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5 mar 2015

La Estomatitis Vesicular en Venezuela



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Florangel  Conde  Medicina Veterinaria Al Día 

La estomatitis vesicular (EV), tal como la define la Organización Internacional de Epizootias (OIE), es una enfermedad vesicular de declaración obligatoria, que afecta caballos, bovinos y porcinos. Su etiología, igual que otras enfermedades vesiculares, únicamente puede establecerse por diagnóstico de laboratorio y su similitud clínica con la Fiebre Aftosa (FA) crea serios obstáculos en los programas de prevención, control y erradicación de esta última. (OIE, 2008).
Es bien conocido, que el agente causal es un virus de la familia Rhabdoviridae, género Vesiculovirus, que agrupa los serotipos New Jersey (NJ) e Indiana (Ind) (Mason, 1978), la morfología y antigenicidad es similar entre ambos serotipos, así como las lesiones que producen en animales susceptibles (Zhou et al., 2001 citado por Anguiano et al (2006).
Ambos serotipos se identificaron por primera vez en los Estados Unidos de América en los años 1925 y 1926; el serotipo Ind fue descrito en equinos en el estado de Indiana y el serotipo NJ en el estado de New Jersey (OIE, 2008). En Suramérica, según Hanson (1952), aparece por primera vez en el año 1939, en la región de la Plata en Argentina, produciendo una epizootia en caballos y bovinos. En Venezuela se presentó en 1941 en el estado Barinas afectando vacas, caballos y cerdos, siendo ésta la primera vez que se reportaba la enfermedad en cerdos y en Colombia, según Morilla, (2003) aparece en cerdos en el año 1943.
En Colombia y Venezuela se presentan los serotipos NJ e Ind-1, siendo el serotipo NJ el más importante económicamente, por causar la mayoría de los casos clínicos; su período de incubación es menor y su patogenicidad es mayor que la producida por el serotipo Ind (Hanson, 1952).
Colombia reporta cada año cientos de brotes de la enfermedad. El grupo más vulnerable son las vacas en ordeño, presentando lesiones vesiculares en boca y pezones y repercutiendo, por ende, en la producción de leche con pérdidas económicas considerables.
En Venezuela, no existe confirmación laboratorial de tantos focos, como ocurre en Colombia. Conde et al. (2007), señalan que de 1028 muestras de lesiones epiteliales en boca, pata, ubre, pezones, rodete coronario, pezuñas, entre otras, de diferentes especies y estados del país, durante el período 1990-2006, un 25.49% de los casos correspondieron al virus de EV, no llegando a 50 casos diagnosticados anualmente. El 22.76% correspondió a focos de FA, menos de 1% a muestras no procesadas y el 50.97% de las muestras fueron negativas. Este trabajo destacó, entre otras cosas, que resultados negativos no necesariamente significan la inexistencia de enfermedad vesicular, situación ésta que refleja las insuficiencias, en el país, para determinar el carácter diferencial del diagnóstico de una enfermedad vesicular, principalmente parala EVy demás enfermedades erosivas, también confundibles con FA, como diarrea viral bovina, rinotraqueitis infecciosa bovina, lengua azul, viruela bovina, entre otras.
Datos más recientes, recolectados de INIA-CENIAP, muestran que de 382 focos de enfermedad vesicular confirmados por laboratorio en el período 2006-2009, un 24.35% correspondieron a EV, 27.49% FA, y 48,675%, fueron resultados negativos y muestras no procesadas por mala calidad de las mismas. Lo que significa, que en más de 40% de focos reportados no se logra determinar por análisis de laboratorio cual de las enfermedades vesiculares y/o erosivas, pudo haber estado actuando en el predio afectado.
Gráfico 1. Diagnósticos de Enfermedades Vesiculares (Período 2006-2009).
Fuente: (F Conde, 2010)
Cuando se analizan los costos por animal enfermo por EV, se observa que ésta resulta aún más costosa que la FA. Es particularmente importante la vigilancia epidemiológica constante de esta enfermedad, en áreas que están bajo programas de vacunación masiva con miras a la erradicación dela Fiebre Aftosa, o al mantenimiento del estado libre, o en zonas geográficas en las cuales las autoridades sanitarias tratan de mantener el estado de libre sin vacunación, ya que al presentarse casos de EV en bovinos vacunados, se genera confusión por la similitud de ambas enfermedades y desconfianza hacia los programas por parte de los ganaderos, pues, estos creen que no están siendo efectivas las medidas promovidas por los organismo oficiales, a la vez que se activan mecanismos de control sanitario para controlar los focos de enfermedad.
Según el informe COSALFA (Comisión Sudamericana parala Lucha Contrala Fiebre Aftosa) realizada en Georgetown-Guyana en mayo de 2010, Venezuela es uno de los países del bloque sudamericano que no ha logrado cumplir los objetivos de control y erradicación de la FA en el período estipulado del PHEFA (Programa Hemisférico de Erradicación dela FA). En este sentido, esta comisión propuso la reedición del PHEFA que considerará, revisión a los programas nacionales, fortalecimiento de los sistemas de vigilancia y análisis de riesgo, fortalecimiento de la capacidad de laboratorio para diagnóstico, vigilancia y control de vacunas, entre otros.
Por tanto, esto ratifica la necesidad de reforzar los programas de vigilancia epidemiológica en campo y también en laboratorio, de manera tal de mejorar la especificidad, sensibilidad y rapidez del diagnóstico, a los fines de incrementar la confirmación de focos de FA y sus enfermedades confundibles, en especial para EV y las erosivas. Para ello, es importante considerar una mayor atención a los predios, con recolección de muestras de epitelio y suero de calidad y en cantidad suficiente, acompañados de un análisis epidemiológico completo, además del procesamiento de laboratorio de otros tipos de muestras (hisopados de secreciones y lesiones de ojo, nariz, boca, ano, prepucio, vagina, sangre entera con EDTA o heparina, membranas mucosas del aparato respiratorio, fragmentos de órganos en caso de necropsia, entre otros).
La mayor ocurrencia dela EVes al final de la época lluviosa o al inicio de la época seca. Mason et al. (1984), analizando la variación mensual en el número de rebaños con EV en Venezuela, período 1973-1984, concluyen que la presentación de esta enfermedad en rebaños venezolanos ocurre entre los meses de mayo y noviembre, período que coincide con la época lluviosa en el país. Al analizar información laboratorial de focos de EV (Gráfico 2), período 1990-2009, se demuestra lo señalado por estos autores destacando un ascenso de focos en el mes de mayo, con la mayor incidencia en los meses de septiembre, octubre y noviembre.
Gráfico 2. Variación Mensual de Focos de EV Período 1990-2009
Asimismo, considerando los datos presentados en el gráfico y los señalados por Mason et al. (1984) se ratifica la amplia presencia de EV en estados productores de ganado, destacando gran persistencia en la región andina, con características de clima tropical y subtropical, alto productor de ganado e intensa movilización de animales. La presencia del subtipo Ind, es restringido y su aparición es esporádica, al contrario del subtipo NJ que tiene amplia distribución y mayor endemismo.
Como puede observarse en el Gráfico 3, La distribución de focos de EV confirmados por laboratorio, según el tipo de virus en un período de 19 años (1990-2009), destaca al virus tipo NJ como el de mayor ocurrencia, datos estos que concuerdan con los de Castañeda et al. (1982).
Mason et al. (1984), también señalan ligero endemismo en estados como Lara y Aragua y ocasional en Bolívar, Carabobo, Guárico, Portuguesa y Zulia, destacando un modelo de transmisión donde factores microambienteales juegan un papel importante. Al graficar datos más recientes (Gráfico 4), de distribución de focos de EV por estado (período 1990-2009) se observa una mayor ocurrencia, en orden descendente, en los estados Mérida y Zulia (altos productores de leche) Portuguesa, Cojedes, Trujillo, Monagas, Aragua, Barinas, Guárico, Falcón y Yaracuy.
Gráfico 3. Distribución de Focos de EV, de acuerdo al Tipo de Virus Período 1990-2009.
S/I Sin información de resultado.
Fuente (F. Conde, 2010) 
Grafico 4 Distribución de Focos de EV, de Acuerdo a su Ubicación Geográfica, Período 1990-2009.
Prevención y Control
El virus dela EVpuede tener múltiples reservorios y transmisores como insectos hematófagos. El reservorio natural nunca ha sido encontrado entre las muchas especies de animales domésticos y silvestres; incluso es tan grande la variedad de organismos que son infectados por NJ e Ind, que aun no está claro cuáles animales son naturalmente resistentes a la infección. Esto implica dificultades para la implementación de un adecuado programa de prevención y control, que incluya por ejemplo, vacunación, control de vectores, definición y control de factores de riesgo, entre otros.
Según la OIE (1996), niveles de anticuerpos seroneutralizantes, no inmunizan eficazmente las especies afectadas, situación que condiciona a los animales que sean susceptibles a enfermarse con el mismo serotipo viral en más de una ocasión, a pesar de poseer altos títulos de anticuerpos neutralizantes.
En Venezuela desde 1971 se aplican vacunas contra la EV, iniciándose con vacunas a virus vivo modificado (Castañeda et al.,1973; Castañeda et al.,1982) y/o inactivadas (Suárez y Domínguez, 1981). En ambos trabajos los autores demostraron eficacia cuando se inmunizaban bovinos y cerdos.
Posteriormente, Castañeda (1990) y Ramos et al. (1993), desarrollaron vacunas contra el virus NJ inactivadas también, pero del tipo oleosas, siendo emulsión simple, en el primer caso y doble emulsión en el segundo. Ambos trabajos reportan seroconversión altamente satisfactoria en bovinos primovacunados y revacunados.
Desde el año 2001 hasta hoy día, en Venezuela se dispone de una vacuna contra la EVde producción nacional (ESTOMAVAC®), bivalente, conformada
por los serotipos NJ e Ind, obtenido de cultivos celulares BHK21 C13 e inactivado con BEI y suspendida en adyuvante oleoso en suspensión simple.
El uso de esta vacuna está recomendado en bovinos, ovinos y caprinos a razón de tres (3) ml por vía intramuscular en la tabla del cuello, independiente del sexo, edad o tamaño del animal. El esquema de vacunación recomendado consiste en primovacunación a los tres meses de edad (primera dosis), revacunando a los 30 días (segunda dosis) y una tercera dosis a los ocho meses de edad; los adultos una revacunación cada seis meses.
Orrego et al. (1992), basados en estudios realizados en Colombia, recomiendan para el control de la EV establecer un programa de vacunación cada seis meses en áreas hiperendémicas, y en áreas endémicas repetir la aplicación a los 60 días y continuar la revacunación cada seis meses
De allí la conclusión de estos autores, sobre el comportamiento en campo de una vacuna contra la EV, que el control por vacunación debería efectuarse, previo análisis del comportamiento de la enfermedad, por medio del estudio retrospectivo, observación del comportamiento de títulos o niveles de anticuerpos por un período de seis meses y seguimiento de los títulos y de ocurrencia de casos clínicos.
En este sentido, la generación de información epidemiológica y laboratorial dela EV, no solo ayudará a comprender el ciclo natural de los virus causantes dela EV, como entidad clínica, sino también permitirá una mayor vigilancia epidemiológica de las enfermedades vesiculares y fortalecimiento del programa de control y erradicación dela FA, en cuanto a factores de riesgo, medio ambiente (factores metereológicos, clima, vectores, reservorios), sistemas de producción y manejo, diseño de medidas de prevención y control más efectivas que finalmente contribuyan a disminuir el impacto económico que estas enfermedades producen, así como también aumentar el nivel de producción en los distintos sistemas de explotación ganadera y evitar barreras comerciales innecesarias.
Referencias Bibliográficas.
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  3. Castañeda, J.; Gómez, G.; Jiménez, J.M; Maldonado, A.  y Balestrini, J. (1973). Obtención de una vacuna contra el virus de la estomatitis vesicular tipo New Jersey. 41ª, Sesión General de la Oficina Internacional de Epizootías. Mayo 21-26. Paris-Francia.
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