BREVE
HISTORIA DE LA EXPANSIÓN PRODUCTIVA CEREALERA
Japón fue el primer país en lograr un
crecimiento sostenido en el rendimiento de los cereales; allí la productividad
comenzó a ascender a partir de 1880, manteniéndose durante medio siglo como el
país con los mejores índices, los cuales fueron especialmente buenos en trigo y
arroz, cuyos potenciales lograron aumentar mediante la aplicación de herbicidas
que permitieron eliminar las malezas, las cuales competían por la luz solar con
las plantas de arroz y trigo. De esa manera pudieron reducir el tamaño de las
plantas de los cereales, lo que permitió que una porción mayor de la fotosíntesis
fuera desviada hacia la formación de semillas parte comestible, logrando a su
vez que las nuevas matas "enanas" resistieran mejor las tormentas y
el peso de las semillas.
Estados Unidos y Europa Occidental
empiezan a mostrar mejoría en las cifras de rendimiento varias décadas más
tarde, aunque poco tiempo después muchos otros países tuvieron también éxitos
significativos. En el caso de Estados Unidos, fue en los años 30 cuando los
agricultores comenzaron a elevar la producción de maíz con la utilización de
variedades híbridas; desde entonces hasta hoy han quintuplicado las cifras,
entre otras razones porque los híbridos más exitosos permitieron además una
densificación considerable de las siembras, pasando de 10 mil plantas por
hectárea a 28 mil y más. A nivel mundial, entre 1950 y 1973, los agricultores
duplicaron la cosecha de cereales, sustentándose casi completamente en el
aumento de los rendimientos; es decir, en apenas 23 años, la expansión de la
producción cerealera igualó el crecimiento del producto logrado entre el
comienzo de la agricultura y 1950.
Es la época cuando se inicia el
intenso proceso de tecnificación de la agricultura la economía mundial pasa de
ser esencialmente rural a altamente urbanizada, el cual implica una ruptura del
ciclo natural de los nutrientes, forzando el uso de fertilizantes para
reemplazar su pérdida. Son justamente los cereales los que impulsan este cambio
y quienes demandan la mayor cantidad de fertilizantes, por lo que no debe
resultar extraño que los tres grandes productores de cereales China, India y
Estados Unidos sean a su vez quienes concentran el 58% de la producción de
fertilizantes en el mundo.
A nivel mundial, los rendimientos
crecieron rápidamente entre 1961 y 1999, y alcanzaron un crecimiento medio del
2,1 por ciento anual, con el dato curioso de que en los países en desarrollo
crecieron incluso más deprisa, con una tasa media del 2,5 por ciento anual. El
trigo, el arroz y el maíz considerados los alimentos básicos más importantes
del mundo alcanzaron las tasas de crecimiento más rápidas, toda vez que su
mejoramiento ha sido el centro de atención de los esfuerzos internacionales,
aunque los rendimientos de los principales cultivos comerciales como la soya y
el algodón también crecieron rápidamente.
COMIENZA EL ESTANCAMIENTO
El crecimiento global de los
rendimientos de cereales se hizo más lento en los años noventa; por ejemplo,
los rendimientos del trigo que habían crecido entre 1961 y 1989 a una tasa
media del 3,8 % anual, aumentaron sólo al 2% anual entre 1989 y 1999 y, aunque
los rendimientos del maíz en los países en desarrollo mantuvieron su impulso
ascendente, las mejoras en trigo y arroz se hicieron mucho más lentas,
disminuyendo a menos de la mitad para el arroz, con tasas de crecimiento que pasaron
del 2,3% al 1,1 % en los mismos períodos.
Una vez superadas la restricción de
nutrientes con la aplicación de fertilizantes y las limitaciones de humedad de
los suelos mediante la irrigación, aunque no se sabe aún cómo los afecta el
cambio climático el límite definitivo para los rendimientos viene dado por la
capacidad máxima que tiene una planta para absorber energía solar y
transformarla en energía química proceso conocido como fotosíntesis. Entre los
cultivos que están llegando a ese límite están el arroz y el trigo en China,
primer productor mundial de ambos rubros, y el maíz en los Estados Unidos, el
mayor productor mundial.
Las evidencias de que efectivamente
se está llegado a los límites biológicos en cereales parecen irrefutables:
Japón y algunas regiones y países de Europa Occidental, altamente
desarrollados, están estancados desde hace algunos años y, los dos gigantes que
son China y Estados Unidos parecen estar acercándose, sin que la elevada
capacidad tecnológica actual haya podido hacer algo al respecto. Probablemente
otros países alcancen pronto los límites biológicos de sus cultivos, sobre todo
porque el cambio climático amenaza con acercarlos peligrosamente.
El reto para la ciencia es enorme: en
sus manos está la alimentación del futuro.
Fernando Travieso
traviesofernando97@gmail.com
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