EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

3 mar 2015

Conclusiones sobre el Conversatorio del Subproyecto Planificación y Políticas Agrarias

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Pedro Luis Concha R.  Barinas, Febrero 2014.

Una vez realizado el Conversatorio del Subproyecto Planificación y Políticas Agrarias, en donde pudimos analizar el proceso de planificación de las actividades agrícolas y agroalimentarias en Venezuela, referido a las políticas públicas y los elementos que han intervenido desde el punto de vista sociopolítico en la orientación de estas políticas para la generación y consumo de bienes agroalimentarios, pudimos llegar a las siguientes conclusiones:

I.- Antes del año de 1999, se consideró a la actividad agraria como algo relacionado con la salud de la población, sin tomar en cuenta la calidad de vida del campesino venezolano ni la seguridad agroalimentaria de la población; ese año se rompe este paradigma. 

Así comenzamos a analizar aspectos relacionados con la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela en donde toman rango constitucional la justicia social, la agricultura sustentable para lograr un desarrollo rural integral y poder así garantizarse la seguridad alimentaria de la población, en cuanto a la disponibilidad suficiente y estable de alimentos con acceso oportuno y estable a ellos; siendo necesario para ello privilegiar la producción agrícola interna.

II.- Se consideró al régimen latifundista contrario al desarrollo del país, principio desarrollado en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario.

III.- Al analizar el Mercado Internacional de Bienes Agrícolas, se consideraron los países exportadores e importadores no solo en función de las ventajas comparativas y competitivas de cada uno de ellos, sino en función de sus políticas agrarias implementadas a fin de garantizar la generación y consumo de bienes agroalimentarios. 

En el caso nuestro, país hoy día netamente importador, tenemos que buscar integrar el sector agrícola al conjunto de la economía para recortar el gasto público y contribuir al equilibrio presupuestario. 

Estamos importando alimentos con un Dólar revaluado que está distorsionando la economía interna, al permitir una competencia desleal con los productores nacionales, que compran todos los insumos en un mercado sin control, y venden sus productos a precios regulados por el Estado, o por los mayoristas de los grandes mercados nacionales. 

Esto ha obligado un mercado de extracción, apoyado en el contrabando, que está desangrando la economía nacional y enriqueciendo a personeros sin ningún riesgo de inversión; a costa de la quiebra del productor nacional.

IV.-  Esta situación ha distorsionado nuestra economía; a pesar del esfuerzo hecho para importar, la oferta de productos nunca llega como debe ser al consumidor final, generando desabastecimiento e inflación; incluso ha surgido dentro de la economía un nuevo elemento: el revendedor; compra a precios regulados y vende a precios de usura hasta de un 1000 por 1000 de utilidad. 

V.- A esto se le suma la política de precios mínimos al productor, que si bien se implementó con el fin de garantizarle una rentabilidad a la actividad agrícola, estos precios mínimos se transformaron en precios máximos, afectando el desarrollo del campo y pasando a ser una actividad de subsistencia, sin posibilidad de invertir y mejorar rendimientos acorde con los patrones tecnológicos de otros países, perjudicándonos en nuestro ingreso al MERCOSUR, el cual tiene que verse como un mercado real, competitivo.

VI. A pesar de las grandes ventajas comparativas: calidad de los suelos, clima, topografía; y competitivas: infraestructura agrícola, disponibilidad, calidad y costo de la mano de obra, impuestos, oferta energética; carecemos de algo fundamental: seguridad jurídica y personal, aunado a un control de cambio y de precio férreo, que impide o bien el retorno de capitales que han huido ante esa inseguridad o la inversión internacional, a la cual no se le garantiza, en un momento dado, pueda sacar el capital invertido más su utilidad.

VII.- La única forma de crear, producir y distribuir productos es con inversión tanto nacional como extranjera, en donde el Estado, generando políticas públicas, y particulares, se pongan de acuerdo para llevar adelante una actividad tan importante como es la agrícola, base de nuestro desarrollo rural integral y garantía de nuestra seguridad alimentaria.

VIII.- El sector agrario, por el hecho de desarrollarse dentro de un proceso biológico, es sensible ante factores externos como el clima, pero también a subsidios de ese rubro en otros países, de aquí la necesidad de intervenir el Estado, pero no como productor, sino para establecer ciertas prohibiciones y derechos arancelarios que se les exige a los bienes y servicios agrícolas que se importan. 

Es decir, se limita el comercio exterior, imponiendo aranceles u otras barreras a la importación de esos bienes, con el objeto de estimular la producción agraria. Ahora bien, esa protección oficial no debe ser excesiva, para evitar bajar la competitividad, causa del estancamiento e incluso, del contrabando de extracción, como ocurre hoy día, pero por causas diferentes: por un Dólar controlado que lo que hace es subsidiar a otras economías a costa del empobrecimiento y endeudamiento de todos los venezolanos. 

La producción nacional se protege es con competitividad y un proteccionismo oficial moderado, y solo en rubros estratégicos.

IX.- En un mundo globalizado, la integración regional es básica para que de manera armónica y uniforme logremos dar el salto hacia el desarrollo y evitar la dependencia de otras economías, que ante cualquier circunstancia adversa, no nos puedan suplir los bienes mínimos de subsistencia. 

Tenemos que dejar de ser dependientes y para ello tenemos que ver hacia adelante y dejar de ser un país monoproductor, dependiente del petróleo, el cual de acuerdo a estimaciones tiene una vida útil de 64 años.

X.- Finalmente quiero expresar que el país necesita es seguridad jurídica, respeto a las instituciones y sobre todo, cumplir y hacer cumplir la Constitución y las Leyes de la República para crear un ambiente de paz, propicio para el trabajo creador; y así todos en paz.

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