EL CAMPO VENEZOLANO



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11 mar 2016

En dos años la inflación de alimentos se registra un salto de 739%

Las familias reducen el consumo y se deteriora la calidad de la alimentación. Analistas indican que los precios aumentan por la caída de la oferta.

Víctor Salmerón   Quinto Dia

La alimentación se ha convertido en la principal preocupación de los venezolanos. 

Los precios aumentan a una velocidad centelleante, el desabastecimiento obliga a largas colas para comprar productos básicos como leche o pollo y la cantidad de personas que no se nutren adecuadamente crece rápidamente.

Las estadísticas del Banco Central desnudan que entre 2013 y 2015 el precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas registra un salto de 739%, lo que ha impactado con fuerza a la gran mayoría de las familias, sobre todo a las de menos recursos que destinan la mayor parte del ingreso a la compra de comida.

El estudio Venebarómetro, realizado por el Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD), con encuestas efectuadas entre el 21 y 31 de enero de este año, indica que 9 de cada 10 venezolanos señala que está consumiendo menos alimentos.

Luis Pedro España, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, explica que un estudio realizado recientemente revela que la manera de alimentarse ha pasado a ser una de las principales diferencias entre las clases sociales: “Con base a la Encuesta de Calidad de Vida 2015 (elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Simón Bolívar y la Universidad Central de Venezuela) se construyó una Escala de Guttman, cuya idea en materia de estadística era muy sencilla: Quien corre diez kilómetros, por ejemplo, puede correr ocho, cuatro o uno, pero también se aplica al revés, quien sólo corre cuatro kilómetros no puede correr diez”.

“Entonces, se crearon cuotas por tipos de alimentos jerarquizados y el resultado es que quien consume frutas todas las semanas puede comprar todos los alimentos que desee y aquí se ubica el estrato A-B, que es el 20% de la población. 

En los estratos medios es el pollo: Quien consume pollo todas las semanas no puede hacer lo mismo con la carne, por ejemplo, pero sí lo hace con el resto de los alimentos. 

En los sectores pobres el alimento que hace el corte es el arroz: Si alguien compra arroz todas las semanas también puede comprar harina, pasta y grasas como aceite, mayonesa y margarina. 

En el estrato E el alimento que más se consume es la pasta, cuyo gran atributo es que quita el hambre”, añade Luis Pedro España.

También existe una gran desigualdad en la cotidianidad. Un estudio realizado durante el último trimestre de 2015, elaborado por la firma Plataforma Informativa, indica que 25% de los venezolanos dice que diariamente emplea hasta tres horas para comprar alimentos básicos. Otro 25% entre tres y cinco horas y el 50% restante más de cinco horas.
  
Las causas

Los venezolanos padecen, mes a mes, un veloz encarecimiento de la comida a pesar de que el Gobierno ha creado toda una estructura destinada a producir y abaratar alimentos: Mercal, Pdval y los Abastos Bicentenario que se ocupan de la comercialización; Fundaproal otorga subsidios; el SADA diseña programas de almacenamiento; Venalcasa empaqueta; Logicasa se encarga de la distribución, Casa comercializa y suministra insumos, mientras que las miles de hectáreas expropiadas y la larga lista de empresas manejadas por el Estado deberían garantizar el crecimiento constante de la producción.

En total, se trata de 283 empresas en el sector de alimentos que hasta ahora no han cumplido con el objetivo de impulsar la “producción del sistema socialista”.

Analistas coinciden en que las causas del incesante incremento de los precios es el divorcio entre la oferta y la demanda. 

Mientras la demanda es estimulada con gasto público, financiado en buena parte con dinero sin respaldo que emite el Banco Central, la oferta no crece por el descenso de la producción en las empresas públicas, la caída de las importaciones tras el declive de los precios del petróleo y un sector privado que no responde por el impacto del control de precios y la insuficiencia de materia prima.
  
Las medidas

En un intento por detener el empobrecimiento, la semana pasada el Presidente de la República, Nicolás Maduro, anunció un incremento de 20% en el salario mínimo y en el bono de alimentación que entrará en vigencia desde el primero de marzo, un subsidio directo para las familias más necesitadas, un reordenamiento de la red pública de alimentos para tratar de evitar la reventa de productos en el mercado negro y un plan de obras públicas por 198 mil millones de bolívares.

El salario mínimo aumentará desde 9 mil 649 bolívares hasta 11 mil 578 y al añadir el bono de alimentación, alcanza los 24 mil 800 bolívares. 

Pero hay que tomar en cuenta que ocurre en medio de una inflación sumamente alta. 

Sólo durante el cuarto trimestre de 2015 la inflación de alimentos fue de 42,2%, por lo que este incremento no compensará la pérdida en la capacidad de compra.

Otro factor a considerar es que el aumento del salario mínimo y del bono de alimentación sólo favorecerá a quienes se desempeñan en el sector formal de la economía.

En teoría, el subsidio directo beneficiará a 796 mil familias, un número que representa 11% del total de familias del país y se repartirá a través de una tarjeta de débito. 

Se desconoce el monto del subsidio, dónde va a funcionar la tarjeta y cuándo comienza a ser operativa.

Normalmente los subsidios directos sustituyen al subsidio asociado al control de precios, pero el Presidente Nicolás Maduro no anunció nada que permita inferir que tiene en mente abandonar esta política. 

Al contrario, el Presidente señaló: “Le he pedido al equipo económico que a nivel del Consejo Nacional de Economía Productiva, en diálogo directo con el pueblo, junto al pueblo siempre, vayamos a un proceso de aplicación en esta nueva etapa de la Ley de Precios Justos para establecer los nuevos precios”.

El plan de construcción de obras públicas intenta detener la estrepitosa caída del sector construcción que en 2015, de acuerdo con las cifras del Banco Central, se contrajo 23,8%.

La reestructuración de la red pública de alimentos consiste en fusionar en una megacorporación a Pdval, Mercal y Cval a fin de “acabar con la dispersión de esfuerzos”.

Analistas consideran que Nicolás Maduro no anunció nada que ayude a contener la inflación y a incrementar la cantidad de divisas disponibles para importar materia prima, a fin de que las empresas eleven la oferta. 

Otro factor a tomar en cuenta es que el precio de una larga lista de productos ha permanecido congelado por largo tiempo y las empresas no pueden cubrir los costos de producción, lo que ha propiciado un constante incremento del desabastecimiento.

En este contexto, todo apunta a que los problemas de oferta, que son los que propician la reventa de productos en el mercado negro, continuarán presentes a pesar de la reestructuración que hará el Gobierno en la red pública de alimentos.

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