EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

24 feb 2016

Nueva baja de Fonterra confirma volatilidad del mercado internacional de lácteos

Inflamación de la ubre en una novilla: ¿mastitis o edema?


mastitis vacas
CONTexto Ganadero

Las novillas de primer parto o vacas que han dado a luz a varias crías corren el riesgo de adquirir edemas o mastitis durante el periodo de nacimiento de los terneros. Aprenda a diferenciar las particularidades de cada situación.
 
La mastitis es la enfermedad más recurrente en las vacas lecheras. Un diagnóstico oportuno evita inconvenientes con la ingesta de calostro en una cría o que se altere la producción láctea en volumen y calidad. (Lea: La ubre, el órgano más importante en la producción de leche)
 
Si una novilla ha dado a luz a una cría y presenta inflamación de su ubre puede que se deba a un caso agudo de mastitis. 

De acuerdo con Joel Enrique Berrío Montiel, médico veterinario-zootecnista, este mal puede afectar tanto a los animales de primer parto como a las vacas adultas. 
 
Se han conocido casos de hembras a las que se les llena la ubre de leche en su periodo de parto y se causa una distención de la ubre que contribuye con la colonización de bacterias que producen la patología. 

“La mastitis le puede dar a cualquier vaca. En las de más producción de leche puede ser un evento mayor”, anotó Berrío Montiel, quien trabaja en ganadería de leche de Antioquia.
 
Escuche a Enriquie Berrío, MVZ
 
Cuando la inflamación de la ubre no es por mastitis, el diagnóstico puede estar relacionado con un edema. Javier Ardila, zootecnista y experto en ganadería de leche, explicó que en las novillas es recurrente verlos durante su primer parto, sin que sea común su aparición en la mayoría de las vacas del predio, lo que indicaría que se enfrentarían a una posible deficiencia de comida o al consumo excesivo de sales en el periodo del parto.
 
“No necesariamente una inflamación tiene que tratarse de una mastitis. El edema puede aparecer y es algo común; se presenta de forma rutinaria en algunas novillas”, manifestó Ardila.
 
La inflamación por un edema en una novilla se puede extender hasta el ombligo por su cercanía con la ubre, igual que por la mastitis. 

Una vez se ha evaluado la inflamación, se haría necesario replantear la dieta nutricional de las vacas para cambiarles las sales y evitar que retengan líquidos en sus vientres. La desinflamación por edema se logra con una pomada.
 
Si se trata de un caso de mastitis agudo, expuso Joel Enrique Berrío, se buscará bajar lainflamación sintomática, mediante el uso de antibióticos. 

Sin embargo, aclaró el médico veterinario, siempre es pertinente prevenir esta patología antes de curarla. (Lea: La ubre y su fisiología, un asunto relevante para el ganadero)
 
De igual forma, aseguró que si la ubre de la novilla está llena de líquido durante su periodo de parto, se pueden usar paños humedecidos con agua tibia para reducir el riesgo de inflamación.
 
¿Cae la producción láctea si hay inflamación?
 
Javier Ardila subrayó que el pico más alto de lactancia en vacas se da entre los 60 y 90 días luego de su parto y sería “prematuro” asegurar que una novilla con una ubre inflamada no producirá leche.
 
Afirmó que si la novilla presenta un caso de mastitis aún puede proporcionar calostro a la cría, por supuesto, si no tiene comprometidos todos los cuartos de su ubre. 

De lo contrario, se deberá buscar el alimento en una vaca que haya parido recientemente.
 
Algunas fincas disponen de bancos de calostro, medida que ayudará a la cría, que por medio del alimento recibe nutrientes que la ayudan para vivir y ser una futura vaca reproductora. (Lea:Mastitis bovina se podría prevenir con aceite de planta aromática)
 
Fredy Enrique García, investigador Phd de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria, Corpoica, en Tibaitatá, afianzó que la ubre es el órgano más importante en la producción de leche. 

El lema que se ha difundido a los predios productivos es “pezones limpios, secos y sanos”. Así no se pone en juego la estabilidad de las glándulas mamarias de novillas y vacas. 

Un salario mínimo alcanza para 9 de los 58 productos de la cesta alimentaria

En un kilo de harina, de arroz, de leche, de pasta, de azúcar, de café, de carne y en un pollo comprado en el mercado informal se gastan más de 9.000 bolívares.

El poder adquisitivo caerá 31% este año, según Ecoanalítica | Foto Archivo El Nacional
MARÍA FERNANDA SOJO   El nacional

El control de precio de los alimentos establecido por el gobierno desde hace más de una década no ha impedido que los venezolanos tengan que pagar cada vez más por los productos básicos. 
La escasez en los supermercados los lleva con frecuencia a acudir a mercados informales, en los que no existen regulaciones y el precio asciende en cuestión de horas.
“Trabajas toda la semana y cuando cobras el sueldo no te alcanza para prácticamente nada. 
La única manera de comprar la comida más barata es haciendo varias horas de cola en un supermercado, pero entonces no tienes tiempo porque debes trabajar. 
Estamos de manos atadas, y si acudes a un buhonero te cobran lo que les da la gana”, afirmó Nancy Bustamante, empleada de una tintorería en Los Palos Grandes.
Los trabajadores que, como Bustamante, cobran sueldo mínimo son los más afectados. 
Si acuden a puntos de venta informales, los 9.648 bolívares que reciben como remuneración apenas les cubre 9 de los 58 productos que integran la canasta alimentaria del Cendas, Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros.
En puestos de buhoneros de la redoma de Petare en Caracas, un kilo de harina de maíz, que según la Superintendencia de Precios Justos está en 19 bolívares, se consigue en 400 bolívares, la leche en polvo que indica 70 bolívares la venden en 1.500, un kilo de café que cuesta menos de 50 bolívares lo despachan en 1.600 y un litro de aceite que está en 25 bolívares lo expenden hasta en 500 bolívares, mientras que el kilo de azúcar que marca 24 bolívares, el de arroz 25 bolívares y el de pasta 15 bolívares se encuentran en 350 bolívares cada uno.
En frigoríficos también se exhiben precios por encima de los establecidos por el gobierno: el kilo de carne de primera, regulada en 250 bolívares, la vende hasta en 2.000 bolívares, un pollo de 3 kilos que debería costar menos de 200 bolívares lo comercializan en 2.850 bolívares.
Laura Márquez trabaja en una empresa de telecomunicaciones donde gana 18.000 bolívares –salario promedio en el país según firmas nacionales– y pasa por una situación similar a la de Bustamante. 
“Todo el dinero lamentablemente se nos está yendo en comida y ni siquiera es que estamos comiendo bien. Nos hemos tenido que ver en la necesidad de cohibirnos de cosas que antes hacíamos como salir de paseo, llevar al niño a un parque de diversiones, incluso comprar ropa o zapatos”, dijo.
Explicó que para rendir el dinero en su casa lo que hacen es que le dan prioridad a la alimentación de su hijo de 6 años, que es el que está en edad de crecimiento. 
“Gano más que un sueldo mínimo, pero igual no alcanza. Un kilo de carne solo rinde para dos comidas. 
Nos ha tocado dejar de comerla tan seguido. Ni hablar de las caraotas, que pasan de 1.200 bolívares el kilo”.
Incluso un profesor universitario a dedicación exclusiva, que devenga al mes 36.000 bolívares, o 3,8 sueldos mínimos, no puede llevar a su casa los productos que integran la canasta alimentaria. 
Si compra un kilo de chuletas ahumadas, por ejemplo, ya estaría gastando 1.500 bolívares. Por una lata de atún 950 bolívares y si quisiera llevar un kilo de queso blanco tendría que cancelar 2.000 bolívares más.
“La inflación nos pega mucho, los tickets alimentación que debería ser lo único que se use en comida te lo gastas solo en charcutería. 
No nos queda de otra que sacar dinero hasta de las tarjetas de crédito para estirar el dinero”, refirió Luisa Lugo el jueves, cuando hacía cola en un supermercado en Los Ruices.
Más colas 
El incremento de precio de los alimentos ha sido una de las causas de que en el último año haya aumentado la cantidad de gente que hace cola en los comercios formales, afirmó Carlos Álvarez, economista miembro de Ecoanalítica: “Los sueldos no suben al mismo ritmo que los precios de los alimentos. 
Eso hace que quien antes podía comprar un producto en el mercado informal ahora deba ir a los supermercados, donde si respetan los precios regulados”.
Recordó que los controles de precios, como han advertido representantes gremiales, en vez de frenar la inflación ha contribuido a generar distorsiones en la economía. 
La firma para la que trabaja calcula que este año la inflación estará en 296%: “Es nuestra proyección, suponiendo que se tomen medidas como devaluar y decretar el incremento del precio de la gasolina. 
Si eso no se lleva a cabo la inflación puede estar muy por encima”.
Con la inflación prevista para el cierre de 2016, Ecoanalítica calcula que la caída del poder adquisitivo será de 31%. 
La difícil situación en la que se encuentran los trabajadores ha llevado a que muchos de ellos decidan buscar empleos informales para obtener más ingresos, añadió. 
“Al venezolano le ha tocado buscar nuevas formas de ingresos, trabajar más porque de otra manera no puede reunir para cubrir sus gastos”.
Álvarez prevé que por esa situación este año la población ocupada en el sector informal puede crecer dos puntos porcentuales: “El año pasado 47% estaba en el sector informal, estimamos que este año ascienda a 49%”.