DEL BACHACO AL BACHAQUERISMO
Nuvia Avila Lo Poltico y Lo Juridico de Hoy
En esencia, el bachaco u hormiga gigante, sigue
siendo ese insecto que vemos en nuestros jardines o en el campo abierto,
sabanas o selvas, que se encarga de cavar profundas galerias que socaban
paulatinamente el subsuelo causando considerables daños a la vegetación, pues
se alimentan de las hojas que van almacenando en sus viviendas incansablemente
y en perfecta fila.
Bachaquero viene a significar ese nido subterráneo que
construye el bachaco y que, sobre todo en campo abierto, llegan también a
formar protuberancias de tierra tomado curiosas y enormes formas.
Amén de
que Bachaquero es también la pequeña población, capital del municipio Valmore
Rodríguez del estado Zulia.
Pero
en los últimos años la denominación "bachaquero" ha
adquirido otras connotaciones despectivas para referirse a ciertos individuos
que han dedicado su quehacer diario a realizar ciertas actividades de comercio
novedosas. Concretamente, el calificativo se le da a aquellos quienes se
dedican a la compra de ciertos productos básicos a los precios regulados por el
gobierno, para revenderlos a precios exageradamente superiores.
A la actividad
misma que consiste en hacer largas colas para comprar los artículos regulados
en asociación entre varias personas y obtener la mayor cantidad de productos,
se le llama bachaqueo, aunque algunos la denominan bachaquerismo.
En realidad ni la
actividad ni el nombre son de creación reciente.
Bachaquero hasta
hace poco tiempo se le decía así, sólo a aquellos que compran gasolina en las
estaciones de servicio, y la trasportan en sus vehículos debidamente
"adecuados", hasta la frontera o hasta ciertos puntos específicos de
acopio, para revenderla a otros que resultan ser financistas o compradores en
grandes cantidades del producto y la comercializan a mayor escala en el
interior de la zona fronteriza colombiana.
Quienes vivimos en Maracaibo hemos
visto infinidad de veces los camiones nuevos y bien cuidados que traen
doble tanque, así como las caminonetas y automóviles de modelos viejos cuyos
tanques son de mayor capacidad que los nuevos, y sabemos perfectamente a qué
los dedican.
Es un comercio que ha ido tomando auge en la medida en que las
diferencias entre los precios de aquí de Venezuela y de allá de Colombia, se
han ido haciendo abismales, debido sobre todo al grotesco resago en el precio
del combustible venezolano mantenido por todos los gobiernos desde el caracazo hasta
ahora.
Esa actividad bachaqueril ha
sido similar a la desplegada desde hace muchos años también, por los pimpineros del
estado Táchira, cuya denominación alude a los envases en los cuales transportan
el combustible (pimpinas).
Y en iguales condiciones a lo largo de toda la
frontera con Colombia, en los estados Zulia, Tachira y Apure, las actividades del
comercio ilícito de extracción de la gasolina y gasoil se ha realizado durante
años, bajo la mirada complaciente, permisiva y hasta participativa de las
autoridades policiales y militares, como siempre lo han reseñado las numerosas
investigaciones periodísticas que han sacado a la luz pública los diferentes
sucesos ocurridos a lo largo de la frontera.
Hoy en día y desde hace varios
años ya, tal vez 5 o 6 años, se les llama también bachaqueros a
quienes se dedican a la adquisición de los alimentos y mercancías regulados, en
los diferentes supermercados y tiendas de las ciudades, para destinarlos a la
reventa especulativa.
Y así vemos como esos personajes salen de los
supermercados cargados con harina pan, arroz, azúcar, aceite, pañales, toallas
sanitarias, shampoo, papel sanitario, desodorantes y demás productos básicos.
A estas alturas del desarrollo de esta novedosa actividad, de la observación he podido distinguir tres categorias o tipos de bachaqueros: los independientes, los mayores y los contratados.
A estas alturas del desarrollo de esta novedosa actividad, de la observación he podido distinguir tres categorias o tipos de bachaqueros: los independientes, los mayores y los contratados.
Los
primeros son aquellos quienes individualmente o en reducidos grupos familiares
o de amigos, compran y revenden directamente los productos al detal, en pequeña
escala; son los que vemos en ciertos lugares con sus respectivas mesitas de
plástico repletas de cosas, debajo de un árbol o un toldo.
Los bachaqueros
mayores vienen a ser aquellos que manejan el negocio del contrabando de
alimentos en sí, proveyendo de cantidades al mayor de productos regulados, a
comerciantes establecidos o expendedores de alimentos del otro lado de la
frontera.
Los contratados son aquellos a quienes se les
paga para hacer las largas colas y adquirir los artículos, siendo financiados
directamente por los bachaqueros mayores.
Para los bachaqueros de cualquier categoría, su actividad es un trabajo. Es más, es un trabajo de intermediación o comercial y, además, es super rentable. Prefiero llamarlo "ocupación".
Para los bachaqueros de cualquier categoría, su actividad es un trabajo. Es más, es un trabajo de intermediación o comercial y, además, es super rentable. Prefiero llamarlo "ocupación".
Pero, (y siempre hay
un pero...) ¿se trata de una ocupación lícita y moral? Para los propios bachaqueros es
lícita porque ellos alegan que están comprando legalmente una mercancía, pagan
por ella, no la roban a nadie y, además, les cuesta un esfuerzo físico
considerable al tener que permanecer en las colas o filas por largos períodos,
en la calle, a pleno sol ardiente. Y moralmente tampoco es tachable porque es
un medio de vida, de sustento, para ellos y sus familias.
Ahora, los no-bachaqueros tenemos otra visión del asunto con sus variantes.
Si lo analizamos desde el lado moral y ético,
nos daremos cuenta que el hecho de que los bachaqueros arracen
con los artículos regulados, dejando nada o muy poco para el resto de la
población, nos coloca a los demás consumidores quienes también
necesitamos tales artículos, sin la menor posibilidad de adquirirlos a esos
precios regulados, y además algunas personas se ven obligadas por la misma
necesidad a comprárselos a ellos a unos precios absolutamente exorbitantes e
irreales.
Entonces, aprovecharse de la necesidad ajena para obtener un lucro
desproporcionado, excesivo, constituye una conducta moral y éticamente
reprochable e inaceptable.
Legalmente, dejando a salvo opiniones más
calificadas, la actividad bachaqueril se equiparía a una
conducta delictual denominada especulación.
Este delito se haya en
la propia Constitución y en el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley
Orgánica de Precios Justos, que determina que quienes vendan bienes o presten
servicios por precios superiores a los fijados por la SUNDEE será castigado con
prisión de 8 a 10 años (artículo 51) y, como sabemos, los señores bachaquerosvenden
los productos regulados con precios fijados por la SUNDEE, a precios
astronómicos (un kilo de arroz regulado es vendido hasta en 300 bolívares).
Esta sería el delito cometido básicamente por los bachaqueros
independientes. Ahora a los bachaqueros mayores y a los
contratados se les sumaría el delito de contrabando de
extracción, pues, llevan los productos hacia territorio colombiano sin
cumplir con los requisitos exigidos por la legislación tributaria y aduanera
venezolana y en contravención a la Ley Orgánica de Precios Justos.
Ético o no, moral o no, legal o no, los bachaqueros continuarán en su bachaqueo o bachaquerismo, caminando en medio de un doble dicurso gubernamental que por un lado los ataca, los incrimina, los condena, como culpables de la escasez, acaparamiento y especulación que alimenta la inflación, para así tratar de congraciarse con el país no-bachaqueador que responsabiliza al gobierno de la espantosa crisis; y por otro lado el gobierno les permite seguir operando porque con su actividad los bachaqueros están compensando la disminución de las ayudas sociales que ya le es imposible al gobierno seguirles aportando a ese creciente sector que logra hacerse de abultados ingresos jamás pensados y con ello los compromete a votar por el chavismo, el 6D.
Eso pudiera explicar, en parte, el por qué el gobierno no ha tomado las medidas económicas drásticas pero urgentes que debe aplicar para detener la debacle. Así se explica, el por qué nos mantiene a todos en medio de un espeluznante juego perverso y pervertidor.
Ninguna
economía puede prosperar, amarrada con una camisa de fuerza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario