Carta abierta del profesor Carlos Machado Allison a la FAO sobre el reconocimiento a Venezuela
Prodavinci
El profesor Carlos Machado Allison, PhD de la Universidad de Notre Dame, profesor del IESA y experto en materia agroalimentaria ha divulgado esta carta, a propósito del reconocimiento otorgado por la FAO al gobierno venezolano:
“Sr Marcelo Resende, Representante de la FAO en Venezuela;
Sr. Raúl O. Benítez, Jefe de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y Sr Graziano Da Silva, Director General de FAO.
Sr. Raúl O. Benítez, Jefe de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y Sr Graziano Da Silva, Director General de FAO.
La organización que ustedes representan ha decidido otorgar un reconocimiento al gobierno de Venezuela por su éxito en materia alimentaria. Pienso, como muchos compatriotas, que tal decisión es desafortunada y contribuye a darle continuidad y soporte a políticas públicas equivocadas, que en materia agroalimentaria, han sido una desgracia en los últimos 15 años.
Las estadísticas de la FAO ilustran el pobre desempeño del país en materia agrícola. Basta con ver el total de la producción agrícola desde 2007 hasta el 2012 (no están disponibles las cifras de 2013 y 2014), alrededor de 15,5 millones de toneladas (15,7; 15,3; 14,6; 15,2; 15,3 y 15,8 millones de toneladas para el lapso 2007-2012) y dividir cada valor entre el número de habitantes tomando las estimaciones, también oficiales, del INE.
Como ustedes bien saben, cada año se incorporan a nuestra población cerca de medio millón de nuevas bocas, 5 millones en diez años, cerca de 3 en el lapso señalado, mientras que la producción se mantiene más o menos constante. De allí que cada año la producción per capita disminuye.
Por otra parte, la importación de alimentos, forrajes y animales, con altibajos, aumenta. La erogación en divisas, bastante estable por muchos años, entre 1.200 y 1.800 millones de dólares, crece en la última década hasta aproximarse a los 10.000 millones debido, entre otras cosas, a la disminución en la producción bovina, de caña de azúcar, cereales, café, papas, oleaginosas y otros rubros.
De acuerdo con la FAO, las importaciones agrícolas entre 2007 y 2011 (no tienen las cifras de 2012 y 2013) fueron de 4,9; 9,6; 7,6; 6,1 y 5 y las oficiales, del INE para 2012, 2013 y 2014 de 8,8; 10 y 9 mil millones de dólares. Estas cifras ilustran una creciente dependencia de las importaciones. En 1999 las mismas fueron de apenas 1,6 mil millones.
Por otra parte, el índice de la FAO de producción per capita para Venezuela ha sido entre 2007 y 2012, de 102; 96; 95; 100 y 101 —base 100 para 2004-2006—, uno de los más pobres de América Latina. Por ejemplo, el correspondiente a Brasil para 2012 fue de 117.
No todo ha sido negativo para el consumidor, ha crecido la producción de aves y cerdos, beneficiados por la importación de forrajes a la tasa de cambio oficial. Si el total de las calorías disponibles es el adecuado de acuerdo a los criterios de la FAO, se debe a que el elevado precio de petróleo permitió suplirlas con importaciones. Eso no es sostenible como lo demuestra la crisis actual derivada del abatimiento en el precio del mismo.
El BCV no publicó las cifras de inflación en los primeros cinco meses del año a pesar que debe hacerlo por ley, también dejó de publicar el índice de escasez o desabastecimiento. Buen número de productos agrícolas han aumentado 100% entre diciembre de 2014 y mayo de 2015. Empresas encuestadoras señalan que el 85% de la población manifiesta que su principal problema es la escasez y el precio de los alimentos.
El elevado circulante, la disminución o estancamiento de la producción nacional, el control de precios y de acceso a las divisas, ha determinado una elevada inflación y crónica escasez de muchos productos.
La participación del gobierno en la importación, producción, procesamiento y distribución de alimentos, cosa que usted elogia, así como la intervención, decomiso y acoso al sector privado y la violación de los derechos de propiedad, afecta a cada uno de los elementos que integran la definición de la FAO (1995) sobre seguridad alimentaria: la disponibilidad, la regularidad, el acceso y el respeto a las idiosincrasias alimentarias. Compromete además, el derecho de futuras generaciones a una alimentación adecuada y la sostenibilidad de la producción.
Nuestro sistema agroalimentario sufre la mayor crisis de la historia reciente con episodios de escasez sólo son comparables con los que sufren países en guerra o afectados por la pobreza o climas extremos.
La FAO insiste en muchos de sus documentos en la necesidad de una agricultura sostenible, en el uso de la tecnología para aumentar la productividad, los derechos de propiedad, uso racional de los recursos naturales e incremento de la producción.
En la última década estas cosas se han registrado en otros países de América Latina que han establecido máximos históricos en el valor de sus exportaciones. La FAO, en un documento reciente, los señala como la base del futuro alimentario de la humanidad.
En esa década Venezuela destaca por su bajo PIN (Índice de la FAO), lo negativo de la balanza comercial y, de acuerdo a estudios recientes, una disponibilidad de alimentos desbalanceada.
Sr. Representante y demás autoridades de la FAO, ¿han observado ustedes las largas filas que hacen los venezolanos para adquirir alimentos? ¿Saben que la gente tiene que abandonar su sitio de trabajo para dedicar cuatro o más horas a la búsqueda de alimentos? ¿Saben ustedes que muchos de ellos sólo pueden ser adquiridos un día a la semana? ¿Saben que no hay preferencias por edad o condiciones de salud? ¿Saben que falta maquinaria agrícola, repuestos, semillas, agroquímicos y otros insumos? ¿Saben ustedes que se registra una importante fuga de talento y que el proceso de transferencia tecnológica de las universidades a los productores disminuye? Saben que los programas alimentarios para las escuelas no funcionan y millones de niños no tienen acceso a la leche. Sí, yo creo que saben todo esto y al detalle, porque, ni más ni menos, ese es su trabajo.
Muchos entendemos que su organización, y por consiguiente su empleo, dependen de los gobiernos y no de los pueblos. Sin embargo, también entendemos que discreción y habilidad diplomática serían suficientes.
En nombre de muchos venezolanos le ruego que al menos guarden silencio y ocasionalmente informen a su organización que las cosas andan mal en Venezuela. No promueva premios a la incompetencia y a las políticas equivocadas, tengan respeto, o al menos compasión, por los venezolanos.
De ustedes muy atentamente.
Carlos Machado Allison,
Caracas, Venezuela, junio de 2015″
Carlos Machado Allison,
Caracas, Venezuela, junio de 2015″
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