EL CAMPO VENEZOLANO



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17 ene 2016

Tras la fuerte sequía de 2010, “El Niño” vuelve a agarrar a Venezuela fuera de base

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    Efecto Cocuyo

Los cortes ocasionales de agua y electricidad fueron reemplazados por un plan de racionamiento aún más severo. 

A partir del cuatro enero de este año entró en vigencia el plan de abastecimiento especial de 2016 presentado por Hidrocapital para racionar el agua frente a la amenaza inminente de sequía que trae el fenómeno El Niño. 

Aunque desde 2015 organizaciones climáticas ya advertían sobre la intensificación del fenómeno con respecto a años anteriores, las condiciones actuales de los embalses están lejos de ser suficiente para combatir la sequía que vendrán los primeros seis.
Para el profesor y ambientalista Alejandro Álvarez Iragorry, la preparación contra El Niño llegó tarde. 

A pesar de que el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) y su presidente, José Gregorio Sottolano, informaron la semana pasada que “se deben tomar las medidas pertinentes que coadyuven a minimizar los impactos del clima en nuestro país”, el especialista asegura que la crisis de sequía que atraviesa Venezuela se vio opacada por la crisis política y económica.
“Ya llegamos a la crisis, ya no hay nada que hacer. Lo que queda es usar el agua de la manera más austera posible”, aseguró Álvarez Iragorry. 

Desde 2014 hay alertas de que podía venir un Niño de gran magnitud y países como Colombia, Perú y Ecuador se prepararon“, agregó.
Por su parte, el ambientalista Juan Carlos Sánchez destaca que en 2010 Venezuela atravesó un fuerte período de sequía y hoy en día, cinco años después, el país sigue sin preparación frente a este tipo de fenómenos climáticos. 

Ese fue un año bastante drástico con respecto al racionamiento. Tenemos un problema institucional grave“, apuntó Sánchez.
El presidente del Inameh confirmó a través de un comunicado que debido a las pocas lluvias registradas el año pasado, los embalses en la región norte del país están “en situación crítica con respeto a sus niveles óptimos para poder afrontar un nuevo período seco”.
Sottolano también advirtió que las altas temperaturas que se esperan para los próximos meses podrían causar incendios forestales y que el fenómeno será más intenso que en años anteriores. 

Entre los años en los que El Niño azotó de manera más fuerte al país figuran los períodos de 1997 a 1998 y de 2009 a 2010, intervalos en los que se registraron fuertes sequías -y lluvias posteriormente- que dejaron miles de afectados.
“Para dar una idea, cuando pasó el último Niño, las temperaturas de las aguas del Atlántico no pasaron de 1,4ºC. De acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés), esta vez las aguas llegaron hasta los 2,3ºC”, explicó Juan Carlos Sánchez.
La NOAA es una institución americana considerada entre los especialistas como la fuente más autorizada para hacer monitoreos de los fenómenos climáticos. 

Cuando las aguas alcanzan una temperatura de medio grado centígrado por un período sostenido de tres meses, se considera que el fenómeno califica como Niño.
Carlos Méndez, investigador del Centro de Ecología del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, coincide con que ya no hay nada que hacer a estas alturas, aparte de racionar el agua. 

“Como medida a largo plazo, hay que tener mayor preparación. Debido al cambio climático, las sequías van a ser más prolongadas y las lluvias más intensas“, explicó.
Los especialistas están de acuerdo con que instituciones como Corpoelec e Hidroven no generan ni publican la suficiente información como para saber qué tan bien preparado está el país para hacer frente a la sequía. 

Sin embargo, ante los constantes cambios climáticos, Méndez propone que se haga un monitoreo continuo.
“La distribución de los efectos no es homogénea como en años pasados. Ahora los cambios se han vuelto más impredecibles que antes. 

La única fórmula que tenemos es estar en constante monitoreo, como hace el Inameh, y tener un sistema de respuesta rápido ante lo que pueda suceder“, afirmó el investigador del Ivic.

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