Sin Carne Ni Leche
PEDRO E. PIÑATE B. | EL UNIVERSAL
A mediados de abril 2015 cuando esto escribo, Venezuela tiene cuatro semanas sin carne en la mayoría de detalles y dos años sin oferta regular de leche al consumo.
El precio regulado de la carne nacional por debajo de costos impide su comercialización sin pérdidas, mientras la importada con dólares a Bs. 6,30 se vende a sobreprecio.
En el caso de la leche que falta, son determinantes el monopolio estatal de las importaciones, los precios regulados y también al igual que la carne, la caída de la producción tras años de terror agrario y controles. La esfera de responsabilidades es clara, apuntando al gobierno con sus políticas fracasadas.
Sin embargo la solución del déficit por la vía de aumentar la producción nacional sigue negada aún ante los serios planteamientos que hacemos los productores y técnicos, por la necesaria recuperación de la ganadería nacional.
Como resultado se agravan la escasez y el desabastecimiento, pero también la carestía e inflación de alimentos, la malnutrición y el descontento social. Los controles de precios de la carne y leche son un fracaso, pero en vez de reconocer esto y levantarlos focalizando la ayuda alimentaria, se insiste en ellos.
Al respecto la pregunta obligada es ¿qué es peor: carne y leche caras, o que no haya para comprar y comer?
Como la ganadería sigue estancada, la producción más retrocede y las importaciones se obligan. Estas se realizan todavía con dólares a Bs. 6,30, pero no será posible así por más tiempo a ese nivel de cambio cuando el libre ronda los Bs. 250.
Entonces la oferta importada se reducirá, y por no producir aquí más, se afectará el consumo de carne, como pasa con el de leche muy disminuido e irregular. Por otra parte, pretender que controles de precios funcionen sin oferta es absurdo, y menos si el que los fija los deja burlar por acuerdo.
Además, nada más imposible de cumplir y hacer cumplir que obligar a vender ganado, carne y leche por debajo de costos, negando la rentabilidad al trabajo y la inversión.
Siendo la solución definitiva desarrollar el agro y la cría a su potencial, las políticas deben cambiar para mejor y pronto. Venezuela puede y debe producir la carne y la leche que se necesita para comer.
Sin carne ni leche no podemos vivir saludablemente.
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