EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

26 abr 2015

Se Muere un Sueño Revolucionario

Resultado de imagen para ramon bolotin
 Ramón Elías Bolotin   Fedeagro


La Revolución Bolivariana logró rescatar el cultivo del girasol en Venezuela, desde cero que estaba por una década, lo llevó a mas de 72.000 has en el ciclo 2011-12, lamentablemente los últimos tres años el cultivo viene en caída libre y para el presente ciclo apenas se sembraron unas 7.500 has.

Políticas Neoliberales a principios de los años 90 acabaron con el incipiente cultivo en el país hasta llevarlo a desaparecer totalmente, gobernantes apátridas de la época decidieron que era mejor y más barato importar el aceite que producirlo en nuestro país, favoreciendo con esto las mafias importadoras en detrimento del campo venezolano. 

Con la llegada de la Revolución esto cambió, una visión más nacionalista impulsó nuevamente en el 2004 el desarrollo del cultivo e hizo creíble la propuesta presentada por Fedeagro de llevarlo a las 300.000 has en diez años, con una productividad de 1.500 kg/ha. 

En este nuevo arranque ha sido fundamental el sector agroindustrial, que a pesar de que el precio del aceite de girasol al consumidor lo mantiene el gobierno inexplicablemente fijado por debajo de los costos de producción, aún así las diferentes factorías han comprado su cuota parte de la cosecha nacional.

El consumo nacional de aceites y grasas comestibles alcanza las 720.000 Tn anuales, el 85% de estos requerimientos se importan actualmente, la mayoría como aceite crudo que solo se refina y envasa en el país. La escasa producción nacional se sustenta en los cultivos de palma aceitera, maíz y el incipiente girasol. 
       
En los llanos centro occidentales existe un potencial de más de 300.000 has para desarrollar el cultivo del girasol, Fedeagro presentó en el 2004 al ejecutivo nacional una propuesta a diez años para alcanzar esta meta de producir 450 mil toneladas de semilla de girasol para el procesamiento de 180 mil toneladas de aceite de primera calidad, con lo que se reducirían un 30% las importaciones. 

El resto de la propuesta para ser autosuficiente incluía consolidar el cultivo de Palma Aceitera existente y desarrollar dos millones de has de soya en el oriente del país.

Al principio el girasol creció exponencialmente, todo hacía creer que si la capacidad de procesamiento industrial crecía proporcionalmente, con la incorporación de nuevas plantas de molienda, la meta propuesta sería una realidad.    

Con las 72.000 has se había llegado al tope de la capacidad de molienda de Coposa, la única planta extractora en el país para el momento. Con la incorporación del Complejo Pedro Camejo de Turen y la expansión y transformación de Oleica, se materializaba la esperanza de ampliar el procesamiento industrial y moler la creciente cosecha nacional.

Pero ese milagroso desarrollo fue frenado paulatinamente y otra vez, malas políticas agrícolas están dando al traste con el cultivo y amenazan con hacerlo desaparecer nuevamente. Todo comenzó con el monopolio de la importación almacenamiento y distribución de la semilla de girasol por el estado. 

La semilla que en un principio fue manejada eficientemente por manos privadas, pasó al control absoluto de la estadal Agropatria, la entrega tardía a los agricultores y fallas en la germinación y vigor de la semilla, trajeron nuevos inconvenientes en campo que se reflejaban en siembras tardías, fuera de época, y densidades del cultivos muy bajas. 

Hasta tal punto, que este ciclo algunos agricultores sembraron el doble de la cantidad de semilla recomendada para ver si lograban la población optima de 55.000 plantas por ha, pero no fue así y muchos campos tuvieron que ser resembrados con otros cultivos (ajonjolí, frijol) porque la semilla tardaba 10-15 días en germinar y lo hacía en una cantidad que no valía la pena dejarla. 

Todo indica que el ciclo venidero empeorará esta situación, ya que Agropatria viene acumulando grandes inventarios de semilla vieja, que a pesar de su mal estado, se sigue imponiendo su venta al agricultor.

Retrasos en la entrega oportuna de insumos, disminución en las cantidades y variabilidad de estos, inseguridad en el campo, falta de repuestos, cauchos y baterías han mermado la capacidad de producción en campo y sobre todo, una caída vertiginosa de la rentabilidad del cultivo desmotiva a los agricultores a seguir sembrando. 

A pesar que según estadísticas del mismo gobierno, el promedio nacional de los últimos cinco años apenas alcanza los 850 kg/ha (ver cuadro anexo) funcionarios encargados de fijar el precio de la cosecha siguen empeñados en contabilizar 1.100 kg/ha en la estructura de costos de producción, fijando entonces unos valores poco atractivos al agricultor, desmotivando las siembras en campo.

Se repite la historia y otra vez las mafias de las importaciones, esta vez de cuello rojo, imponen sus intereses a la producción nacional. Los factores negativos que conspiran y amenazan con acabar el cultivo de girasol están dentro del gobierno, matando ellos mismo este bello sueño revolucionario


FUENTE: UEMPPAT Portuguesa

No hay comentarios:

Publicar un comentario