EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

5 oct 2015

DEL BACHACO AL BACHAQUERISMO


Nuvia Avila   Lo Poltico y Lo Juridico de Hoy

En esencia, el bachaco u hormiga gigante, sigue siendo ese insecto que vemos en nuestros jardines o en el campo abierto, sabanas o selvas, que se encarga de cavar profundas galerias que socaban paulatinamente el subsuelo causando considerables daños a la vegetación, pues se alimentan de las hojas que van almacenando en sus viviendas incansablemente y en perfecta fila. 

Bachaquero viene a significar ese nido subterráneo que construye el bachaco y que, sobre todo en campo abierto, llegan también a formar  protuberancias de tierra tomado curiosas y enormes formas. 

Amén de que Bachaquero es también la pequeña población, capital del municipio Valmore Rodríguez del estado Zulia.

Pero en los últimos años la denominación "bachaquero" ha adquirido otras connotaciones despectivas para referirse a ciertos individuos que han dedicado su quehacer diario a realizar ciertas actividades de comercio novedosas. Concretamente, el calificativo se le da a aquellos quienes se dedican a la compra de ciertos productos básicos a los precios regulados por el gobierno, para revenderlos a precios exageradamente superiores. 

A la actividad misma que consiste en hacer largas colas para comprar los artículos regulados en asociación entre varias personas y obtener la mayor cantidad de productos, se le llama bachaqueo, aunque algunos la denominan bachaquerismo.

En realidad ni la actividad ni el nombre son de creación reciente. 

Bachaquero hasta hace poco tiempo se le decía así, sólo a aquellos que compran gasolina en las estaciones de servicio, y la trasportan en sus vehículos debidamente "adecuados", hasta la frontera o hasta ciertos puntos específicos de acopio, para revenderla a otros que resultan ser financistas o compradores en grandes cantidades del producto y la comercializan a mayor escala en el interior de la zona fronteriza colombiana. 

Quienes vivimos en Maracaibo hemos visto infinidad de veces los camiones  nuevos y bien cuidados que traen doble tanque, así como las caminonetas y automóviles de modelos viejos cuyos tanques son de mayor capacidad que los nuevos, y sabemos perfectamente a qué los dedican. 

Es un comercio que ha ido tomando auge en la medida en que las diferencias entre los precios de aquí de Venezuela y de allá de Colombia, se han ido haciendo abismales, debido sobre todo al grotesco resago en el precio del combustible venezolano mantenido por todos los gobiernos desde el caracazo hasta ahora.

Esa actividad bachaqueril ha sido similar a la desplegada desde hace muchos años también, por los pimpineros del estado Táchira, cuya denominación alude a los envases en los cuales transportan el combustible (pimpinas). 

Y en iguales condiciones a lo largo de toda la frontera con Colombia, en los estados Zulia, Tachira y Apure, las actividades del comercio ilícito de extracción de la gasolina y gasoil se ha realizado durante años, bajo la mirada complaciente, permisiva y hasta participativa de las autoridades policiales y militares, como siempre lo han reseñado las numerosas investigaciones periodísticas que han sacado a la luz pública los diferentes sucesos ocurridos a lo largo de la frontera.

Hoy en día y desde hace varios años ya, tal vez 5 o 6 años, se  les llama también bachaqueros a quienes se dedican a la adquisición de los alimentos y mercancías regulados, en los diferentes supermercados y tiendas de las ciudades, para destinarlos a la reventa especulativa. 
Y así vemos como esos personajes salen de los supermercados cargados con harina pan, arroz, azúcar, aceite, pañales, toallas sanitarias, shampoo, papel sanitario, desodorantes y demás productos básicos.

A estas alturas del desarrollo de esta novedosa actividad, de la observación he podido distinguir tres categorias o tipos de bachaqueros: los independientes, los mayores y los contratados. 
Los primeros son aquellos quienes individualmente o en reducidos grupos familiares o de amigos, compran y revenden directamente los productos al detal, en pequeña escala; son los que vemos en ciertos lugares con sus respectivas mesitas de plástico repletas de cosas, debajo de un árbol o un toldo. 
Los bachaqueros mayores vienen a ser aquellos que manejan el negocio del contrabando de alimentos en sí, proveyendo de cantidades al mayor de productos regulados, a comerciantes establecidos o expendedores de alimentos del otro lado de la frontera.  
Los contratados son aquellos a quienes se les paga para hacer las largas colas y adquirir los artículos, siendo financiados directamente por los bachaqueros mayores.

Para los bachaqueros de cualquier categoría, su actividad es un trabajo. Es más, es un trabajo de intermediación o comercial y, además, es super rentable. Prefiero llamarlo "ocupación".  
Pero, (y siempre hay un pero...) ¿se trata de una ocupación lícita y moral? Para los propios bachaqueros es lícita porque ellos alegan que están comprando legalmente una mercancía, pagan por ella, no la roban a nadie y, además, les cuesta un esfuerzo físico considerable al tener que permanecer en las colas o filas por largos períodos, en la calle, a pleno sol ardiente. Y moralmente tampoco es tachable porque es un medio de vida, de sustento, para ellos y sus familias.

Ahora, los no-bachaqueros tenemos otra visión del asunto con sus variantes. 
Si lo analizamos desde el lado moral y ético, nos daremos cuenta que el hecho de que los bachaqueros arracen con los artículos regulados, dejando nada o muy poco para el resto de la población, nos coloca a  los demás consumidores quienes también necesitamos tales artículos, sin la menor posibilidad de adquirirlos a esos precios regulados, y además algunas personas se ven obligadas por la misma necesidad a comprárselos a ellos a unos precios absolutamente exorbitantes e irreales. 
Entonces, aprovecharse de la necesidad ajena para obtener un lucro desproporcionado, excesivo, constituye una conducta moral y éticamente  reprochable e inaceptable.

Legalmente, dejando a salvo opiniones más calificadas, la actividad bachaqueril se equiparía a una conducta delictual denominada especulación
Este delito se haya en la propia Constitución y en el Decreto con Rango, Valor y Fuerza de Ley Orgánica de Precios Justos, que determina que quienes vendan bienes o presten servicios por precios superiores a los fijados por la SUNDEE será castigado con prisión de 8 a 10 años (artículo 51) y, como sabemos, los señores bachaquerosvenden los productos regulados con precios fijados por la SUNDEE, a precios astronómicos (un kilo de arroz regulado es vendido hasta en 300 bolívares). 
Esta sería el delito cometido básicamente por los bachaqueros independientes. Ahora a los bachaqueros mayores y a los contratados se les sumaría el delito de contrabando de extracción, pues, llevan los productos hacia territorio colombiano sin cumplir con los requisitos exigidos por la legislación tributaria y aduanera venezolana y en contravención a la Ley Orgánica de Precios Justos.

Ético o no, moral o no,  legal o no, los bachaqueros continuarán en su bachaqueo bachaquerismo,  caminando en medio de un doble dicurso gubernamental que por un lado los ataca, los incrimina, los condena, como culpables de la escasez, acaparamiento y especulación que alimenta la inflación, para así tratar de congraciarse con el país no-bachaqueador  que responsabiliza al gobierno de la espantosa crisis; y por otro lado el gobierno les permite seguir operando porque con su actividad los bachaqueros están compensando la disminución de las ayudas sociales que ya le es imposible al gobierno seguirles aportando a ese creciente sector que logra hacerse de abultados ingresos jamás pensados y con ello los compromete a votar por el chavismo, el 6D.

Eso pudiera explicar, en parte, el por qué el gobierno no ha tomado las medidas económicas drásticas pero urgentes que debe aplicar para detener la debacle. Así se explica, el por qué nos mantiene a todos en medio de un espeluznante juego perverso y pervertidor.
        Ninguna economía puede prosperar, amarrada con una camisa de fuerza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario