EL CAMPO VENEZOLANO



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2 mar 2016


Las causas de la caída en la producción de alimentos


Víctor Salmerón   Quinto Día 


Cavidea entregó una propuesta de medidas para impulsar al sector. Si el Gobierno las lleva a cabo, la industria se compromete a incrementar en 25% la elaboración de alimentos en el país en los próximos 120 días

La alimentación se ha convertido en la principal preocupación de los venezolanos. 

El socialismo del siglo XXI ha derivado en una masa de hombres y mujeres atormentados por la escasez de productos básicos, el incesante incremento de los precios y medidas de racionamiento que impiden comprar determinados artículos todos los días de la semana.

La Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), organismo que agrupa a las empresas privadas que producen alimentos procesados, realizó un análisis que desnuda las causas que merman la producción e impiden satisfacer la demanda de manera adecuada.

En este momento, las categorías más afectadas son: Atún, galletas, azúcar, refrescos, jugos, pastas, salsa de tomate, avena y mayonesa.

Sin dólares

En lo que va de año, el Gobierno recortó drásticamente la asignación de divisas al sector privado. 

De acuerdo con los datos que maneja Cavidea el Estado se convirtió en el principal importador del país y, para comprar productos terminados en el exterior o los insumos y materias primas que utilizan las compañías del sector público, absorbe siete de cada diez dólares que se destinan a las importaciones.

En el último trimestre de este año a las 150 empresas afiliadas en Cavidea no se les ha aprobado el Certificado de No Producción Nacional, un requisito indispensable para solicitar divisas que permiten reponer materia prima, insumos, repuestos, envases y empaques para garantizar la continuidad de la producción.

Otro aspecto a tomar en cuenta es la deuda con proveedores en el exterior. 

Las empresas venezolanas solicitaron materia prima a empresas extranjeras que despacharon la mercancía al país, confiando en que el Gobierno ya había emitido la Autorización de Liquidación de Divisas (ALD) un paso que en teoría garantiza el pago.

No obstante, el Banco Central de Venezuela no ha cancelado y existe una deuda de 1.535 millones de dólares con proveedores en el exterior. 

El resultado, señala Cavidea, es que “se han agotado las líneas de crédito con proveedores internacionales”.

Sin empaques

Cavidea señala que “existen materiales para envases y empaques que se encuentran con su producción suspendida, afectando transversalmente la producción de todas las categorías de alimentos”.

Hay pocos envases Tetra Pak, indispensables para envasar todos los productos de larga duración como leche y jugos. 

También hay déficit en los empaques plásticos, necesarios para productos como margarina, vinagre, aceites, entre otros. 

La industria tampoco cuenta con la cantidad adecuada de empaques de aluminio que permiten envasar los alimentos enlatados.

Las empresas que elaboran los envases y empaques con los que alimentos básicos y productos de higiene personal llegan a manos del consumidor, sufren el suministro irregular de un elemento esencial: El polietileno de baja densidad.

El polietileno de baja densidad es producido por una planta de Pequiven y el año pasado la producción descendió en torno a 10% y desde mediados de octubre de este año ha aumentado la irregularidad en los despachos con lo que los inventarios comienzan a declinar aceleradamente.

Extraoficialmente se maneja la información de que la planta de Pequiven enfrenta problemas técnicos y se han realizado paradas no programadas que agravan las trabas para la producción de empaques.

Precios congelados

El Gobierno regula el precio de una amplia gama de alimentos y las empresas señalan que en muchos casos les es imposible cubrir los costos de producción. 

El congelamiento de precios es notable en rubros como arroz blanco (378 días); azúcar (265 días); pastas (224 días); leche en polvo (361 días); harina de maíz precocida (281 días) y Café (539 días).

Hay casos emblemáticos como el de la harina de maíz precocida. Hace doce meses la industria cancelaba el maíz en 2,2 bolívares el kilo y hoy le cuesta 15 bolívares, es decir, hubo un aumento en el costo de esta materia prima de 582%. 

A pesar de esto el Estado sólo ha permitido un aumento en el precio de la harina de maíz precocida de 53%, desde 12,40 a 19 bolívares el kilo.

Poca productividad

En el 42% de las empresas afiliadas a Cavidea, esto son unas 63 compañías, de cada 100 trabajadores, en promedio, diariamente 30 no van a trabajar. 

Esa práctica ha crecido por la impunidad laboral, en más de 80% de las calificaciones de falta que introducen las empresas ante el Ministerio del Trabajo, la autoridad no procede a la apertura del procedimiento.

También hay otro fenómeno: Aproximadamente 1% de la población que trabaja en la industria de alimentos tiene calificación de despido por causas justificadas, pero el Ministerio del Trabajo no aprueba el procedimiento.

La propuesta

A fin de aumentar en 25% la producción de alimentos en 120 días, Cavidea le propuso al Gobierno que le entregue al sector 3 mil millones de dólares durante el próximo año, una cifra que representaría 10% del ingreso de dólares que tendrá el país; atender la deuda con los proveedores en el exterior estableciendo un cronograma de pagos, revisar oportunamente los precios de los productos regulados para garantizar que las empresas tengan rentabilidad y aplicar la Ley del Trabajo para incentivar la productividad laboral.


“En 120 días podríamos comenzar a producir 25% más de lo que se está produciendo en este momento. 

En Venezuela aproximadamente se consumen un millón de toneladas de alimentos mensuales. 

De ese millón de toneladas entre 300 y 400 mil toneladas son productos frescos, como tomate, lechuga, pollo, carne. 

El resto, 600 mil toneladas, son alimentos procesados que produce Cavidea. 

Entonces, un aumento de 25% se traduce en 120 mil toneladas extras de alimentos cada mes, cuatro kilos más por persona. 

Eso cambiaría estructuralmente la sensación de escasez de la gente, sin duda”, dice Manuel Larrazábal, presidente de Cavidea.

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