EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

4 may 2015

Cartera de Crédito: Tasa de Interés e Inflación

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Alejandro Caribas   Finanzas Digital

La ortodoxia  analítica financiera nos ha enseñado esa especie de aforismo: “la buena salud de la banca está asociada al buen desempeño del país”.  Uno de los indicadores macroeconómicos más relevantes para conocer el desempeño de un país en un periodo determinado,  es el PIB (volumen de bienes y servicios producidos), que en Venezuela para el año 2014 fue de aproximadamente 440.000 millones de dólares de los Estados Unidos de América.
Esa ortodoxia no se ha cumplido en los años 2013 y 2014, en los cuales el PIB fue 1,3% y -3,2%, respectivamente; mientras que los beneficios de la banca sobre su patrimonio (ROE) fueron de 57,56% y 65,18% para los respectivos períodos, es decir, a pesar de la caída del PIB en 2014, su rentabilidad  fue mayor que la del año anterior donde hubo crecimiento económico.
Hemos venido observando un crecimiento sostenido de la cartera de créditos del sistema bancario: 2013, Bs. 646.368 millones; 2014, Bs. 1.160.278 millones y marzo 2015, Bs. 1.309.732 millones, estimulado  ese crecimiento por la excesiva liquidez monetaria proveniente  fundamentalmente de la creación de dinero inorgánico por el BCV, ubicándose la misma en 2013, en Bs. 1.220.137 millones y en 2014, en Bs. 2.000.000 millones, con tendencia similar para el primer trimestre 2015.
Resulta paradójico y hasta contradictorio que mientras estamos ante una situación de recesión, el sistema bancario mantenga un ritmo de crecimiento en beneficios y en cartera crediticia.
La explicación de este fenómeno obedece al mantenimiento   de tipos de intereses  bajos frente a una creciente inflación.
En efecto, mientras la inflación 2013 fue de 56,20% y la de 2014  68,5%, la tasa activa de interés promedio ponderada para los 6 principales bancos, fue de 15,57% y 19,17% para los años 2013 y 2014.
Lo anterior constituye un atractivo significativo para que los prestatarios demanden cada vez mayores créditos que, de ser destinados a la producción de bienes y servicios, resultaría conveniente para el país, lo que no ocurre si una parte importante de los créditos se destina a adquirir divisas con fines de ahorro o especulativos.
Resulta importante recordar dentro de este entorno que los contratos que soportan los créditos bancarios, fijan una tasa de interés variable, de manera que una subida eventual de las mismas por parte del BCV, podría colocar a muchos prestatarios en situación de incumplimiento de sus obligaciones, como ocurrió en el pasado mediato: 1994
Lo anterior obliga a las instituciones bancarias a asumir las mejores prácticas bancarias en los asuntos crediticios: evaluar profundamente la capacidad de pago, verificar la solidez de las garantías sobre los créditos, constituir las mismas con la perfección que las leyes exigen, castigar dichas acreencias en la oportunidad y cuantía establecidas en las respectivas normas prudenciales, etc.
El ente regulador   debe mantener una inspección rigurosa sobre los créditos para contribuir a evitar el sobreendeudamiento, prever el riesgo de tasa de interés y vigilar el destino de los préstamos.
El ente emisor debe evaluar su política monetaria, no exenta de contradicciones, aumento del encaje legal y a la vez aumento de la liquidez monetaria, para contribuir a la disminución de la inflación, del riesgo ante eventual subida de la tasa de interés y del financiamiento indirecto de la demanda de divisas.

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