champú, tres afeitadoras, mantequilla, un desodorante Dove y pasta dental, pero en la medida que avanza la cola se acaban los productos y los consumidores alcanzan a comprar el champú, la mantequilla, la crema dental, las afeitadoras y el desodorante.
Luego se van al Bicentenario si corren con la suerte que no le ha tocado el número que tiene pasa, sino debe resignarse a perderlo, ya que las personas que están allí en la cola no aceptan como tampoco el vigilante y tiene que meterse a la cola para poder anotarse nuevamente.
El viernes en el Supermercado Bicentenario vendieron aceite, salsa de tomate, pollo, carne, leche líquida, porque el resto de productos no los había como arroz, azúcar, café, mayonesa y otros alimentos necesarios para la dieta diaria.
Por otro lado, muchas personas terminaron llevando solamente carne, pollo, leche y salsa de tomate luego de soportar el sol inclemente.
Por otra parte, en el Bicentenario de la antigua Cada no funcionan los aires acondicionados, las personas tienen que soportar el calor y la larga estadía adentro mientras paga. Sumado a los olores que generan las carnes y el pollo.
Anaqueles
Los anaqueles de los supermercados asiáticos se encuentran sin mercancía o son rellenados con galletas y cloro que tienen en demanda. Igualmente en el Bicentenario los anaqueles vacíos como en Farmatodo están eliminando espacios de estanterías ante la falta de productos.
Por otro lado, a las personas de la tercera edad tampoco se les da un buen trato como ancianos que merecen respeto.
Desde las tres de la mañana
Este sábado en el Supermercado Bicentenario muchas personas llegaron a las tres de la mañana como la señora Thais Flores y su hermana y pudieron comprar jabón de pasta, jabón en polvo, aceite, harina pan, mayonesa, café y carne a pesar que algunos funcionarios de la Policía del Estado le dijeron que solamente alcanzaba para 50 personas.
El señor José Andrade se fue primero al Garzón allí compró aceite, arroz, espaguetis, compotas, toallas y jabón. Seguidamente se apostó en la cola del Bicentenario para llevar los productos que allí estaban vendiendo.
En Farmatodo a las diez de la mañana les tocó cerrar las instalaciones a la gerencia ante el desorden que generaron las personas que esperaban la venta de los pañales.
Otros consumidores manifestaron a los reporteros del Diario La Prensa que es lamentable y preocupante la situación que se vive para comprar los alimentos y consideran que lo más justo es que el día que le corresponde por el terminal de su cédula puedan adquirir todos los productos de la cesta alimentaria, pero no como está sucediendo que solamente alcanzan a comprar cuatro rubros hasta el punto que ahora no se consigue el arroz, el azúcar, la pasta y el café en los establecimientos como los propios mercales.
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