EL CAMPO VENEZOLANO



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24 abr 2016

Se nos ha expropiado el exquisito aroma del café venezolano: PARTE 1

Se nos ha expropiado el exquisito aroma del café venezolano: PARTE 1
Werner Gutiérrez Ferrer   Mundo Agropecuario


Al hablar de la economía venezolana de los siglos XIX y buena parte del XX, es obligatorio referirnos al cultivo del cafeto.  
En principio junto al cacao, y luego como rubro principal, el cultivo y exportación del café fue capaz durante muchos años de dinamizar la economía venezolana, aproximadamente el 70% de las explotaciones agrícolas cultivaban café. 
Durante casi un siglo de nuestra historia, la producción y la comercialización del café venezolano en el mercado internacional se constituyó en la base de la economía nacional. 
El bienestar y prosperidad de los pueblos andinos y el desarrollo de ciudades, como Maracaibo, está indisolublemente unido a la riqueza que ingreso al país por la exportación del verdadero “oro negro”, que nunca como nación, debimos abandonar.
Fue durante el año 1784, en el cual se estableció la primera plantación de este cultivo a escala comercial, en los jardines de la aldea de Chacao, Hacienda La Floresta. 
De ahí comenzó a extenderse por diferentes regiones del país, para los primeros años del siglo XIX ya se consideraba importante la superficie establecida en Mérida y Táchira, y en menor escala en Trujillo, pero ya su presencia es registrada igualmente en las provincias de Carabobo, Barcelona, y Cumana entre otras.
El alza de los precios del café en el mercado internacional fue el impulso que llevo a algunos hacendados dedicados al cultivo del cacao a establecer el café en las aéreas de sus fincas no acordes  para la siembra del cacao. 
En la historia del país queda registrado que ya para el año 1830, definitivamente el cacao es sustituido por el café como principal rubro de exportación en la economía nacional.
Foto referencia
El café se convierte entonces en el motor que impulsa el desarrollo de vías de comunicación fluvial y terrestre, nueva infraestructura y el desarrollo de comercios y banca pujante que lleva bienestar a los pueblos del interior del país, principalmente de los estados Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia. 
Para esa época, la ciudad de Maracaibo es la principal beneficiaria del comercio internacional del café ya que es a través de su puerto donde el producto es llevado a Europa y Norteamérica.
Es así que ya para 1895 nuestro país llego a ocupar el tercer lugar entre los países con mayor producción. 
Sin embargo, luego de esa fase de crecimiento y esplendor del cultivo del café en Venezuela, vendría una fase de estancamiento y más adelante de decadencia.  
A partir de 1925 comienza de manera significativa el descenso en el volumen y calidad del grano exportado, estando ya para 1933 en el octavo lugar entre los exportadores del grano a nivel mundial.
Sin duda que la entrada en escena de la explotación petrolera fue uno de los principales causantes que la actividad económica del café se viera disminuida en nuestro país, entrando en un proceso caracterizado por la sobrevivencia, ante una realidad en la cual era muy poco probable que pudiese llegar a ser competitivo con el petróleo.
Este escenario de decadencia del rubro agrícola más importante de toda la historia venezolana, llega a su mayor punto de declive durante los últimos 15 años cuando Venezuela deja de ser un país exportador de café. 
Según informaciones de algunas organizaciones, específicamente desde el año 2004 nuestro país no lleva café al mercado internacional, no obstante, según la OIC hasta el 2007 aparecemos entre los exportadores de café, mientras que el Gobierno nacional hizo anuncios de exportación en el año 2010 en el convenio con Bielorrusia, el cual sorprendió al país agrícola, ya que no era explicable que mientras aparecíamos entre los principales compradores del café nicaragüense, estuviésemos exportando café a otros países. 
Ha sido de tal magnitud el daño causado que Venezuela para el presente año importará el 82 % de del café consumido en su mercado interno.
Foto archivo particular
Superficie de siembra y producción de café en la Venezuela actual.
Lastimosamente los errores cometidos y la falta de visión de los distintos gobiernos que no lograron entender la frase de nuestro ilustre escritor y político Arturo Uslar Pietri de “sembrar el petróleo” nos llevaron a convertirnos en un país importador del espirituoso grano, y más grave aún, de continuar bajo el modelo económico y agrícola actual, el sector caficultor venezolano, podemos presagiar camina aceleradamente hacia su desaparición.
Para que mis lectores dimensionen el verdadero nivel de decadencia al que nos han llevado en el sector caficultor, tenemos que en la lista de productos alimenticios que anunció el gobierno nacional el pasado 11 de agosto de 2014 dentro del “Plan de lucha contra el contrabando” con prohibición de ser “exportados o extraídos fuera del país” aparece un ítem denominado “Alimentos materias primas y sus insumos”, en el cual está incluido increíblemente el “Café en grano, molido y tostado”. 
Es decir el país que llego a ocupar el tercer lugar como mayor exportador de café, hoy tiene prohibición expresa de su gobierno, de continuar llevando su exquisito grano, al resto del mundo.
Para el año de 1999, al iniciar el Gobierno de Hugo Chávez Frías, se cosecharon en el país, 220.258 hectáreas de café. 
Para la cosecha 2014/2015, según las estimaciones presentadas por Fedeagro en su página web, la superficie cosechada solo alcanzo 168.426 hectáreas, representando una caída de “solo” 6.1 %, sin embargo, si lo comparamos con las 327 mil hectáreas cosechadas en Venezuela en 1950, equivale a una caída del 48.5 %, es decir, que en 65 años de historia, nuestro país perdió casi el 50 % de la superficie sembrada del grano que llego a ser considerado “uno de los mejores cafés del mundo, y el mejor café suave a nivel internacional”.
El manejo de nuestros cafetales en las ultimas décadas, lejos de permitir el incremento de los rendimientos por unidad de superficie como lo logro nuestro país vecino Brasil, que en diez años alcanzo a  incrementar en 50 % su producción de café sin recurrir a la expansión del área sembrada, ha originado que en estos 17 años de gobierno Chávez – Maduro registremos disminuciones en la productividad, y por ende en el volumen total de café producido, al mezclarse dos peligrosos ingredientes, menor superficie cosechada y menor cantidad de granos colectados por unidad de superficie.
De cumplirse las proyecciones que se han presentado sobre los resultados de la cosecha 2015 – 2016, la caída en la producción de café en Venezuela desde 1999 al presente año estaría alrededor del 71 %, pasando de 79.854 toneladas del aromático grano (1.735.956 quintales de 46 kilogramos) a sólo 20.700 toneladas (450.000 quintales).
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Caracterización del sistema cafetalero venezolano actual

El cultivo del cafeto se extiende en casi toda la geografía venezolana, siendo los principales productores los estados Portuguesa, Lara, Mérida Táchira, Trujillo, Sucre, Monagas y Yaracuy. 
Diversos estudios estiman que durante la historia contemporánea venezolana, previo al gobierno Hugo Chávez Frías – Nicolás Maduro, aproximadamente 40.000 familias, es decir, alrededor de 200.000 personas, su sustento, llego a depender directamente del cultivo, procesamiento y comercialización del café.
Un aspecto socioeconómico importante de resaltar es que alrededor del 80% de las fincas cafetaleras a nivel nacional poseen una superficie inferior a las 5 hectáreas, con predominancia de unidades de producción de 1 a 2 hectáreas de superficie, las cuales, más de un 90 % de las veces, son atendidas por sus propietarios y núcleo familiar. 
Es importante acotar que un grupo significativo de estas explotaciones  están localizadas en tierras marginales no idóneas para el cultivo del café.
Nuestra caficultura se caracteriza por presentar plantaciones viejas, se estima que el 90 % de ellas posee más de 20 años de establecidas, con unidades de producción con escaso o ineficiente apoyo financiero tanto público como privado. 
Con respecto al manejo tecnológico que se le da a los cafetales encontramos que se sigue trabajando con las variedades tradicionales,  aplicando en su mayoría solo las prácticas agronómicas básicas (manejo de la sombra, poda, fertilización y control de plagas, malezas y enfermedades) de manera rudimentaria cuando los productores logran conseguir los agroinsumos en el mercado.
Las deficiencias en cuanto a la utilización de nuevas tecnologías hacen poco eficiente el sistema, con un rendimiento promedio nacional de alrededor de los 6 quintales, muy por debajo de los rendimientos mostrados por países vecinos como Brasil 23,  Colombia 15 o Costa Rica 19, sin embargo, esta situación no es imputable al caficultor venezolano si consideramos el escenario desfavorable que el gobierno ha establecido para el sector, con escasa a nula presencia de programas eficientes de transferencia de tecnologías por parte del estado, así como la falta de rentabilidad del sistema por los precios que le son arbitrariamente asignados a sus cosechas por parte del gobierno y la inexistencia de agroinsumos en el mercado.

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