EL CAMPO VENEZOLANO



"SI EL CAMPO CRECE, TODO EL PAIS CRECE, SI AL CAMPO LE VA BIEN, A TODA VENEZUELA LE VA BIEN"

31 may 2014

COMUNICACIÓN INTIMA CON EL CABALLO

Los susurros son eternos & Reflexiones sobre un Susurrador y Domador de Caballos. Las siguientes palabras las escribí hace unos 8 años y solo las compartí con quien era mi Patrón y amigo, esto tenía que ver con nuestro momento en el trabajo con nuestros caballos. 

Rubén Morales P.   Engormix  Visionagro   2006

En esta época, no es posible ver a un susurrador de caballos en un ambiente donde la energía predominante sea  distinta a la reflexión, al respeto a lo superior. El susurrador necesita establecer una comunicación fina, intima con el caballo, ésta tiene por objetivo recoger la nobleza del caballo y lograr que se manifieste en términos perceptibles.
 
El susurrador busca dentro del caballo el porque de su comportamiento, de su propuesta, de su mensaje y este por qué, resulta tangible. 
 
Entonces es posible para el susurrador comprender la razón, el origen de las incomodidades, ansiedades, y reacciones del caballo, las mismas que se procuran manipular.
 
Entonces el susurrador siente que una vez más el caballo actúa en justicia, en respuesta a lo que su ambiente es y fue, en respuesta a lo que todo su ambiente es.  Y surge entonces, nuevamente la complicidad del susurrador, es cómplice con el caballo por que respeta su espíritu, sus expectativas, su lenguaje, su vida.
 
 Pero también es cómplice con las personas que rodean al caballo, por que es conciente de cuantas cosas molestan al caballo día a día, sin embargo no interviene, observa y calla, es un susurrador.
 
Nunca ha sido posible dominar el espíritu del caballo por la fuerza, se le ha forzado a trabajar, pero eso es meramente maltratar para recibir a cambio un grito de auxilio cuya fuerza puede mover trenes.
 
Susurrar caballos es parecido a cultivar flores, en ese plano el susurrador es como el jardinero, pero un jardinero cómplice con las flores, por que respeta el invierno y espera paciente la primavera. 

No siente ambición por ver flores en invierno, en invierno disfruta el descanso de sus plantas, que no es ausencia de belleza, no es ausencia de vida, no es ausencia de energía, al contrario es todo esto y más, es el comienzo del ciclo, es la renovación, el fortalecimiento, es la esencia esperando por manifestarse.
 
Pero demasiadas personas desean del caballo solo la flor, ni siquiera su aroma, solo la flor, pocas personas distinguen la necesidad de “pequeños inviernos” que tiene el espíritu del caballo, para rehacerse, para dar más vida, con más fuerza.
 
El invierno es un momento hermoso para quienes reconocen lo vital de los ciclos, pero el invierno no conquista tantos corazones como las flores, y el espíritu del caballo tampoco conquista tantos corazones como si lo hace su fuerza y belleza.
 
El susurrador siempre aprende, aprende de los maestros y del propio caballo, un susurrador aprende cuando ve el éxito de un caballo y también cuando ve el fracaso de un caballo, pues, tiene conciencia de lo que sucede y sucederá con el caballo y el por qué.
 
La formula de alineación con el caballo siempre trabaja, siempre esta presente, sea  que permite al susurrador advertir a los demás el error o el acierto.
 
El susurrador puede poner esfuerzo en cosechar la nobleza del caballo, pero no puede forzarla, es un fruto, tiene su propio ritmo. 
 
El trabajo del susurrador también es agresivo, cuando demuestra que con intuición y sabiduría se enseña mas y mejor que con fuerza y arrogancia. Ahí, el susurrador esta sin proponérselo, poniendo unos peldaños mas abajo a decenas y decenas de entrenadores insuficientemente precisos.

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