Escasez de alimentos en Caracas es la más elevada en 46 meses
BCV registra que en octubre creció el desabastecimiento de 19 rubros básicos.
VÍCTOR SALMERÓN | EL UNIVERSAL
El informe elaborado por el Banco Central para medir el desabastecimiento desnuda que la carestía de alimentos básicos en Caracas ha crecido incesantemente al punto que el termómetro general, que refleja un promedio de todos los rubros, prácticamente se duplica al elevarse desde 13,1% en octubre de 2012 hasta 22% en octubre de este año, el nivel más alto en los últimos 46 meses.
Al contrastar los dos últimos meses de este año para los que existen estadísticas, septiembre y octubre, queda claro que en las últimas cuatro semanas ha crecido la ausencia de 19 alimentos esenciales y 20 se mantienen en la categoría de serios problemas de abastecimiento, es decir, con una escasez superior a 41%.
Entre los casos específicos de mayor gravedad figura que en 99,9 de cada 100 establecimientos comerciales los consumidores no encuentran aceite de maíz, en 90,1 leche completa líquida, en 87,7 leche completa en polvo, en 82,6 azúcar, en 77,6 harina de maíz precocida y en 61,4 mantequilla.
La escasez ha venido de la mano de una mezcla donde la impresión de dinero que hace el BCV para financiar al Gobierno estimula la demanda mientras que la oferta se reduce por fallas en la producción de empresas estatizadas, que tienen una cuota de mercado muy importante en rubros como azúcar, leche, café y harina de maíz precocida.
Al mismo tiempo empresas del sector privado experimentan retardo en la asignación de divisas que debe hacer Cadivi para la importación de materias primas o productos terminados, conflictividad laboral y problemas para cumplir los costos por precios que han permanecido congelados durante largo tiempo.
Para enfrentar la escasez de alimentos el Gobierno anunció que directamente llevará a cabo un plan masivo de importaciones con compras a países como Colombia, Brasil, Argentina y Uruguay.
"Estamos preparando una cosa masiva de importación de alimentos y de estímulos a sectores clave de la producción", afirmó el vicepresidente para el área económica, Rafael Ramírez, el pasado 24 de octubre.
El desacato
el Presidente de la República, Nicolás Maduro, afirmó dos semanas atrás que no eliminará el control de precios porque es necesario que exista "protección para el pueblo", no obstante, las cifras oficiales revelan que la medida es poco efectiva y las familias pagan por los productos regulados montos muy superiores a los que establece el Gobierno.
Cada mes el Banco Central monitorea el precio de los alimentos que están regulados y lo compara con lo que ordena la Gaceta Oficial, y el resultado es poco alentador. Al cierre de septiembre, en promedio, los precios de los alimentos controlados se ubican 138,4% sobre el que deberían tener de acuerdo al control.
Si bien el Gobierno hace un esfuerzo porque se cumpla el control de precios la experiencia indica que su capacidad de fiscalización cubre a las empresas que producen y a los supermercados, pero no logra que la regulación sea acatada por bodegas, mercados municipales y buhoneros que comercializan una porción importante de los rubros básicos que consume la población.
El resultado es que productos como pollo, queso, carne, leche y azúcar, en la práctica, tienen un costo muy superior al establecido por el control y en los primeros diez meses de este año el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas acumula un salto de 57,8% que se traduce en el mayor incremento para este período desde 1998.
El fracaso del control de precios como ancla contra la inflación no es novedad, Durante el Gobierno de Jaime Lusinchi la inflación anual se triplicó en tres años, en plena aplicación del control de precios y a pesar de un agresivo plan de multas y cierres a empresarios acusados de especular.
Robert Schuettinger y Eamon Butler son los autores de un trabajo donde analizan cien casos en que gobernantes de treinta países intentan librarse de la inflación a través de los controles de precios.
La conclusión de este premiado estudio es que si bien algunos controles de precios han tenido efecto positivo por un corto período de tiempo, en el largo plazo siempre han fracasado, porque no combaten la causa real de la inflación: el incremento de la cantidad de dinero por encima de la productividad.
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