EL CAMPO VENEZOLANO



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18 ene 2015

Respuesta del Gobierno a la escasez se queda “en pañales”

Productos de la empresa privada son los que le “salvan la patria” a la revolución. Sólo por citar un ejemplo cabe preguntar dónde quedaron los pañales marca Guayuco, publicitados por Hugo Chávez en 2009.

Luis Pérez Portillo   La Verdad

Si no hay coherencia entre el discurso y la realidad, tampoco puede haber credibilidad. Por eso el argumento de la “guerra económica”, como causa de la crisis de abastecimiento que vive el país, es difícil de tragar para los millones de venezolanos pensantes que padecen el martirio de las colas para obtener acceso limitado a productos de primera necesidad.
¿Cómo se puede entender que los pocos artículos que aparecen brevemente de los anaqueles de las redes públicas y privadas sean precisamente los de aquellas empresas a las que el Gobierno acusa de estar detrás de una “conspiración” para derrocarlo? Si fuera así, la lógica indica que lo único que habría disponible en los mercados serían los productos de las empresas socialistas y los que importa el Estado para sus mercados y abastos, pero irónicamente son estos últimos los que no se ven por ningún lado.
Nos quedamos en guayuco
Sólo por citar un ejemplo cabe preguntar dónde quedaron los pañales marca Guayuco, publicitados por el extinto mandatario Hugo Chávez el 21 de junio de 2009 en el programa Aló, Presidente número 334. 
¿Por qué, en vez de orgullosas madres desfilando altivas con su paquete de pañales socialistas, hoy lo que abunda son hordas de mujeres desesperadas, al borde de las lágrimas, luchando con uñas y dientes a las puertas de un mercado o farmacia por un paquete de 32 unidades de alguna marca capitalista?
También es pertinente analizar qué tan creíble es acusar de acaparamiento a las distribuidoras de productos de consumo masivo, cuando una de las justificaciones dadas por los propios voceros del Gobierno al desabastecimiento, es que los proveedores se van de vacaciones colectivas desde diciembre hasta mediados o finales de enero.
Si realmente fuese un problema de acaparamiento, basta con auditar los registros de la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (Sada) -que conoce qué se importa, qué se produce y qué se distribuye y a dónde- y verificar todos los galpones del país para ver dónde están los productos. 
De esta forma, bastarían dos o tres días de decomisos y anuncios altisonantes para recuperar los inventarios y acabar con las colas. Tristemente se hacen los decomisos, se lanzan acusaciones y nada mejora.
Doble discurso oficial
¿Por qué mientras una parte de la cúpula oficialista grita “conspiración” otra convoca al empresariado para ver “cómo reactivar o aumentar la producción nacional”? He aquí la duplicidad que delata las verdaderas causas del drama que viven los hijos de Bolívar.
En resumen, la forma de acabar con la escasez no es activando operaciones de inteligencia, sino activando la inteligencia en la forma de operar del Gobierno. El país lo que necesita son menos excusas y más producción.

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