EL CAMPO VENEZOLANO



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18 jul 2014

PRODUCCIÓN DE SEMILLA NACIONAL HA IDO PERDIENDO ESPACIOS FRENTE A LA IMPORTADA

María Beatriz Parilli  Ultima Hora Digital

Las dificultades que atraviesa la producción nacional de semilla no ha sido un factor para que la Fundación Danac baje la guardia en su trabajo de apoyo a la agricultura, con la creación de híbridos de calidad que van destinados a satisfacer las necesidades de los productores y la agroindustria procesadora, urgida de generar alimentos suficientes para una población que crece a un acelerado ritmo.

Esta organización sin fines de lucro, creada y sustentada por Empresas Polar en 1986, asumió el compromiso de ir revirtiendo el descenso de la producción nacional de semillas y contribuir a que se recupere el espacio perdido, según explicó su personal directivo e investigadores, durante el I Taller de Periodismo Agrícola efectuado por Fundación Danac, en su sede administrativa, ubicada en San Felipe, estado Yaracuy.

Juan Raúl Salas, gerente general de Fundación Danac, señaló que el hecho de que el campo venezolano sea sembrado, en su mayoría, con semilla de maíz blanco importado, no es porque el material nacional no sea de calidad, sino porque la oferta interna ha bajado.

Actualmente, en el país se producen alrededor de 3 millones de kilos de semilla de maíz blanco, cuando los requerimientos están por el orden de los 14 millones de kilos. “Antes estábamos más o menos en 50% de materiales nacionales y 50% importado. Inclusive, hubo años en que el país superó el 70%, pero esto se ha venido perdiendo y hemos llegado al extremo de que sólo producimos entre el 10% y 15% de lo que se utiliza para la siembra”, dijo José Zocco, jefe de producción de semillas de la organización.

Una prueba de que la producción en el país ha ido perdiendo fuerza, es que los ensayos de validación agrícolas efectuados por el Servicio Nacional de Semillas (Senasem), están integrados principalmente por empresas transnacionales, de acuerdo con lo referido por el especialista, quien señaló que el precio es una de las principales restricciones del mercado interno.

Zocco refirió que mientras un saco de 18 kilos de semilla de maíz blanco importada se vende a 4 mil bolívares, el saco de la nacional -que trae unos 20 kilos-, está regulado entre 600 y 1.200 bolívares, por lo que las empresas prefieren comercializar el material que viene de otros países.

Jesús Alezones, gerente de Investigación y Desarrollo de Fundación Danac, indicó que las empresas han bajado la marcha en la producción de semilla nacional y no están trabajando al 100% de su capacidad, porque sus costos operativos son elevados y sus ganancias son bajas, a diferencia de los ingresos que perciben por la venta de las simientes importadas. 

Dijo que esta situación es distinta en el caso del arroz, para cuya siembra se utiliza el 100% de la semilla generada en el país.

Reto 

En medio de este escenario, se desenvuelve Fundación Danac, organización que no produce ni vende semillas con fines de lucro, sino que genera híbridos que son entregados a las empresas semilleristas, para su multiplicación y posterior venta a los agricultores, quienes las cultivan para producir la materia prima que es entregada a la industria procesadora de alimentos de consumo humano y animal.

“La industria nacional de semilla no está en un buen estado financiero, lo que quiere decir que los programas de mejoramiento genético e investigación, tampoco. Sin embargo, en los ensayos de validación agrícola nos damos cuenta que los materiales que tienen mejor comportamiento son o los importados o los de Fundación Danac, así que tenemos con qué defendernos”, sostuvo Alezones.

El reto para la organización es crear materiales de maíz blanco, arroz y soya que satisfagan las necesidades de los productores agrícolas y de la agroindustria, al alcanzar óptimos rendimientos y de calidad, como lo demanda una población que para el año 2050 se calcula que ascienda a 10 mil millones de personas.

El gerente de investigación y desarrollo destacó que a futuro habrá una alta cantidad de población, a la que habrá que alimentar con las mismas fincas o quizás menos tierras, por lo que se requieren semillas que generen cada vez una mayor cantidad de kilos por una misma unidad de superficie.

“En arroz, los rendimientos en Venezuela inicialmente estaban en los 1.000 a 1.200 kilos por hectárea y hoy día estamos sacando 7 mil kilos por ha., y esto tiene que seguir creciendo. En maíz, antes obteníamos 1.000 a 1.500 kilos por ha. y ahora llegamos a 9 mil kilos”, precisó.

En cuanto a superficie, la cantidad no ha variado mucho a escala internacional. Alezones enfatizó que en el mundo se siembran cerca de 180 millones de hectáreas para la producción de 900 millones de toneladas de maíz, 160 millones de has. que equivalen a 700 millones de tons. de arroz y 220 millones de has. en las que se generan unos 700 millones de tons. de trigo.

Procesos 

Durante el taller a comunicadores sociales, los investigadores revelaron parte de los procesos que conlleva la producción de híbridos, los cuales pasan por una serie de procedimientos de mejoramiento genético en campos experimentales y laboratorios de biotecnología agrícola, en los que se establecen ensayos para medir su calidad y resistencia a plagas y enfermedades.

Manuel Ávila, especialista en investigación, detalló algunos de los pasos que se siguen para obtener los materiales de semilla con las características deseadas, principalmente en maíz blanco, cuyo 80% de la cosecha es destinada a la producción de harina precocida, y en arroz, del cual en el país se consume mayoritariamente el de tipo mesa.

“Nuestro trabajo es de apoyo a la agricultura. Hay una variabilidad de usos para el maíz y arroz, pero siempre buscamos elaborar los de mayor demanda por la población venezolana, a través de los ensayos que tenemos en nuestros campos experimentales o en los lotes de predios de algunos productores que nos colaboran y donde hacemos los cruces de plantas, para generar híbridos que sometemos a diversas pruebas en los laboratorios de granos y calidad, protección vegetal y biotecnología, hasta ser validados por el Senasem. Todo este proceso puede llevar entre 8 a 10 años”, precisó.

Entre algunas curiosidades de la producción en Venezuela, Jesús Alezones recalcó que mientras en el mundo el 95% del maíz que se cosecha es amarillo, en este país se prefiere el cereal blanco, mientras que en arroz los venezolanos lo prefieren sueltecito, pese a que el que más se consume en el planeta es pegajoso.

En cuanto a la soya, comentó que actualmente se importan unos 1.6 millones de toneladas, ya que para satisfacer la demanda interna se tendrían que sembrar 1 millón de hectáreas, pero la superficie apenas llega a unas 30 mil que representa tan sólo un 2% de las necesidades de consumo nacional.

Novedades 

Para los próximos años, Fundación Danac espera incursionar en la producción de híbridos para arroz para lanzarlo al mercado, ya que en estos momentos sólo trabaja con variedades, de las cuales proviene alrededor del 74% de la cosecha nacional.

También prevé incursionar en la producción de híbridos para maíz morado, del cual “pronto tendrán noticias sobre la primera siembra de este tipo de cereal en Venezuela”, adelantaron los investigadores de esta organización sin fines de lucro.

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