EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

17 ene 2016

El Hambre No Espera

Deben enfocarse los esfuerzos en resolver la escasez y desabastecimiento de alimentos.


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PEDRO E. PIÑATE B. |  EL UNIVERSAL

En 2002, el estudio prospectivo de la FAO, Agricultura Mundial hacia 2015-2030, sugirió que la producción agrícola mundial puede crecer en línea con la demanda, siempre que las necesarias políticas nacionales e internacionales para promover la agricultura se pongan en lugar. 

Que las escaseces a nivel global son improbables, pero que serios problemas ya existían a niveles nacionales y locales que podrían empeorarse, a menos que se hiciesen esfuerzos enfocados. 

El estudio examinó la situación agrícola y de 32 productos agropecuarios en 140 países, incluyendo Venezuela. 

El foco principal fue cómo el mundo se alimentaría en 2015-2030 y qué significa producir más en términos de recursos. 

Interesantemente para nosotros, el estudio tomó como año base de datos el promedio de 1997-99, y las proyecciones se hicieron para 2015 y 2030. 

Desde el prólogo, el estudio dejó claro el camino de la alimentación segura en todos los países: "El desarrollo agrícola es y será el componente crítico de cualquier estrategia de seguridad alimentaria y de alivio a la pobreza". 

Sin embargo en Venezuela, el Gobierno revolucionario tomó fue el camino del hambre, y no consideró ni aplicó el estudio, y tampoco el que siguió: "Cómo alimentar al Mundo en 2050".

Al no impulsar la agricultura sino los puertos, y acometiendo contra el sector productor privado con terror agrario y controles, comprometió la producción nacional de alimentos en favor de las importaciones subsidiadas. 

Y lo más grave: ignoró adrede el aumento poblacional que el estudio de la FAO indicó crecería desde 23,2 millones de habitantes en 1997/99, hasta 30,9 millones de habitantes de 2015/16. 

En consecuencia, el país sufre la mayor inseguridad alimentaria al fallar la oferta frente a la demanda, mientras la inflación y devaluación agravan la crisis, y sin previsiones para los 42,2 millones de venezolanos de 2030.

En estas circunstancias de cómo alimentarnos, Venezuela depende del cambio de políticas, de gobierno, o de ambos, pero el hambre no espera y ya nos golpea. 

Por eso con determinación nacional, sin perder más tiempo, deben enfocarse los esfuerzos en resolver la escasez y desabastecimiento de alimentos, garantizar su acceso y consumo social, y desarrollar nuestra agricultura.

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