EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

13 jul 2016

Mercado y consumo de leche retroceden por déficit de divisas

La Lección Venezolana


José F. Lafaurie   La Opinion

Del otro lado del “Arauca vibrador” sobrevive la ganadería venezolana, que fuera próspera y con proyecciones hasta el advenimiento del Socialismo del siglo XXI, y hoy hace parte de la catástrofe del régimen castro chavista de Maduro.
Allí, las estrategias del comunismo internacional, dictadas por el Foro de Sao Paulo y seguidas a pie juntillas por Chávez y Maduro, con la alta dosis de corrupción que termina acompañando también al totalitarismo, cumplieron su objetivo de igualar por lo bajo, persiguiendo la iniciativa empresarial y la propiedad privada, destruyendo el aparato productivo y empobreciendo a todo el país.
Acá, el campo colombiano se enfrenta hoy a la imposición de una reforma Rural Integral que replica las mismas estrategias, disfrazada de equidad en pro de los campesinos sin tierra -derecho indiscutible, por demás-, pero marcada por los claros intereses de control territorial de las Farc; una reforma que, convertida en mandato constitucional, tendrá consecuencias desastrosas para la producción agropecuaria y la vida rural.
En Venezuela la ganadería no escapó a la estrategia. 
Primero fue perseguir a la institucionalidad gremial histórica -La Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela, FEDENAGA-, defensora del derecho a la legítima propiedad privada de la tierra y reclamante de un modelo de desarrollo y una política agropecuaria acordes con las necesidades y fortalezas del sector rural. 
Luego vino la suplantación de esa institucionalidad gremial por una de bolsillo y, suprimidas las voces contestatarias al régimen, iniciaron las expropiaciones masivas de la tierra rural. 
La mayoría de estas propiedades, entregadas a chavistas declarados, nunca fueron explotadas o perdieron productividad, llevando a la crisis de desabastecimiento. 
Se estima que, solo a partir de 2007, cuando se intensificó la expropiación, 5,7 millones de hectáreas fueron afectadas.
El resultado: de no menos de 20 millones de cabezas al final de los noventa, hoy no quedan más de 8 millones. 
Para entonces, la producción ganadera abastecía el 97% de la demanda interna de carne. 
Actualmente, con un consumo anual reducido de 550.000 toneladas, solo el 35% se produce en el país, y algo similar ocurre con la leche, con tan bajos niveles de producción que se debe importar el 70% de la demanda actual. 
Como hoy ni siquiera se puede importar, el resultado es escasez y hambre. El consumo per cápita de carne era de 23 kilos en los noventa y hoy apenas alcanza 6 kilos/año.
Fedenaga es un gremio surgido de la defensa de los derechos de los ganaderos, amenazados por la ola de reformas agrarias expropiatorias que inundó el continente a mediados del siglo pasado. 
Con más de seis décadas al servicio del ganadero, Fedenaga volvió a levantar su bandera en defensa de la propiedad privada y, como consecuencia, en palabras de su presidente: “La institucionalidad gremial ganadera fue fuertemente atacada (…) 
No pudiendo acabar con Fedenaga, la institución cúpula, crearon gremios paralelos oficialistas que apuntalaron hasta más no poder, corrompiendo con agrocréditos no reembolsables y todo tipo de prebendas…”. 
De ser un gremio reconocido, Fedenaga pasó a ser perseguido y traidor al régimen, a pesar de lo cual se sostiene con valentía en sus principios fundacionales.
En nuestro país el ciclo ha comenzado. 
La persecución contra Fedegán es la cuota inicial, por alertar sobre los riesgos que amenazan a los ganaderos en el posacuerdo rural. 
La expropiación para alimentar el Fondo de Tierras; la persecución de una Jurisdicción omnipotente y sesgada; y el acoso impositivo a los productores empresariales. 
¿Qué será de nosotros mañana? 
No puedo evitar la comparación, ni hacerme una pregunta que hoy nos ronda: ¿A quién le estorbaba Fedenaga?

El preámbulo del hambre en Venezuela: la destrucción de su sector agrícola

El preámbulo del hambre en Venezuela: la destrucción de su sector agrícola
Werner Gutiérrez Ferrer   Mundo Agropecuario

En nuestra primera columna para el portal internacional Mundo Agropecuario titulada  Situación actual, y perspectivas futuras, del sector agroalimentario venezolano. Parte I, publicada el 26 de enero del presente año, hice un esbozo de las condiciones adversas que enfrentaba este sector estratégico del país con miras a satisfacer las necesidades de una población que ya sobrepasa los 30 millones de habitantes.
Han transcurrido cuatro meses desde ese análisis, en el cual pronosticaba que con el paso del tiempo solo se agravaría aun más el escenario, de insistir el gobierno nacional en la aplicación de un modelo agrícola – económico basado en un estado importador, productor, transformador y distribuidor de alimentos, sin garantizarle al sector privado agroproductor y agroindustrial, las condiciones necesarias para la cosecha y procesamiento de alimentos dentro de nuestras fronteras.
Al observar los balances presentados por la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios de Venezuela (Fedeagro), la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (Fedenaga), inclusive al revisar la propia Memoria y Cuenta de los Ministerios del Poder Popular de Agricultura Productiva y Tierras, y de Alimentación, podemos concluir que la caída en la producción como consecuencia de insistir en aplicar un modelo agrícola y económico ineficiente y fracasado es prácticamente generalizada en todos los rubros.
Desde el año 2007 he venido alertando al país junto a otros grupos de especialistas en el tema agrícola que de continuar el modelo impulsado desde el gobierno nacional llegaríamos en pocos años a una caída, ya no circunstancial, sino estructural de la producción interna de alimentos, que de coincidir con una baja importante en los precios petroleros, como tristemente ocurrió, pondríamos en riesgo la seguridad alimentaria del Venezolano. 
Existe suficiente evidencia en los medios de comunicación impresa y audiovisual, de estas advertencias de nuestra parte.
El año agrícola 2014 presentó números realmente preocupantes. Según datos aportados por el doctor Carlos Machado Allison entre 2009 y 2014 la producción agrícola en Venezuela disminuyó 6,8%, pero al considerar que la población venezolana crece a una tasa del 1,6% anual, la caída per cápita de la actividad agrícola, fue cercana al 17%. 
Tomemos como ejemplo solo algunos de los rubros más emblemáticos en la agricultura vegetal venezolana.
Según los balances anuales presentados por Fedeagro para el año 2010 se cosecharon en Venezuela  799.712 hectáreas de maíz, mientras que para el 2014, solo se cosecharon  515.611 hectáreas, denotando una caída de 36 % en la superficie cosechada.
Para el cultivo de sorgo la caída en la superficie cosechada fue aún mayor, 68 %, pasando de 223.934 hectáreas en el 2010 a solo 70.983 hectáreas en el 2014. En caña de azúcar la caída en la superficie cosechada paso de 130.805 hectáreas en el 2010, a 94.976 hectáreas en el 2014, representando una caída de 27 %.
En el año 2010 190.440 hectáreas de café fueron cosechadas en el país según los balances presentados por Fedeagro, cayendo en el 2014 a 168.426 hectáreas, es decir una disminución de 12 %.
Este escenario se repite para la casi totalidad de los rubros agrícolas vegetales, resaltando que en el año 2014, 8 de los 12 rubros principales que producidos mostraron caída en la superficie cosechada al compararse con los resultados del 2013 (- 3% maíz, – 19% sorgo, – 65% girasol, – 31% papa, – 12% tomate, – 24% pimentón, – 8% caña de azúcar y café – 31%), y los otros 4 rubros, solo mostraron una “leve recuperación” que no puede catalogarse como crecimiento si se compara con la producción del año 2007 – 2008.
Desconociendo por completo los llamados que desde varios sectores del agro se hicieron para corregir, el gobierno nacional lejos de rectificar sus políticas, hizo caso omiso, y durante el año 2015, y lo que va del 2016, ha afianzado su modelo del Socialismo del Siglo XXI no solo negándole las posibilidades de crecimiento al sector privado venezolano, sino que sus medidas se han convertido en el lastre que ha originado una caída vertiginosa de la producción de alimentos a niveles jamás registrados en Venezuela.
Con respecto a los resultados del año agrícola venezolano 2015, ya para octubre de ese año, en reportaje que me publicó un diario del país, conociendo las proyecciones de producción lo califique como “el peor año de la agricultura y la ganadería venezolana de los últimos 60 años”. 
Lastimosamente para nuestra nación, ya conocidos los resultados del ciclo de invierno, culminada la zafra azucarera 2015 – 2016, y la cosecha del ciclo norte verano 2015 – 2016, mi definición está totalmente ajustada a la triste realidad de nuestros campos agrícolas.
En el balance que realiza Fedeagro,  de los doce rubros a los cuales esta organización le hace seguimiento once (11) muestran decrecimientos significativos en su producción (maíz –26%, arroz –30.4%, sorgo –20.6%, caña de azúcar –21.2%, naranja –17%, girasol –6.8%, café –18.2%, papa –51.2%, tomate –28.3%, cebolla –19.2%, pimentón –38.7%)  al comparar los resultados del año 2015 con respecto a los obtenidos en el 2014, solo hubo crecimiento para el cultivo de ajonjolí (+41.7%).
La triste radiografía del sector agrícola vegetal venezolano es aun más dramática si observamos los resultados de la comparación de la producción del año 2015, con respecto al año 2008, año a partir del cual comienza a marcarse el declive en la producción agrícola del país. 
En esta comparación se observa una drástica caída en la producción en diez de los doce rubros analizados (maíz –58.5%, arroz -37.3%, sorgo -80.5%, caña de azúcar -51.5%, girasol -80.0%, café -71.2%, papa -74.3%, cebolla -52.5%, tomate -18.7% y pimentón -40.9%).
Ha sido tan abrupta y evidente la caída en la producción agrícola en Venezuela, que hasta el propio Ministerio del Poder Popular de Agricultura Productiva y Tierras (MPPAT), organismo acostumbrado al “maquillaje de cifras”, en su Memoria y Cuenta del año 2015 presentada ante la Asamblea Nacional reconoce que de 57 renglones reportados en el ítem “superficie cosechada según productos”, 39 de éstos presentan contracción en las hectáreas alcanzadas. 
Señalan en su informe que en el año 2015, con respecto al 2014, la superficie cosechada se redujo en un 10%, pasando de1.923.665 hectáreas en el año 2014, a 1.728.601 hectáreas en el 2015.
Una cifra que llama poderosamente la atención y que es un excelente indicador de lo que significo la caída en la actividad agrícola de Venezuela en el año 2015, es la contracción del PIB Agrícola en -15.6% según información que reporta la Comisión Especial para el Estudio de la Crisis Alimentaria de Venezuela de la Asamblea Nacional.
Una caída tan significativa en el PIB Agrícola es originada no solo por lo ya descrito en el rubro agrícola vegetal. 
En el área de la producción animal, la misma memoria y cuenta del MPPAT reconoce la caída de los rubros ganaderos durante el año 2015. 
El número de cabezas de ganado bovino se redujo en 6,52%. 
Para el caso del sector porcino reportan una caída de 3,84%, mientras que para el número de cabezas de caprinos la caída fue de 0,5% y en ovinos de 0,64%. Mientras que para la producción de huevos de  consumo la caída en la producción es de 2,94%.
Contradictoriamente, estas cifras difieren con lo afirmado por el propio MPPAT Wilmar Castro Soteldo durante reciente visita al estado Zulia indicando que el rebaño actual bovino de Venezuela es de 16.500.000 cabezas. 
Olvida este funcionario que en las Memoria y Cuenta de su ministerio de los años 2012 – 2013 este organismo reporto que el rebaño estaba cercano a los 14.500.000 cabezas, siendo biológicamente imposible que se haya incrementado alrededor de un 12% en dos años, y menos aun cuando en el año 2015 la propia Memoria y Cuenta del MPPAT reporta el beneficio de 1.904.716 cabezas, y para el 2014 2.038.778 cabezas.
Adicionalmente, para desmentir esta afirmación del actual ministro, hay que considerar las muertes ocurridas entre el 2014 – 2015 y parte del 2016 por el intenso verano sufrido en las zonas productoras. 
Se estima que las muertes están por sobre las 100.000 cabezas, afirmando algunos sectores que se pudieron haber perdido inclusive más de 300.000 cabezas, además que por efecto de la adversidad climática se redujo significativamente la eficiencia reproductiva de los rebaños, es decir el numero de preñeces y por ende de pariciones.
También parece hacer caso omiso el ciudadano ministro Castro Soteldo a una realidad que está a la vista de todos y de la cual la propia FANB, el gobernador del Zulia y su propio ministerio tienen conocimiento sobre la extracción de ganado bovino y bufalino hacia Colombia, negocio que manejan grupos irregulares armados en complicidad con los cuerpos de seguridad del estado venezolano según lo han denunciado distintas instancias del gobierno del vecino país. 
Aun cuando no hay cifras sobre cuantas cabezas pudo haberse perdido, en estos últimos tres años personalidades del vecino país estiman el ingreso de hasta 1.000.000 de cabezas a su territorio a través de la frontera venezolana.
En lo personal coincido parcialmente con las estimaciones de la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (FEDENAGA), que nuestro rebaño para los años 2012 – 2013 estuvo alrededor de las 12.500.000 cabezas. 
Para el presente año debemos estar cercanos a las 9.000.000 cabezas de ganado, presenciando una caída en la producción de carne bovina y leche en Venezuela en los últimos tres años de alrededor del 30 a 40 %, inclusive algunos sectores hablan de hasta un 50 %.
Por esta razón difiero por completo de la cifra presentada por el MPPAT en su memoria y cuenta del año 2015 según la cual la producción de leche en el país en el 2015 con respecto al 2014 creció en 3.91 %. 
Es imposible en un país donde la ganadería es básicamente de doble propósito (carne – leche) que reportándose una caída en la producción de carne, exista incremento en la producción de leche, máximo cuando venimos de tres años consecutivos de intenso verano y en el cual los productores no tuvieron acceso oportuno a alimentos balanceados para sus rebaños, y los que lograron adquirirlo fue con marcados sobreprecios por lo que la cantidad consumida por su ganado era significativamente menor.
Durante el período 1998 – 2016 nuestro país no sólo ha visto decaer su producción agrícola vegetal – animal interna, sino que presenciamos el incremento significativo de las importaciones agroalimentarias pasando de importar 1.200 millones de dólares en 1998, a adquirir en el año 2013 por sobre los 8.000 millones de dólares en alimentos. 
Las importaciones de estos rubros de primera necesidad, solo para este período crecieron un 541%, la mayoría de ellas sin pagar aranceles, y realizadas a una tasa de cambio que genera una competencia desleal con la producción interna de alimentos.
Sólo la caída del precio internacional del petróleo obligo a un gobierno acostumbrado al despilfarro, ineficiencia y corrupción en los procesos de importaciones agroalimentarias a disminuir el monto y volumen a que venían acostumbrados importar, lo que les permitía “disimular” el daño causado al sector agroalimentario nacional, manteniendo satisfecha la oferta interna de alimentos.
Desde el 2014, y a la presente fecha, la caída en las importaciones, junto a la ya descrita disminución en la producción interna de alimentos por parte del sector primario de nuestra economía, produjo una disminución en la oferta, y por ende ha generado una demanda insatisfecha produciendo ya síntomas inequívocos de un pueblo sufriendo hambre por inaccesibilidad de alimentos, fenómeno que continuare desnudando ante el país y el mundo, en las próximas columnas para Mundo Agropecuario.

Falta de insumos frena aumento en superficie de siembra de arroz

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Prensa Asoportuguesa  Ultima Hora Digital

“Venimos de un ciclo históricamente negativo como fue el norte verano 2015-16, donde prácticamente no se cultivó nada de arroz por los retrasos en los pagos de los subsidios, lo que nos llevó a descapitalizarnos. 
Sin embargo, los agricultores estamos dispuestos a aumentar la siembra y volver a producir la cantidad que tradicionalmente aportábamos al país”.
Así lo aseguró Aurelio Amaya, directivo de la Asociación de Productores Rurales del estado Portuguesa (Asoportuguesa), al informar que la siembra de arroz inició con algunos problemas en el establecimiento de la superficie, lo que frena la intención de aumentar el área, tras la escasez de herbicidas pre y posemergentes que se aplican para el control de malezas, incrementando los costos de producción y el riesgo de perder el cultivo.
El directivo de Asoportuguesa señaló que anteriormente se tenían menos dificultades con el suministro de agroquímicos e, inclusive, en Portuguesa se contaba con una importante planta formuladora de Propanil, pero la oferta se fue cerrando en el caso del sector privado, aumentando la dependencia hacia Agropatria, que hoy distribuye casi el 100 % sin estar en capacidad de satisfacer la demanda en el momento oportuno.
El consumo nacional de arroz oscila en 1.200.000 toneladas, de las cuales en el 2015 solo se produjeron 800.000 tons., cantidad que apenas alcanzó para cubrir un 57 %, mientras que en el pasado ciclo verano 2015-16 la superficie de siembra disminuyó a 27 mil hectáreas, representando una caída aproximada de 63 % con respecto a similar período 2014-15. 
Según Amaya, la política de subsidios incidió en la merma de la cosecha, deviniendo en las fallas que actualmente se tienen en el abastecimiento.
“Si se nos hubiese escuchado, por lo menos en arroz no tendríamos este problema. 
No obstante, se están haciendo las rectificaciones y la ventaja es que si se nos da respuesta en cuatro o cinco meses se empezarían a ver resultados positivos y a futuro disminuiríamos la brecha hasta normalizar la oferta y retomar el proyecto de exportación”, apuntó.
También destacó que en este ciclo de siembra la inflación en fertilizantes ronda el 1.100 % y la de insecticidas está en 800 %, por lo que se tienen expectativas de que se fijen precios cónsonos a los costos en el campo, bien sea a través de revisiones periódicas a los precios o liberar la comercialización del rubro.

Enfrentamiento verbal generó “rescate” de tierras de uso agrícola

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   Ultima Hora Digital

El rescate de un predio de más de 100 hectáreas que colinda con la urbanización Llano Alto, el Hospital Privado de Occidente (HPO), y la vía a Monte Oscuro y la finca El Rosario, en Araure, generó ayer un enfrentamiento verbal  entre los concejales del municipio y los propietarios, quienes se negaron a la ejecución de la medida, alegando que estaba siendo realizada de manera “arbitraria” y sin base en la condición real del predio.
La acción fue acordada según decreto Nº AMD-006-2016 emitido por la alcaldesa Nubia Cupare el pasado 24 de mayo, en el marco de la emergencia nacional establecida en el decreto presidencial 2.323, de fecha 12 de mayo del 2016, publicado en la Gaceta Oficial Extraordinaria Nº 6.227, y ratificada por el Concejo Municipal en el acuerdo Nº SCM-11-2016.
“Se trata del rescate de 365 hectáreas que están dentro de la poligonal urbana, comenzando con 102 para la siembra de maíz en un trabajo conjunto entre la Alcaldía, el Concejo y los consejos comunales. 
Aquí se cumplieron los canales regulares, se hizo la publicación en los medios a ver si existía alguna persona interesada o que se dijera propietaria, sobre todo el señor Antonio D´Agrosa, y nunca recibimos la defensa. 
Esto no es un capricho de los concejales, es algo basado en un decreto”, expresó el edil Carlos Hernández, presidente de la Comisión de Ejidos.
-Ahora, que incluso íbamos a iniciar la siembra, aparecen unas personas diciendo que son las propietarias del lugar, pero nosotros sabemos que detrás de ellos hay terratenientes; no obstante, les hemos manifestado a sus abogados que acudan a la sede del Concejo Municipal a presentar su defensa, y si comprobamos todo lo que tiene que ver con la productividad de las tierras, no tenemos ningún inconveniente en proceder a la entrega del título, aseveró Hernández.
Sí tienen dueño
Familiares del dueño de 127 hectáreas de las 365 a rescatar, específicamente del lote donde ayer se produjo el enfrentamiento, pidieron apoyo de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Policía y del Instituto Nacional de Tierras (INTI) para evitar la ejecución de la medida.
“Esta tierras sí tienen dueño, pertenecen a José Adrián Sánchez Jiménez, y han estado productivas en los últimos tres años. 
Aquí se siembra maíz, pero este año no hemos iniciado por falta de insumos; también tenemos ganado, pero ellos (concejales) de manera arbitraria el día miércoles llegaron y sacaron a los animales, causando daños a la cerca e incluso la perdida de ganado, y además quemaron el pasto”, relató Liliana Sánchez, familiar del dueño.
Entre tanto, José Sánchez “Guacuco”, padre del propietario, responsabilizó de la acción al concejal Carlos Hernández y al asesor jurídico del Concejo Municipal, Pedro León Daza, asegurando que “ambos lo que buscan es adueñarse de estos terrenos para intereses personales”.
-¿Por qué no van y rescatan las hectáreas que tienen abandonadas más adentro?, yo sí sé por qué no lo hacen, porque allá la delincuencia está desatada, entonces quieren venir a agredir a quienes tenemos tres años aquí echándole, protegiendo estas tierras y sembrando, recalcó.
“Personas como esos dos, son los que han acabado con el proceso en Venezuela, porque se escudan en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para atropellar al trabajador. 
Yo no tengo miedo, y responsabilizo a León y a Hernández si me pasa algo”, manifestó Sánchez.
Al respecto, el concejal Hernández aseguró que “en ningún momento aquí se hizo algo ilegal o arbitrario. Ciertamente se procedió a mover el ganado, pero en presencia de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y autoridades municipales, lo cual consta en acta firmada por la Síndico Municipal”.
Respaldo popular
Es de resaltar, que miembros de la Comuna Guaimaral expresaron su rechazo a la medida. 
“No aceptamos más atropellos a nuestros productores, así no se trabaja en socialismo; ellos deben proteger a nuestros productores, ayudarlos, pero nunca lo han hecho, nunca se ha recibido apoyo del municipio, porque a ellos (concejales) lo que les interesa es engordar este terreno para urbanizarlo”, expresó María Montesinos.
Al respecto, Liliana Sánchez agregó que en una publicación en un medio regional el pasado 7 de mayo, el Concejo Municipal informó sobre la asignación de un lote de estos terrenos a la constructora El Samán, “ahora dicen que los quieren para sembrar, evidentemente se están contradiciendo, se les están cayendo las máscaras”.
Consecomercio rechaza que gobierno centralice distribución de alimentos

La presidente del gremio, Cipriana Ramos, insistió en que las bolsas de alimentos de los Clap no llegan a todos los ciudadanos.
Cipriana Ramos
Madelen Simó Sulbarán   El Mundo
El Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio) rechazó la intención gubernamental de centralizar la distribución de los pocos alimentos que se pueden producir o procesar en el país.

En la entrevista matutina de Venevisión, Cipriana Ramos, presidenta de Consecomercio, explicó que los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) deberían generar y fortalecer las cadenas de distribución estatales, comunales y mixtas, pero en la práctica esto no está sucediendo, pues "las bolsas no están llegando a todas las familias. 

Se están desviando y además no es nada más en los barrios, porque estas bolsas deben están dirigidas a todos, porque si eliminas el canal de distribución normal que es el sector privado cuando tú ibas a un abasto, a un supermercado a comprar un producto", ahora hay personas que se quedan sin acceso a alimentos.

Para el organismo gremial de los comerciantes y expendedores de servicios, la medida sólo responde a fines políticos y no sociales.

Cipriano cuestionó que autoridades del Gobierno afirmen que ya pasaron los momentos más agudos de la crisis y que la situación debería mejorar en el segundo semestre del año. 

"Cuando no hay producción nacional y hay importación nosotros no podemos decir que la crisis ya ha comenzado a subsanarse, eso yo pudiera decirlo si estuviésemos viendo que están ingresando la materia prima para producir el Atún enlatado, para producir la Avena todo lo que comemos los venezolanos, para producir las medicinas", apuntó. 

Consecomercio también criticó en un comunicado la organización de los Clap e indicó que "dicha canalización no impedirá que el sistema termine convirtiéndose en un empeoramiento de la escasez, y en un afianzamiento de la corrupción".

A juicio de la institución, se profundizará el mercado negro y el llamado “bachaqueo”. 

Control de precios

Ramos señaló que pese al incremento de algunos precios,  todos los precios están rezagados y no fueron suficientes. 

"El tema no es que sigas controlando precios porque siempre van a estar rezagados", recalcó. 

Exhortó al Gobierno a que libere los precios y se dedique a las funciones que le corresponden y que deje al sector a asumir su responsabilidad de "entregar el bien a un precio que demanda el mercado que tú puedas pagar". 
Marco Torres descarta que distribución de alimentos sea exclusiva de los Clap


El ministro de Alimentación ofreció esta información a su salida de una reunión con el sector universitario. 

Ministro Marco Torres
El Mundo

El ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, descartó que la distribución de alimentos quede en manos exclusivas de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap).

Aseguró que los hechos violentos de este jueves en la avenida Fuerzas Armadas fueron hechos aislados y no por el desvío de alimentos a los Clap.


Las declaraciones fueron emitidas luego de una reunión con el sector universitario donde prometieron entregar en los próximos días 200 toneladas de proteínas a las universidadessegún reseña el portal de Globovisión. 


En este sentido, el ministro de Educación Superior, Jorge Arreaza, exhortó a los vicerrectores que asistieron al encuentro a que autoabastecieran sus propios alimentos.

El secretario de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Amalio Belmonte, aseguró que si no hay financiamiento no es posible autoabastecimiento de rubros.
¿Te has preguntado qué paso con las personas a las que les expropiaron sus Tierras en #VZLA?

                                                     INTRODUCCIÓN




VOLUMEN 1



VOLUMEN 2


VOLUMEN 3


VOLUMEN 4


VOLUMEN 5


VOLUMEN 6



Saquearon depósito de la CVAL en Barinas

Un grupo de personas forzó el portón del almacén y se llevaron productos de la cesta básica.

El hecho ocurrió en Ciudad Bolivia | Foto: Twitter
El Universal

Ayer un grupo de personas saqueó un depósito de la Corporación Venezolana de Alimentos (CVAL), ubicado en el sector la "Y" de Ciudad Bolivia, estado Barinas.
De acuerdo con tuiteros, la gente se llevó comida del almacén luego de forzar el portón.

Pdval y Bicentenario reducen su oferta al mínimo para privilegiar control social de los CLAP

En Abasto Bicentenario solo vendieron desodorantes la semana pasada y para este lunes ofertaban pañales
    Correo del Caroni

Hace aproximadamente un mes que no se venden productos de la canasta básica alimentaria en el Abasto Bicentenario de Alta Vista, única sucursal del mercado en todo el estado Bolívar.
Para este lunes vendían un paquete de pañales por persona, marca Pampers, tallas pequeña y mediana. La semana pasada vendieron desodorantes. 
La oferta regular estos días es de cloro y otros productos de limpieza, “¡Debe ser que con eso yo voy a comer!”, satirizó una compradora de la cola que prefirió no identificarse. 
A los pocos minutos decidió irse, pues los pañales no eran de su interés.
Yuliana Martínez, otra usuaria, indicó que les han dicho, tanto aquí como en Pdval, que estos mercados son centros de acopio, desde donde parte la comida gestionada a través de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP). 
Martínez rechaza esta decisión, “porque esas bolsas de comida no le llegan a uno”, revelando problemas de distribución en los sectores Vista al Sol y 25 de Marzo, en San Félix.
En lo que va de año, las bolsas de comida han llegado solamente dos veces a Villa Adonay, en la parroquia Unare de Puerto Ordaz. Marianny Miranda, vecina del sector, decidió hacer la cola por pañales este lunes aprovechando que la línea estaba relativamente corta y ordenada.
“Lo que estoy es comprando puras verduras, porque los bachaqueros tienen precios incomparables. 
Prefiero pagar mil bolívares en un kilo de yuca que un arroz”, dijo, aunque el kilo de arroz ya cuesta hasta 1.500 bolívares en la reventa informal. 
“Leche tengo más de un año que no consigo. 
A mis hijos pequeños les doy crema de arroz, chicha, o alguno de esos preparados que tienen leche”, añadió. 
Poca comida 
La historia no es distinta en el Pdval Los Samanes, ubicado en Alta Vista, que también es la única sucursal pública para toda Ciudad Guayana. 
Este lunes reabrieron sus puertas al público pero solo tenían exhibidos unos cuantos envases de cloro, algunas latas de sardinas y pepitonas, pasta de tomate y paquetes de vasos plásticos.
El lunes de la semana pasada no había acceso al público y esto generó una protesta de compradores desilusionados que exigían la venta de todo lo almacenado
Trabajadores del Pdval, que pidieron no ser identificados, confirmaron que la comida ahora se traslada en bolsas a las jornadas gestionadas por los CLAP.
Entre los alimentos que se despachan actualmente están leche en polvo, harina de maíz, caraotas, aceite y sardinas. 
Según el personal, que enfatizó que las declaraciones oficiales deben ser suministradas por la coordinación regional de la Misión Alimentación, el Pdval funciona como centro de acopio desde abril de este año.
En la antesala de las oficinas administrativas de Pdval, al lado del supermercado, algunas personas esperan para entregar los censos correspondientes para solicitar una jornada de CLAP, las cuales se realizan con una frecuencia de 15 días a un mes dentro de las comunidades.
pdval
Se impidió al equipo reporteril de Correo del Caroní tomar fotos dentro del Pdval, cuyos anaqueles están casi vacíos, salvo por la presencia de pocas latas de sardinas, pasta de tomate y cloro
Sin embargo, la implementación de los CLAP también ha generado descontento en la población por lo engorroso del trámite, la poca variedad de la comida suministrada por la escasez de importantes productos como carne y pollo, y que no hay suficiente comida para abastecer tanto en el punto de venta como en las jornadas casa por casa.
Vale resaltar que desde hace tres años está cerrado el Súper Pdval de Vista al Sol. Mientras antes había comida para las dos sedes y para las jornadas comunitarias, ahora solo hay bolsas de ciertos alimentos para las jornadas del CLAP.
Sistema de venta 
El abastecimiento de las jornadas para los CLAP está sectorizado. 
En Pdval, por ejemplo, se aplica el llamado punto y círculo, que indica que esta sucursal abastecerá a las comunidades cercanas al punto de venta, que serían parte de las parroquias Unare y Universidad.
Mercal y Friosa se encargarían del resto de la ciudad. 
Una vez solicitada la jornada a través de la nueva célula vecinal, Pdval acuerda la ruta de distribución y prioriza los sectores a atender.
En la sede del supermercado se venderá comida a los consumidores, siempre que sobren alimentos de las jornadas de venta de los CLAP. 
Los trabajadores consultados defendieron el nuevo mecanismo, en el que los ciudadanos deben pagar el traslado de los alimentos o incluso los buscan en sus propios carros, para evitar la reventa obachaqueo, “porque hemos visto cómo compran algo y más adelante, por aquí mismo, lo revenden mucho más caro”.
Todas las historias están unidas por una vertiente: escasez de comida y una vertiginosa pérdida del poder adquisitivo. 
Ahora, por decisión del Gobierno, se le suma un trámite burocrático para que los ciudadanos puedan acceder a una simple bolsa de comida, mientras las colas y la reventa continúan.

El extraño caso de la desaparición del maíz blanco en Venezuela


El extraño caso de la desaparición del maíz blanco en Venezuela; por Ángel Alayón 640
Angel Alayón  Prodavinci

Hay una versión de la historia que ubica el origen de la palabra “arepa” en el vocablo erepa, una voz de los indígenas cumanagotos que significa maíz
Y la arepa es una forma de comer maíz desde antes de que Cristóbal Colón pusiera un pie en Macuro, en particular maíz blanco.
Digamos, entonces, lo obvio: sin maíz no hay arepas.
En estos tiempos de escasez y racionamiento, los comunicados de la industria advirtiendo sobre los bajos inventarios de maíz son motivo de preocupación en un país donde la arepa es un componente clave y un símbolo importante en la dieta de los venezolanos.
Hubo un tiempo en que no había escasez de maíz blanco. 
Venezuela se autoabasteció de maíz blanco hasta el año 2006. 
Desde ese año hasta 2015, la producción de maíz cayó un 62%. 
El gobierno nacional ha tenido que importar maíz blanco para abastecer a la industria de harina precocida.
Las necesidades de maíz blanco de la industria venezolana, donde participan empresas privadas y empresas públicas, se estiman en 1.400.000 toneladas para este año. 
La cosecha nacional fue de apenas 600 mil toneladas, por lo que el gobierno deberá importar aproximadamente unas 800 mil toneladas y revenderle maíz a la industria, si quiere mantener los niveles de producción. 
En Venezuela, el gobierno nacional es el único autorizado a importar maíz y semillas. 
La producción de harina precocida depende ahora de que adquiera el maíz y lo venda. 
Eso sin mencionar la responsabilidad que tiene también como agroindustrial.
La producción de maíz blanco en Venezuela era una historia de éxito

Venezuela pertenece a una pequeña cantidad de países donde el maíz (principalmente el maíz blanco) es consumido por humanos. 
Es también el caso de México, Sudáfrica, Colombia, algunas zonas de Estados Unidos y los países de América Central. 
En el resto del mundo el maíz es consumido por la industria de alimentos para animales, principalmente el maíz amarillo por contener precursores de la vitamina A que son necesarios para el engorde.
La autosuficiencia de maíz blanco en Venezuela era una historia de éxito debido a que la producción internacional del maíz blanco es volátil. 
Depender de las importaciones traslada esa inestabilidad a la oferta disponible de harina precocida. 
Por ejemplo: las cosechas de maíz blanco de México y Suráfrica, los países con mayor capacidad exportadora, son inestables porque su producción es sensible a los cambios climáticos.
Pero existe otra razón para favorecer la producción nacional de maíz blanco sobre el amarillo en Venezuela. 
Y es una razón económica: el maíz amarillo es más barato que el maíz blanco en los mercados internacionales. 
A los precios de hoy, un kilogramo de maíz blanco puesto en un puerto venezolano es 18% más caro que un kilo de maíz amarillo.
¿Por qué ha caído la producción de maíz blanco en Venezuela?

La disminución de la producción nacional de maíz blanco es consecuencia de las políticas económicas implementadas por el gobierno.
En Venezuela, un agricultor tiene que decidir si siembra maíz blanco o maíz amarillo en un país donde los precios del maíz están regulados. 
Si el maíz blanco y el maíz amarillo tienen el mismo precio, el agricultor no tendrá preferencia por uno de estos dos tipos de maíz. 
Así era en 2006, cuando ambos se vendían a 0,56 bolívares por kilo. 
Sin embargo, los precios que recibía el agricultor por sembrar maíz amarillo empezaron a subir.
Para la cosecha de 2015, el precio regulado del maíz amarillo era de 22 bolívares, mientras que el precio regulado del maíz blanco era de 15 bolívares. 
El gobierno entregó un subsidio de 7 bolívares por kilo a los productores de maíz blanco, así que, al menos en principio, los precios eran iguales. 
Pero nunca fue tan apropiada aquella frase popular que señala la diferencia entre la práctica y la teoría.
El maíz blanco es comprado por la industria de la harina precocida de maíz, cuyo producto principal tiene los precios regulados desde 2003 y son supervisados de forma estricta por el gobierno. 
Bajo estas condiciones, la industria de harina precocida sólo puede pagar el maíz blanco al precio que establece la regulación oficial. 
Mientras tanto, el  maíz amarillo es comprado por la industria de alimentos para animales, que pone en el mercado productos que están regulados y productos que no lo están. 
La consecuencia de esta distorsión es que el maíz amarillo es pagado a precios muy superiores a los establecidos en la regulación. 
Por ejemplo: en la última cosecha, el maíz amarillo se pagó en 50 bolívares por kilo, lo que representa un 233% de sobreprecio en comparación con el maíz blanco.
En teoría, los precios del maíz blanco y del amarillo eran iguales, en la práctica, la diferencia a favor del amarillo es enorme. 
Bajo esta estructura de incentivos: ¿quién podría estar interesado en sembrar maíz blanco?
Incluso algunos productores que siembran maíz blanco lo venden como si fuera amarillo. 
Un productor agrícola me explicó que una manera de sembrar maíz blanco y venderlo a precio de amarillo es aprovecharse del proceso de polinización cruzada del maíz, consecuencia de su condición hermafrodita: siembran una hilera de maíz blanco al lado de una hilera de maíz amarillo. 
El resultado de esta estrategia es que la mazorca tendrá maíz amarillo y blanco. 
Las regulaciones vigentes establecen que cuando la mazorca tiene al menos un 3% de granos amarillos debe descartarse como suministro para la industria de la harina precocida.
El insoportable peso de los controles
Mientras existan los controles de precios, existirán estas distorsiones. 
Y la producción de maíz blanco seguirá en caída libre, como una consecuencia inevitable, y además aumentará la dependencia de las importaciones.
Los controles de precios, tarde o temprano, siempre generan escasez. 
Así ha sido a lo largo de la historia y no podía ser diferente en Venezuela. 
Y sí ya el control de precios era un problema en sí mismo, la permisividad del gobierno en relación a los precios a los que se paga el maíz amarillo ha terminado de profundizar la distorsión.
En este año se estima que el gobierno destinará 300 millones de dólares sólo a la importación de maíz blanco. 
Un gasto que ahora se hace ineludible, pero que es la consecuencia  de un sinsentido económico en un país que es sometido por su gobierno a un shock de importaciones, de inflación y de escasez sin precedentes en su historia.
Urge una revisión integral de las políticas públicas que afectan a la agricultura y a la agroindustria, una revisión que pasa por deshacerse de un control de precios a los productores y a la agroindustria, que sólo ha servido para desestimular lo que más necesita Venezuela en este momento: producción de alimentos.