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5 jul 2014

Las vacas están comiendo más excremento

El uso de yacija es recomendado bajo vigilancia sanitaria y control de calidad de la mezcla. La sequía en el campo acelera el cambio de planes alimentarios de reses de Perijá que son afectadas por la escasez.

Yasmín Ojeda  La Verdad

Luis González, productor de El Guaco, en Machiques de Perijá, apura la compra de un camión de yacija. Son 300 sacos de excremento de pollo que llegan directos de galpones de granjas avícolas de La Cañada de Urdaneta y Jesús Enrique Lossada para la mezcla de comida de las reses de doble propósito ante la falta de pasto y alimento concentrado.
Se asegura adquirir lo suficiente para tener la garantía de alimentación del rebaño “porque hay escasez de todo”. El subproducto que desechan las granjas de ave es la opción que ahora buscan con insistencia los pequeños productores que no tienen para pagar 12 mil 900 bolívares por centenarios de sacos.
González recuerda que “cuando llegan los camiones a la entrada de Las Piedras (Perijá) vuelan los productores a comprar”. Desde hace dos meses comenzó a mezclar yacija con sal, melaza y minerales “porque no hay alimento concentrado y la sequía no dejó pasto”.
Alimentar a los bovinos con yacija es común. “No es un sustituto del alimento concentrado”, precisa Nelson Pirela, médico veterinario y profesor universitario. El contenido, además de excremento y orine de pollo, es la concha de arroz. La mezcolanza carga proteínas y ácidos grasos que en “la práctica son buenos”. Solo existe un “riesgo”: puede derivar en “problemas de sanidad”.
Pirela señala que el uso “está comprobado en la producción animal”. Por años ha tenido presencia en los potreros, y “en tiempos de crisis aumenta más”, precisa el productor Luis González.
En los laboratorios está comprobado su resultado, “pero depende de la calidad de la yacija. Algunas veces se mezcla con aserrín” para la cama del pollo, lo que para el consumo de reses podría derivar en “bacterias y parásitos”, advierte el médico veterinario.
Los productores conocen de las consecuencias si no aplican en paralelo un plan para desparasitar y vacunar las reses. González agrega que se bajan los costos de alimentación, aunque en estimación de uso de melaza, sal y plan sanitario la balanza pierde la inclinación.
 8 mil bolívares por 20 sacos de alimentos concentrados disparan la inflación en campo.

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